El Gobierno se enfrenta a la realidad de tener minoría parlamentaria y al rechazo a su plan económico - Política y Medios
10-12-2024 - Edición Nº6157

ENTRETELONES DE CASA ROSADA

El Gobierno se enfrenta a la realidad de tener minoría parlamentaria y al rechazo a su plan económico

A pesar de la creciente impaciencia social, Milei no flexibiliza su ajuste dogmático y el grueso de la población continúa cargando el peso del equilibrio fiscal. Entretanto, sus bloques en el Congreso están en llamas y sufrieron dos expulsiones en 24 horas.

Por Juan Pablo Peralta, desde Casa Rosada.

Las encuestas de imagen que observa el Gobierno están poniendo en alerta a los popes de La Libertad Avanza. La “territorialidad digital” empieza a demostrar sus falencias, inclusive un efecto contrario por cómo está siendo utilizada de manera extremadamente beligerante. Ese Javier Milei desaforado que insultaba a los cuatro vientos atrayendo al 30 por ciento del electorado empieza a diluirse en el marco de un ajuste sistemático que no cesa.

Los últimos datos de julio mostraban desde la consultora Fixer que el jefe de Estado empezaba a superar el 50 por ciento de negatividad al igual que las expectativas económicas con respecto a su administración. El “triángulo de hierro”, como califica el propio mandatario al tridente decisorio que componen él, su hermana Karina y el consejero Santiago Caputo, viene recibiendo golpes que no se esperaban en este primer año de gestión.

La calma que había traído la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal se esfumó en las últimas semanas cuando el oficialismo no logró quedarse con la bicameral de Inteligencia, que ahora deberá rendir cuentas frente al archienemigo de Balcarce 50, el radical Martín Lousteau, en conjunción con el diputado de la UCR -integrado al kirchnerismo- Leopoldo Moreau y el senador Oscar Parrilli.

Lo mismo cuando se puso en juego el DNU con fondos por 100 millones de dólares para la denominada “nueva SIDE” y la aplicación de una fórmula de movilidad jubilatoria que es rechazada por Casa Rosada.

Hace pocos meses se veía exultante al consultor –y factótum- de la administración libertaria predicando que todos los errores que ellos pudieran cometer no superan -ni por asomo- los de los últimos cuatro años del Frente de Todos.

Sin dudas que el “Albertogate” le dio un poco de oxígeno a las intrigas palaciegas en Balcarce 50 y en el Congreso, que sumaron las riñas con el socio y aliado circunstancial, Mauricio Macri, que más que cargos para los suyos en el organigrama libertario pretende que termine la persecución judicial que se inició contra él por las causas de espionaje ilegal desde 25 de mayo 11, como de costumbre, en conjunción con ágiles operadores de Comodoro Py.

Tras tres cenas en Olivos entre milanesas con ensaladas y entraña, el expresidente y el actual negociaron una pax que el propio Cristian Ritondo salió a condicionar cuando señaló que van a “acompañar lo que es el camino correcto” y “cuando haya algo que no nos guste, vamos a votar como votamos la última vez”.

La advertencia proviene de su jefe, quien le demostró al “entorno” de Milei -y al propio titular del Ejecutivo- que sin su respaldo la gobernabilidad está en peligro. Ahora comienza a entrar en un cono de sombras el pliego de Ariel Lijo a la Corte Suprema, cuestionado por él y Victoria Villarruel, una adversaria interna que creó y potenció el llamado “karinismo”.

De esas lides salieron los máximos oprobios contra Macri y la Vice, siempre en off the récords, esos que el arco político dialoguista empieza a repudiar sistemáticamente. La voz cantante al respecto fue el ahora expulsado senador Francisco Paoltroni, invitado a dejar el bloque de LLA, al igual que Lourdes Arrieta en la Cámara baja. “El daño ya está hecho”, reconoció uno de los pocos integrantes de la gestión central que percibe inquietud en el rumbo que se está tomando.

El legislador formoseño que responde a Villarruel no tuvo empachos en decir que el discípulo de Durán Barba es un personaje que está perjudicando al Presidente. Sus trolls “son los enemigos del liberalismo, violentos, maleducados” y “ovejitas”, manifestó apuntando sus dardos en posición a Daniel Parisini (alias el Gordo Dan), Juan Pablo Carreira (alias Juan Doe), y muchos más que operan desde cuentas falsas a través de un sistema muy bien aceitado y costoso que funciona en el ahora inexpugnable Salón de los Próceres (ex de las Mujeres), en el primer piso de la sede del Poder Ejecutivo Nacional.

Un antiguo habitante de la Casa opinó entre risas que “al lado de esto que armaron acá, el troll center de Marquitos Peña era un locutorio de barrio”.

Desde ese dispositivo “paraestatal” se produce una retroacción y simbiosis cibernética que se activa en conjunto entre el primer mandatario y sus milicias virtuales, que salen a atacar sin piedad a los objetivos que marca la comandancia libertaria. Los términos claves que apuntan a viralizar al enemigo en la mira son varios: “Lacra keynesiana”, “zurdo de mierda”, “kuka sorete”, “montonero”, “kircho”, “domado”, “ensobrado” (junto a otros que son verdaderamente irreproducibles).

Esta semana salieron a usar con muchísimo vigor y énfasis -pero escaso resultado ante el rechazo generalizado- el clásico “viejo meado”. Lo hicieron celebrando la represión ordenada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, contra los jubilados –con quienes parece tener un karma insalvable-.

Los manifestantes de la tercera edad se movilizaron el pasado miércoles al anexo del Congreso y a la Plaza de Mayo en repudio al veto que les negaría un micro aumento de no más de 15 mil pesos en sus ingresos, pero que según los capitostes mileístas, resultan un atentado al equilibrio fiscal.

Ese mecanismo de disciplinamiento y amedrentamiento -mechado con carpetazos- que arrojan operadores oficiales a todos aquellos que osen esbozar la más leve insinuación de crítica o cuestionamiento a las políticas gubernamentales, es uno de los eslabones que va en detrimento de los índices de popularidad de los hermanos Milei y sus acólitos.

Los propios votantes de LLA reprueban este aparato que intenta neutralizar muchos hechos objetivos e indiscutibles. De hecho, el propio Manuel Adorni le reconoció a P&M que hay sectores que están retrasados, como la Industria, aunque a la vez puntualizó que ven luces verdes.

Otro que salió a sincerar que las cosas no están tan bien como se asegura desde su cuenta en X el mismísimo Milei, fue el ministro de Economía, Luis Caputo, que sin darle muchas vueltas al asunto reconoció que “la gente deberá esperar varios meses para comenzar a percibir la reactivación” que, a su entender, marcan los principales indicadores de actividad. La baja del Impuesto País, que él mismo había incrementado 10% ahora vuelve al 7% y es la justificación para ir con otro tarifazo de luz y gas del 4%.

En referencia a ese tema, este medio le preguntó al portavoz de la Presidencia si el Gobierno cree que todavía tiene margen para continuar ajustando a los argentinos, y además lo interrogamos sobre el feroz ataque que la Policía Federal ejecutó en la marcha que encabezaron los adultos mayores esta semana. El funcionario dio varias vueltas y de los dos temas expresó que la alternativa a la “corrección” -que lleva adelante el mileísmo- era emitir, y que lo que se hizo el pasado miércoles fue “cumplir el protocolo”.

Esta semana la agenda mediática estuvo girando alrededor de la quita de subsidios al transporte que vuelve a subir el boleto y favorece el rechazo a las medidas que se están tomando. “La paciencia tiene un límite”, expresó un dirigente de raigambre peronista que se integró a las filas libertarias, pero que como él mismo expresa “no come vidrio”.

El funcionario declaró a este portal que “en política si no escuchás a la calle estás perdido”. Y aunque se mostró esperanzado en que los últimos acontecimientos le sirvan a los Milei para reflexionar, confesó a que “no se puede depender de la mala imagen que ha sembrado todos estos años eso que acá llaman populismo, porque en un momento dado la realidad te pisa la cabeza y lleva a la gente a querer estar mejor, no importa si esa esperanza se la da un populista o un liberal”.

La clara intención de atemperar la relación con el macrismo y ordenar a la pequeña tropa propia parlamentaria, se nota en la acción de juntar por la tarde de un viernes al jefe de bloque de Propuesta Republicana, Ritondo; al de la bancada oficialista, Gabriel Bornoroni, y a quien fue reemplazado por éste, Oscar Zago, con otros miembros de esos cuerpos legislativos. Una actividad que demuestra que hay alarma en Casa de Gobierno. No es menor que el cónclave sea organizado en el palacio rosado y que lo capitanee el propio Javier Milei, pese a que como sostuvo siempre, aborrezca la “rosca política”.

La lejanía del jefe de Gabinete Guillermo Francos en las últimas negociaciones con los legisladores acuerdistas marca cierto cansancio del veterano ministro que ha intentado mediar entre los hermanos más poderosos de la Argentina y Villarruel.

El ministro coordinador contempla con preocupación la falta de resultados positivos en materia económica. “A buen entendedor pocas palabras”, nos respondió una persona de su entorno sobre el hecho de que fueran su segundo, José Rolandi y el vicejefe de Interior, Lisandro Catalán, los encargados de maniobrar en las tres fallidas tratativas que fracasaron en ambos recintos de la sede del Poder Legislativo.

De todos modos, el último día de la semana y bajo una Buenos Aires encapotada y lluviosa fue invitado a estar en este intento de mayor acercamiento a “los amarillos” y a los descarriados que dicen responder a Milei, pero no a su hermana, y mucho menos al polémico Santiago Caputo.

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