Los lados que completan el triángulo de hierro del presidente de la Nación, Javier Milei, comienzan a experimentar fricciones a raíz del desafío más importante para La Libertad Avanza en este año electoral: pisar con fuerza en la Provincia de Buenos Aires.

El distrito, que concentra el 38% de la población nacional y explica el 32% de Producto Bruto Interno (PBI) del país, es la gran obsesión en Casa Rosada; ya que además desde La Plata se gesta el más evidente de los rivales políticos que puede llegar a tener el oficialismo en 2027.

El asesor estrella del presidente y arquitecto de su carrera hacia el sillón de Rivadavia, Santiago Caputo, busca capitalizar el enfrentamiento entre Axel Kicillof y su madrina política, Cristina Fernández de Kirchner; para asestarle un golpe de realidad a un peronismo que parece no haber tomado nota del hastío del electorado con las novelas palaciegas.

El obstáculo para el hombre vinculado a los servicios de inteligencia de la administración libertaria es Sebastián Pareja, el titular de LLA en la Provincia, Subsecretario de Integración Socio-Urbana y senador bonaerense en uso de licencia.

Se trata de un cuadro que tiene línea directa con la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, quien le encargó la arquitectura política en territorio bonaerense en la previa a las elecciones presidenciales de 2023.

Tras mostrarse sonriente en una cena de la Fundación Libertad junto al presidente del PRO, Mauricio Macri, Caputo busca acelerar los acuerdos para que el diputado nacional del PRO, Cristian Ritondo, tome las riendas de una eventual alianza entre los partidos para jugar fuerte en Provincia.

Esto no sólo implica un desafío a la -hasta ahora- inapelable caudilla del partido de Gobierno, sino también una fisura en el vínculo aparentemente impenetrable entre el presidente y su hermana, ya que el desplazamiento de Pareja cuenta con el visto bueno de Milei.

El jefe de Estado no tiene el mejor de los conceptos del senador bonaerense, un hombre vinculado a la vieja política y que ahora es blanco de desgaste por parte del asesor estrella que, como se mencionó, mantiene estrechos vínculos con la SIDE.

Las denuncias de corrupción por presunto uso político del PAMI, que exhiben la huella del 'fuego amigo' en su origen, serían un punto de partida para entronizar a Ritondo. Un dirigente que surfeo indemne la polémica por el extenso listado de propiedades a su nombre revelado meses atrás -a raíz del cual entre correligionarios del PRO, irónicamente, lo bautizaron 'aloe vera'-.

En todo caso, la impugnación de Caputo tiene más que ver con el deficiente armado libertario en la provincia que con las irregularidades institucionales, en un Gobierno cuyo presidente de la Nación es investigado por promocionar una estafa multimillonaria internacional.

Los dirigentes elegidos por Pareja en muchos distritos no gozan de la mejor reputación local y, luego de lo ocurrido en las elecciones provinciales de Santa Fe y Río Negro, en Casa Rosada empiezan a proyectar una derrota categórica si no se apura el frente con Macri y compañía.

Tras las mencionadas denuncias de corrupción, comenzaron a trascender versiones de renuncia poco inocentes del subsecretario de Integración Urbana, potenciadas tras el anuncio del vocero presidencial, Manuel Adorni, de la disolución del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU).

A pesar de que, frente al público general, se apuntó contra el siempre conveniente antagonista Juan Grabois, hacia el interior de la dirigencia libertaria fue decodificado como un tiro por elevación a Pareja, a quien acusan de hacer quedar como un dream team al armado de Carlos Kikuchi.

El posteo de Adorni en redes sociales manifestó: "Se detectó que el FISU compraba terrenos contaminados, concedía obras a cooperativas sin antecedentes y demoraba el desarrollo de las mismas". El anuncio no especificó fechas y, siendo que Pareja se encontraba al frente del organismo desde hacía un año y medio, alimentó las suspicacias.

El ex presidente Macri se encuentra muy activo desde hace algunas semanas poniendo la cara para evitar la extinción del PRO.

El portazo del histórico intendente, Diego Valenzuela, provocó un sismo que trajo como efecto dominó una foto de Ritondo, Diego Santilli y el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, junto a Karina y Eduardo 'Lule' Menem casi como una formalización de un frente bonaerense.

Luego de esto el empresario se dio a la doble tarea de defender la gestión de su primo, Jorge Macri, en la Ciudad de Buenos Aires -cuarta administración consecutiva del PRO en la capital federal- y vender cara la alianza en la provincia donde la fragilidad libertaria ya es un secreto a voces.

Pero la situación implica una disyuntiva, ya que -mientras en el conurbano pide la escupidera- de la General Paz hacia el Obelisco el Gobierno nacional jugó fuerte contra el partido amarillo, encabezando su lista con uno de sus funcionarios de mejor imagen. Parece una ardua tarea presentarle al electorado una alianza en territorio bonaerense simultánea a una lucha en territorio porteño.

Tal vez este sea el motivo de que la campaña de Adorni se enfoque fundamentalmente en rivalizar con el líder de todas las encuestas Leandro Santoro, bajo el mantra de evitar que gane el kirchnerismo. Fuerza que no sólo no es Gobierno sino que nunca lo fue en la Ciudad de Buenos Aires.

En todo caso, las conversaciones de Ritondo, Santilli y Montenegro con la cúpula del Gobierno han sido estrechas y numerosas; y a menudo el PRO se ha desenvuelto como una suerte de paraoficialismo en el Congreso. Incluso Ritondo fue bien visto por Milei cuando los postularon como posible presidente de la Cámara de Diputados.

El desafío que tienen las partes por delante es alinear las voluntades de una serie de figuras con ego de amianto en un acuerdo que necesariamente va a dejar heridos.