
El 28 de diciembre de 2017 fue para los 75 mil habitantes de Azul un día para el olvido. Una fecha que los 220 operarios de FANAZUL borrarían del mapa si fuera posible. Entre Navidad y Año Nuevo, cuando los corazones se renuevan de esperanza, la decisión del por entonces presidente la Nación, Mauricio Macri, de cerrar y desguazar la fábrica de explosivos oscureció el futuro y condenó a la desesperanza a toda una ciudad.
Debieron pasar seis años,para que, tras la llegada de otro gobierno, se pudiera reconstruir la planta de pólvoras y explosivos más importante del país, devolviendo la dignidad del trabajo, al día de hoy, a188 azuleños.
FANAZUL no sólo fue cerrada: el gobierno de Cambiemos se ocupó además de desguazar y destruir las instalaciones con la clara intención de que no se reabriera nunca más. Detrás estaba el objetivo de favorecer a empresas privadas para las que FANAZUL era competencia. Al momento de su cierre, además de producir insumos para la defensa, proveía de pólvoras a la industria minera local y exportaba a países limítrofes. Además, era la única productora de TNT en el país, un explosivo de alta demanda en la minería y la construcción por ser más segura su manipulación.
Antes de su cierre, FANAZUL contaba con cinco plantas productivas en funcionamiento y ofrecía servicios de destrucción de materiales explosivos para la industria petrolera, el Poder Judicial y el Ministerio de Defensa. Sin embargo, debido a un proceso de desinversión y desabastecimiento ejecutado por el Gobierno anterior, la producción se redujo gradualmente, hasta su cierre definitivo el 28 de diciembre de 2017.
El 9 de junio pasado, cuando el presidente Alberto Fernández llegó a la fábrica para reinaugurarla, se informó que la reactivación requirió hasta el momento una inversión de más de USD 5 millones, y se tiene previsto invertir USD 1,5 millones adicionales. En total, durante el período 2020-2023, el Gobierno nacional destinará USD 6,5 millones para adquirir compresores de aire, grupos electrógenos de última generación, auto elevadores, tanques para recepción de ácidos, herramientas mecanizadas, materiales para el combate de incendios y sistemas de refrigeración de amoníaco.
Respecto a la infraestructura edilicia se refaccionaron edificios principales como el de la administración, Sistemas de Planificación Avanzada (APS en sus siglas en inglés), la planta de Nitroglicerina y Mastermix, oficinas internas, talleres, vigilancia y automotores. La recuperación del alambrado perimetral, las condiciones de accesibilidad internas, el estado general del predio y las condiciones de seguridad forestal, son fundamentales a la hora de planificar la seguridad en las plantas. Además, se habilitaron los servicios de agua, aire, vapor y energía eléctrica, como así también las redes principales de distribución interna (cañerías y equipos principales). Se mencionan, además, la reparación del autobomba, la ambulancia, los tractores para forestación, una combi para traslado de personal, como parte de la puesta en valor de los bienes existentes.
La reactivación de FANAZUL no debería cuestionarse, ya que es fundamental para la soberanía nacional contar con fábricas de explosivos que abastezcan a las fuerzas armadas. Pero, en este caso, la inversión que realiza el estado la pone nuevamente en competencia en el mercado de explosivos para uso industrial.
El primer contrato se firmó hace unos días con la firma Orica Mining Services Perú S.A. para abastecer durante cinco años de Mastermix. Orestes Galeano, integrante del secretariado nacional de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y director de INSSTATE (Instituto de Salud y Seguridad de las y los Trabajadores), explicó que "las máquinas anduvieron todas perfectamente. Se hicieron ya kilos de producción. Más allá de que son pruebas de calibración, todo salió perfecto. Ya se probó parte de Planta D -nitroglicerina- y va a continuar su proceso hacia Planta K, con el Mastermix. Todo salió a la perfección. Lo que se probó y produjo, ya es producción, ya va a la línea de producción".
En 2020, el Gobierno de Alberto Fernández inició el proceso de recuperación y puesta en valor de la fábrica, y promovió que Fabricaciones Militares reoriente su estrategia productiva y comercial para convertirse en un proveedor de productos de alta calidad destinados a las Fuerzas Armadas, organismos de seguridad, policías provinciales y sector privado.
“La reapertura de FANAZUL es una recuperación muy importante para Fabricaciones Militares y para Azul, pero sobre todo una recuperación para la industria nacional de la Defensa. Esto es una muestra de cómo se puede progresar, crear puestos de trabajo y volver producir y exportar", afirmó el ministro de defensa Jorge Taiana. “Tenemos la idea de un país que tenga una producción propia, con un nivel de desarrollo autónomo, con infraestructura productiva y una densidad industrial que permita desarrollar el valor agregado, la ciencia y la tecnología”, agregó el funcionario.
En la etapa final de un gobierno cuya imagen se fue deteriorando detrás de la inflación y el pago de una deuda externa que no contrajo, pero condicionó el desarrollo económico, la recuperación de FANAZUL es una muestra del espíritu que no pierden los gobiernos populares.
FANAZUL “fue una empresa muy importante que el gobierno que me precedió entendió que no hacía falta que existiera. Fue parte de una política generalizada que cerró muchas industrias, convencidos de que la Argentina no es un país llamado a industrializarse, sino que, decían entonces, podía ser el supermercado del mundo”, dijo el presidente durante la reinauguración.
En aquel no tan lejano diciembre de 2017, cuando la desazón y la desesperanza caminaban por las calles de Azul, más de un despedido lamentaba haberle dado el voto a quién lo privaba de llevar el plato de comida a su casa. Sin embargo, en el 2019, Juntos por el Cambio volvió a ganar en Azul.
Quizás el pensamiento liberal que aún encanta a sectores de la clase media y trabajadores jerarquizados, no permitió que la reinauguración de principal fábrica de la ciudad se viviera como una fiesta.
La ceremonia oficial quedó encerrada entre las sierras que circundan la planta pasando desapercibida para buena parte de los azuleños. “Hoy veo sellado un objetivo que nos fijamos el primer día de Gobierno y que estamos efectivamente cumpliendo”, dijo el presidente. Fueron seis años de lucha de los trabajadores. Cientos de días de acampe frente a la Municipalidad, cortes de rutas y vías férreas, llanto y bronca derramadas en cada marcha. Un capital de dolor que se suma a la inversión que durante los últimos cuatro años debió hacer el Estado Nacional para que FANAZUL vuelva a producir. Un capital de trabajo y soberanía al que el gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre deberá dar continuidad y cuidar de la especulación y el ajuste para que la historia no vuelva a repetirse.
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