Pese a que el período estival le da a Balcarce 50 un clima de soledad vacacional, en los despachos, entre la poca gente que deja ver este febrero demasiado caluroso en Buenos Aires, se percibe como crece -disfrazada de tranquilidad- una densa incertidumbre. Un fenómeno que se potencia a medida que corre la cuenta regresiva del mandato de Alberto Fernández.
En el contexto de una suerte de campaña improvisada, el presidente volvió el lunes a la misma provincia que había visitado el viernes. Nos referimos a Entre Ríos. Solo el fin de semana separó durante 48 horas al gobernador Gustavo Bordet con el Jefe de Estado. Primero se vieron en Concepción del Uruguay para lanzar el PreViaje 4 y anunciar futuras obras, y después en Paraná con el fin de entregar, según la información oficial, la vivienda número 85 mil de la gestión “albertista”.
En el transcurso de esas actividades que se hicieron en dos viajes –aunque se podrían haber realizado en uno- Fernández concedió una entrevista en Olivos a una periodista muy amiga de la portavoz, Gabriela Cerruti, que trabaja en un medio ligado al oficialismo. Allí se encargó de dejar en claro sus diferencias con Eduardo de Pedro (Interior). El ministro con el que, reconoció, ya ni siquiera dialoga.
Fernández no dejó pasar la ocasión para dedicarle una camuflada frase a Cristina Kirchner, a quien asoció con el “pasado”. Un gesto que enojó mucho a las huestes kirchneristas, que, conociéndolo, igual se siguen sorprendiendo por las posturas ambiguas que manifiesta -pública y privadamente- el presidente, al que consideran que ellos pusieron en Casa Rosada, pero que terminó traicionándolos.
“Es que el hombre está empacado con los pibes y la doctora”, afirmó un gremialista que visita asiduamente la sede gubernamental, y hasta hace poco veía posible un acercamiento entre el mandatario y su vice, algo que hoy descarta por completo.
Es que con caminar el Patio de las Palmeras se nota que “La Remisería” (oficina del Ministerio del Interior que funciona en la sede del Ejecutivo) se mueve en una lógica absolutamente independiente a la troupe albertista. Se sienten los recelos, las miradas cruzadas entre el equipo de comunicación presidencial y el de Wado; el único delegado de la jefa política del Frente de Todos que queda en pie en Casa de Gobierno.
Después de cientos de idas y vueltas, el martes, se supo por fin el día de salida de la jefatura de Gabinete de Juan Manzur. Será el 15 de febrero. Fue en el marco de un acto en Tucumán al que asistió Fernández -con la excusa de inaugurar una planta transformadora de energía- en el que en verdad fue a respaldar la fórmula que el renunciante funcionario compartirá con su “ex” archienemigo, Osvaldo Jaldo. Ahora como candidato a vicegobernador.
El interrogante sobre su reemplazo empezó al instante, y de todos los nombres en danza, se impuso, extraoficialmente, el del actual titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Agustín Rossi. Aunque en la semana no faltaron visitas a Rosada de representantes de Daniel Scioli, como su ex jefe de ministros en la provincia de Buenos Aires entre 2010-2015, Alberto Pérez.
Aquí, en Tucumán, con @JuanManzurOK trabajando junto a @OsvaldoJaldo para que sea gobernador, los tucumanos seguirán teniendo la dignidad que merecen.
— Alberto Fernández (@alferdez) February 8, 2023
Debemos seguir por la senda de los que piensan en las argentinas y los argentinos. Soñemos unidos y ese sueño se hará realidad. pic.twitter.com/jENNcSoa4S
Entre las anacronías de los tiempos que corren, en el palacio de Gobierno se registran imágenes inesperadas, como por ejemplo, la de ir por un pasillo y cruzarse con el Director del Consejo Asesor para la mejora del diálogo institucional, Juan Manuel Abal Medina (hijo). Retornado a la administración central de la mano de Fernando “Chino” Navarro, otro dirigente del Movimiento Evita con cargo muy largo: Secretario de Relaciones con la Sociedad Civil y Desarrollo Comunitario de la Jefatura de Gabinete.
Vale recordar que Medina fue, entre otras cosas, jefe de Gabinete de CFK, quien hoy -junto a su hijo Máximo- prefieren tenerlo lo más lejos posible.
Los periodistas acreditados en Balcarce 50 recordamos cuando todavía no había reconocido que colaboraba con la cofradía de Emilio Pérsico, y en un cruce por una de las escaleras blancas de Gobierno (acompañado por Navarro), le preguntamos si nos podía contar qué hacía otra vez en Rosada. A lo que respondió, con cara de congoja: “estamos organizando el velatorio de un compañero que falleció”. Obviamente, después de la “ingeniosa” respuesta, no comments de nadie.
Pero dejando de lado las notas de color que ofrece la sede del Poder Ejecutivo por estos días aciagos, no se puede evitar volver a la coyuntura que mezcla, como la llaman los propios albertianos: “la novelita de la interna” y los graves problemas económicos. La convocatoria a la mesa electoral (y no política) que hizo el presidente, va perdiendo fuerza ante la condición impuesta por Fernández sobre no discutir temas de su gestión con el kirchnerismo.
En el corte semanal, Alberto Fernández visitó una colonia de vacaciones para chicos con discapacidad en CABA, y el jueves viajó a los pagos de Ricardo Quintela, la provincia de La Rioja, donde inauguró un parque recreativo y entregó ambulancias junto a quien suena como su compañera de fórmula -si es que va por otro período- Victoria Tolosa Paz.
El eje central de esas presentaciones públicas gira en torno a defender su administración. “Si nos quieren llamar demagogos, que nos llamen demagogos. Si nos quieren llamar compradores de votos, que nos llamen compradores de votos”, apuntó el jefe de Estado luego de haber entregado 73 inmuebles en esa zona.
El viernes encabezó un evento en la localidad bonaerense de Berazategui junto al intendente local, Juan José Mussi. En el lugar entregó material escolar y deportivo, además de prometer la construcción de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Otra vez estuvo acompañado de la ministra de Desarrollo Social.
Fernández salió a asegurar que en los últimos dos años “la Argentina creció más del 16%”. “¿Eso saben en qué nos convierte?”, preguntó y se respondió: “Nos convierte en el segundo país del mundo que más ha crecido en los dos últimos años. Solo China nos supera en crecimiento económico”, remató.
En el marco de ese raid electoral del presidente, quien las tiene cada vez más complicadas es Sergio Tomás Massa. El ministro de Economía que llegó como el salvador, prometiendo -para abril de este año- una inflación del 3% promedio.
Sin embargo, las pujas intestinas y la falta de confianza en una administración que llega exhausta a su último año, le advierten que el dólar blue va camino a los 400 pesos, y que, pese a su programa de Precios Justos, las remarcaciones continúan sin piedad, llevando el índice de inflación del pasado mes de enero a una cifra que no puede bajar del 5,7% que pronosticó el propio Banco Central.
De esta manera, la ampliación del Programa #PreciosJustos continúa llevando tranquilidad a las y los argentinos y nos permiten seguir en este sendero de reducción de la inflación, para que el salario le gane a los precios y que la gente pueda vivir mucho mejor.
— Sergio Massa (@SergioMassa) February 7, 2023
Entidad que dilapidó 559 millones de dólares para sostener el tipo de cambio e intentar frenar la devaluación. Una circunstancia que lo pone en conflicto con los camporistas que lo miran desconcertados. Otra cuestión que preocupa al tigrense es cumplir con las metas que impone el FMI, que, por ahora, están en duda.
El otro foco de incendio autoprovocado, y que en este caso es una clara decisión del presidente, es la de seguir recortando planes sociales sin un verdadero mecanismo de inserción laboral.
Sin que nadie se lo espere, el primer día hábil del mes, 154 mil beneficiarios del Potenciar Trabajo se encontraron con la mitad de sus haberes en los cajeros (unos 15 mil pesos). Lo que motivó una importante movilización en todo el país de la Unidad Piquetera que lidera Eduardo Belliboni desde el Polo Obrero.
El problema es que lo mismo ocurrió con gente que está en los movimientos oficialistas, como el Evita y Barrios de Pie. Pérsico y Daniel Menéndez guardan silencio, pero están recibiendo centenares de reclamos de sus bases, que ven con temor que sus salarios pueden caer.
La mayoría de los que atraviesan el posible quite de la ayuda habían realizado la reinscripción que pidió Tolosa Paz, igual son víctimas de la decisión electoral que, según los referentes del ámbito social, apuntan al votante que pide que se eliminen los planes definitivamente, sin pensar que una chispa puede encender la mecha de muchos más piquetes, pedidos de alimentos en los supermercados, o los inquietantes saqueos.
El cuadro de situación es muy complejo, y en rigor de verdad se percibe que poco importa a la mayoría del cuerpo social si será o no Rossi el que ocupe el lugar de Manzur. Menos aún los posibles nombres que vayan a parar a las listas del peronismo y de la oposición, que el domingo 12/02 ya tiene su primera prueba de fuego en La Pampa.
El hombre y la mujer que transita la calle entiende, como estableció una encuesta de Analogías (muy cercana al kirchnerismo), que el 47,3% de los consultados cree que el poder adquisitivo de sus ingresos será menor al de 2022. Un 19,5% entiende que seguirá igual, y sólo un 16,7% ve una posible mejora.
Ante estos números, es peligroso para toda la corporación política seguir jugando al Antón Pirulero, esa mecánica en la que cada cual atiende su juego, pero sin perspectivas de recuperación a corto, mediano y largo plazo.