Con el fin de generar un efecto sorpresa, y después de una tarde de duras negociaciones cruzadas en la cúpula del Frente de Todos, el viernes pasado a la noche se anunciaron los cambios en el Gabinete nacional. Sin solución de continuidad, el lunes asumieron en el Museo del Bicentenario los elegidos para intentar oxigenar la gestión luego de la dura derrota del 12 de septiembre. Los más resistidos (del no tan nuevo staff) fueron el flamante jefe de Gabinete y gobernador de Tucumán (de licencia), Juan Manzur, y el hombre que quizás haya ocupado más cargos en la función pública: Aníbal Fernández, quien fue designado como ministro de Seguridad y una suerte de vocero gubernamental.
El primero fue objetado por el colectivo feminista debido a su reconocida posición antiabortista, materializada en la decisión de impedir una Interrupción Voluntaria de Embarazo (ILE) en su provincia en 2019, y por la cual fue denunciado por la actual ministra de las Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, quien expresó que lo volvería a hacer, pero eso no le impide tener un trato institucional con su nuevo jefe coordinador. El segundo, por sus formas y vinculaciones forzadas que motorizó la oposición y el planeta mediático con una red de tráfico de efedrina y el Triple Crimen de General Rodríguez, del cual le quedó el apodo de “La Morsa”.
Julián Domínguez retornó para negociar con el Campo en otro escenario de conflicto con el Campo. Jaime Perczyk tendrá que lavar la cara de la administración pandémica en Educación que dejó el saliente Nicolás Trotta. Daniel Filmus relanzará la cartera de Ciencia y Tecnología, y Juan Ross, pese a formar parte de la estructura de Comunicación y Prensa de Presidencia que sigue sosteniendo desde afuera Juan Pablo Biondi (y desde adentro su segundo, Marcelo Martín), tiene la misión de evitar las sospechas fundadas con respecto a operaciones en contra de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, quien desde el Instituto Patria, junto a La Cámpora, aún conservan dudas sobre el accionar de quienes, por ahora, permanecen en funciones en ese espacio de Casa Rosada.
Terminado el acto de juras, con discurso incluido de un nervioso, disfónico y tembloroso Alberto Fernández, se acercaron a hablar con la prensa acreditada en Balcarce 50, el propio Manzur y Aníbal. Ambos minimizaron las peleas internas en el oficialismo. El tucumano aseguró que las diferencias en la fuerza gobernante están “zanjadas y terminadas”, y que sus integrantes están “unidos y cohesionados, siguiendo las instrucciones de quien comanda el Poder Ejecutivo, que es el presidente de la Nación”. Aníbal, en tanto, habló en parábolas criollas: “Hay dos cosas que no me gustan tibias, el mate y el Peronismo”.
En el afán de mostrar diligencia por resolver el reclamo de las urnas, el martes se hizo en Casa de Gobierno una conferencia de prensa tempranera encabezada por la ministra de Salud, Carla Vizzotti y el mismo Manzur. Allí se anunció la flexibilización de las restricciones sanitarias, en particular la del uso del tapabocas al aire libre (a partir del 1 de octubre). La decisión generó diferencias con varios distritos que mantienen la obligatoriedad de su utilización, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Por su parte, el Jefe de Estado participó de manera virtual en el Debate General de la 76° Asamblea General de las Naciones Unidas, donde manifestó que la Argentina fue sometida a un endeudamiento tóxico con el FMI y ratificó la soberanía sobre las islas Malvinas. Por la tarde, y después de una reunión de todos los sectores en el Ministerio de Trabajo, se dio a conocer en Balcarce 50 la suba del Salario, Mínimo, Vital y Móvil, que llegará a sólo 33.000 pesos, recién en febrero del 2022.
A mitad de semana, Manzur convocó a todo el Gabinete a las 7:30 de la mañana en la sede del Poder Ejecutivo. Fue un cónclave que duró casi tres horas. Quienes hablaron cuando concluyó dijeron que “básicamente se trató de un encuentro de presentación que se va a desarrollar cada 15 días”. No hubo anuncios, pero sí muchos voceros en el Patio de las Palmeras que no incorporaron novedades. Entre ellos, Alexis Guerrera (Transporte), Filmus (Ciencia y Tecnología), Jorge Taiana (Defensa) y Vizzotti (Salud). En procura de exhibir un esquema diferente de comunicación, Filmus y Vizzotti comandaron otra rueda de prensa improvisada afuera de la Rosada, sobre la salida de Balcarce y Rivadavia, tampoco allí hubo novedades.
En este formato de gobernanza, el presidente Fernández no participó en ninguna de estas actividades. Al mediodía sí estuvo en José C Paz para inaugurar la Facultad de Ciencias Médicas (UNPAZ) junto al intendente local, Mario Ishii, el mismo con quien estaba almorzando cuando se enteró de la puesta a disposición de las renuncias de todos los funcionarios que responden a La Cámpora y CFK la semana pasada. El evento fue a modo de relanzamiento de la campaña electoral rumbo al 14 de noviembre y, por eso, el mandatario reafirmó que cumplirá con su compromiso de “poner a la Argentina de pie". Lo hizo con críticas a la oposición, que ahora le cuestiona la apertura en materia de salud.
Otra vez, el jueves, Fernández continuó con una agenda pública paralela a la del Gabinete. A través de un mensaje grabado, participó de la sesión de apertura oficial de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios 2021. En la misma pidió eliminar "políticas agrícolas distorsivas y proteccionistas que han perjudicado tradicionalmente a los productores agrícolas". Lo hizo mientras desde diversos sectores del agro, incluyendo al gobernador aliado, Omar Perotti (Santa Fe), le exigen que termine con el cepo a la exportación de carne vacuna.
En el atardecer previo al último día de la semana, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, dio detalles de la suba del Mínimo no Imponible del Impuesto a las Ganancias en el Salón de Conferencias de Casa Rosada. En ese contexto aseguró que ninguna de las medidas económicas que está tomando el Gobierno son electoralistas y que la intención es que los salarios estén por encima de la inflación. Al rato, el funcionario laboral hacía chisporrotear el frágil acuerdo de paz frentista hasta las legislativas, cuando por una emisora radial salió a decir que “no hace falta mandar la renuncia a un diario para que se sepa que tu cargo está a disposición del Presidente”.
En esa jornada, y cuando ya caía el anochecer porteño, empezó a circular desde los celulares de la vocería oficial, el comunicado de la Unidad Médica Presidencial donde se informaba que la primera dama, Fabiola Yáñez “está embarazada de diez semanas”. Quedaban atrás semanas de rumores que venían desde el 14 de agosto, cuando la compañera del titular del Ejecutivo subía una foto en su cuenta de Instagram tomándose la panza en una actividad en la que lo acompañó a Iguazú (Misiones) para encabezar una presentación junto al gobernador Oscar Herrera Ahuad.
En el cierre de siete días de cambios y adrenalina, Fernández tomó una decisión que deja en claro como se agudizan las diferencias en el seno de la alianza gobernante. El mandatario no participó del acto central en la localidad bonaerense de Pilar (pagos del intendente Federico Achával), donde se presentó el programa Previaje para jubilados. Se supo que el Presidente no quiso compartir escenario con la titular del PAMI, Luana Volnovich (una de las camporistas que le puso su renuncia a disposición), y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof (uno de los jefes distritales que también le soltó la mano). Un desplante que llega luego de las presiones que recibió con la jugada de los renunciamientos que no fueron, pero que dejaron graves heridas. En su lugar estuvo Manzur, quien después de deshacerse en halagos a Axel y Luana, para quienes pidió fuertes aplausos, lo nombró únicamente para felicitarlo porque se le “va a agrandar la familia”. Él llegó sobre el final en helicóptero para reunirse con un grupo de 40 adultos mayores, pero sólo para la foto, una hora más tarde retornó a Casa Rosada y en su despacho recibió a Maximiliano Sánchez, un joven de la comunidad wichi que ganó un premio de la fundación Varkey (en colaboración con la UNESCO) por el desarrollo de una aplicación que traduce del español al idioma de su pueblo.
Las agendas están complicadas para estos casi dos meses de campaña. Quienes intermediaron entre las facciones en pugna para garantizar la unidad hasta que llegue la hora de votar, deben recalcular lo que se viene. Cómo, cuándo y quiénes participarán de los actos electorales, en una coalición en la que se han roto los lazos, las lealtades y la confianza.