Este lunes, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) de los Estados Unidos, concluyó la aprobación de la vacuna contra el Sars-CoV-2 desarrollada por la farmacéutica Pfizer y el laboratorio alemán BioNTech.
Esto abre la puerta a escenarios hasta el momento restringidos en lo que refiere a las políticas de vacunación institucionales, estatales y hasta en los modos de circulación de la vacuna.
Se trata del primer suero para prevenir el Covid-19 (y en particular sus formas más críticas) en recibir este status que demuestra una eficacia probada sin provocar efectos secundarios de relieve, y puede impactar de manera contundente en el debate público sobre la posible obligatoriedad de la inoculación contra el virus pandémico.
“En principio, esto instala a la vacuna de Pfizer y BioNTech como producto biológico que permanecerá más allá de la pandemia. El resto de las vacunas sólo tienen autorización de uso de emergencia”, explicó a través de su perfil de Twitter el periodista científico Federico Kukso.
Además, explicó que desde aquí se allana el camino para que muchas instituciones legalmente puedan obligar a sus empleados a vacunarse, así como modificar sustancialmente el modo en que la vacuna circula: Pfizer podrá promover comercialmente la vacuna contra el Covid-19.
Entre las principales consecuencias de esto último, según precisó el comunicador, la compañía farmacéutica podrá fluctuar el precio de la dosis con base en los criterios de oferta y demanda.
Además, afirmó que la existencia de un fármaco oficialmente aprobado desincentivará la inversión estatal en nuevas vacunas en el país norteamericano, lo cual “ya se vio con la vacuna candidata de Inovio”.
En tanto, también se espera que la decisión ayude a comenzar a resolver la conflictiva reticencia de amplios segmentos de la población a vacunarse, alentando a los indecisos a hacerlo. Se trata de una problemática de mayor envergadura en Estados Unidos y algunos países de Europa en comparación, por ejemplo, con Argentina.
El nombre bajo el cual se comercializará la vacuna desarrollada en colaboración por Pfizer y el laboratorio alemán, BioNTech, es Comirnaty, y su categoría de fármaco seguro podría introducir cambios en lo que refiere a las políticas de vacunación -privadas y estatales- que vienen generando acaloradas discusiones públicas.
La aprobación completa también le permitirá a Pfizer hacer algo que no podía hacer hasta ahora: promover comercialmente su vacuna contra el coronavirus.
— Federico Kukso (@fedkukso) August 23, 2021
En nuestro país, provincias como Jujuy o Catamarca ya han dispuesto un ‘pase sanitario’ que establece la obligatoriedad de vacunación para el uso del transporte público y el trabajo estatal (en la primera) o la asistencia a espectáculos y espacios públicos (en la segunda).
También fue un tópico de debate durante las últimas semanas la intención del líder de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, de cesar el pago de trabajadores que no desearan vacunarse y que, por lo tanto, no podrían ser reintegrados a sus labores por el riesgo que representaban para el resto de la plantilla.
“Aquel que está con primera dosis ya puede ser convocado, pero se genera el problema con los que no quieren vacunarse. En ese caso nadie puede obligarlos, pero nadie puede obligar a insertarlos en un medio laboral con riesgo para otros trabajadores y sus familias. En esos casos, debe cesar la dispensa y la remuneración”, había expresado.
Sin embargo, esto fue rápidamente descartado por las autoridades nacionales, que recordaron que las políticas sanitarias son dispuestas por el Gobierno exclusivamente. En tanto, la propuesta ya había generado el repudio de la CGT y diferentes gremios en particular, así como de diversos sectores políticos.
No obstante, la discusión pública al respecto, así como las posibilidades legales de aplicar diferentes medidas de obligatoriedad, podrían sufrir modificaciones sustanciales ante la aprobación definitiva de las vacunas. Más aún en un país con una fuerte tradición de vacunación y uno de los calendarios obligatorios más completos del mundo, como lo es Argentina.