
Por: J.NyE
La relación entre Javier Milei y Mauricio Macri está al límite: no discuten, no se enfrentan públicamente, hablan menos que antes, pero están cerca de romper el vínculo que le permitió al libertario ganar el ballotage. El expresidente no logró insertar figuras de su confianza en el gabinete ni tiene claro si logrará acaparar las listas legislativas en 2025 en una alianza con La Libertad Avanza. Molesto, exhibe su capacidad de daño, tal vez el mayor atributo que desarrolló como dirigente político.
Macri mostrará el miércoles si está dispuesto a destruir el vínculo con el líder libertario o si prefiere seguir siendo un aliado que pide condiciones, pero aliado al fin. Santiago Caputo, el estratega del Presidente, quiere ponerlo contra las cuerdas. En el relato construido por el asesor estrella de Milei, si el PRO no aporta sus votos para rechazar el veto a la ley de presupuesto universitario, habrá cruzado la frontera hacia la izquierda. Está dispuesto a poner a su ejército de trolls al servicio de esa causa.
La polarización entre polos opuestos ideológicos fue planeada en un comunicado oficial de la presidencia posterior a la marcha del miércoles en defensa de la universidad pública, que se repitió en cada plaza del país y volvió a acorralar a Milei, quien pese a sus bravuconadas está dispuesto a ofrecer un 50% de aumento por encima del resto de la plata estatal.
Sólo así cree poder evitar una derrota en la sesión del miércoles que parece inevitable. Necesita 86 votos para que no se reúnan dos tercios y rechacen el veto a la ley de presupuesto universitario. En el Senado, esa mayoría es más fácil de alcanzar para la oposición que puja por tener esa norma.
Macri se las rebuscó para que Milei sufra. Pese a que su bloque de Diputados rechazó este proyecto cuando se votó, en agosto, el expresidente se negó a confirmar que volvieran a asociarse con La Libertad Avanza cuando se ponga a consideración el veto presidencial. Sin el aporte amarillo, no hay grantías de ratificar esa decisión.
Una reunión entre los bloques PRO de ambas cámaras el jueves previo a la sesión encendió las alarmas en la Casa Rosada, porque aparecieron dudas sobre el destino del prometido veto. “No tenemos una definición”, blanqueó el jefe de la bancada de Diputados, Cristian Ritondo, luego de la marcha.
Entre los miembros de su bancada hay posiciones disímiles. Un grupo se inclina por exigirle a Milei que de una oferta superadora, que al menos les dé una excusa para negar la indexación salarial que propone la vetada ley.
Este sector sostiene que si la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) determinó un costo fiscal de 0.14% del PIB, casi nada, sobre todo porque la ley sólo tiene aplicación en 2024 y deja la negociación entre las partes para 2025. “No puede decirnos que no va a dar un peso y mandarnos a bancar el veto”, dicen varios de los amarillos.
Más bronca hay en el PRO porque en una de las reuniones de coordinación de los lunes, que hay en la Casa Rosada, el exministro de Educación Alejandro Finocchiaro, planteó que el conflicto universitario era mejor resolverlo antes de la marcha del miércoles pasado. No lo escucharon.
Macri dejó que los suyos sembraran dudas sobre la continuidad de la alianza con La Libertad Avanza. Caputo no lo soportó y lo fue a ver el jueves. “Arreglá con Ritondo”, se escabulló el ex presidente, quien tiene el control de no menos de 30 diputados que son decisivos para Milei.
El presidente del PRO dio un mensaje este domingo en las redes sociales y no fue claro. Se negó a decir que apoya el veto pero pareció querer ayudar respaldando las auditorías a la UBA. El odio lo moviliza: esa casa de estudios es la cuna de poder de Martín Lousteau, a través de Emiliano Yacobitti.
La relación entre Milei y Macri nunca dejó de ser cordial: el economista habla bien de Macri, pero no le hace caso y logra enfadarlo. Tampoco le da los lugares que pide ni le abre camino a sus vínculos del sector privado.
Milei le dice a Macri “presidente”, acepta sus consejos, pero rara vez los usa para tomar decisiones. Menos le interesa al jefe de Estado los informes de la Fundación Pensar, que se elaboran bajo la coordinación de María Eugenia Vidal y cada vez son más críticos del Gobierno.
El último trabajo del tick tack PRO identifica a la mayoría de la población que no se considera capaz de cubrir sus necesidades y no confía en Milei. Macri mira esos sondeos con lupa. Estudia cada dígito y no define una postura clara.
“Lo único importante es no bajarnos de la bandera del cambio”, fue la definición de Macri a los senadores que lo visitaron en su residencia de Acassuso. Traducido: en ningún caso quedar pegado a la casta, como le llama a Milei a las redes de poder insertas en el Estado y en las organizaciones políticas.
Aun así, Macri necesita tensar con Milei para no quedarse fuera del armado electoral que pergeña la hermana, Karina, dueña del sello La Libertad Avanza, que sólo comparte con Martín Menem.
El riojano tuvo un cruce durísimo con Macri hace dos meses: el expresidente lo acusó de no saber manejar el Congreso y el jefe de LLA en la cámara baja, Gabriel Bornoroni, dijo que el titular del PRO había fracasado como presidente de la Nación.
Menem y Bornoroni no están solos: sus palabras son las de Karina, dispuesta a dejar a Macri en boxes en el cierre de listas. Le ofrecería los últimos lugares de las listas, una provocación. Creen que el titular del PRO no puede pedir mucho más, porque no tiene destino fuera del furgón de cola de LLA. Macri no se resigna a ese lugar. Está dispuesto a pelear por más.