Osteoporosis: Milei busca la pelea, pero se estremece en su debilidad - Política y Medios
18-02-2025 - Edición Nº6227

OPINIÓN

Osteoporosis: Milei busca la pelea, pero se estremece en su debilidad

El principal problema del presidente no es su locura, ni el ajuste, ni el parnaso de infelices que lo defienden en las redes sociales. Lo que aqueja al presidente es la osteoporosis. Esa debilidad en los huesos que lo hace temblar cada vez que va al choque. La falta de solidez en su gobierne lo expone a constantes lesiones.  

Por: Nicolás Mujico - Politologo UBA- Maestrando en Defensa Nacional UNDEF

 

Sin dudas, el gobierno transita meses claves con disputas trascendentales. El final está abierto a cualquier resultado. Esa sola circunstancia da cuenta de la dificultad en la que se encuentra el gobierno que, en 5 meses, no debería estar dudando sobre sus posibilidades de hacer pasar una ley o firmar un pacto. Es que el principal problema de Javier Milei no es su locura, ni el ajuste, ni el parnaso de infelices (en el sentido real de la palabra) que lo defienden en las redes sociales. Lo que aqueja al presidente es la osteoporosis. Esa debilidad en los huesos que lo hace temblar cada vez que va al choque. A Milei le gusta la pelea, pero se estremece en su debilidad. Muchas personas con esta afección no experimentan ningún síntoma hasta que, finalmente, sufren una fractura. La falta de solidez en su gobierne lo expone a constantes lesiones.  

A los débiles siempre les conviene la negociación. Sin embargo, el choque es su marca de estilo. El centro de gravedad de la concentración contiene en su dispositivo el germen de la batalla decisiva o, por lo menos, de la primera batalla. Eso enseñaba Perón en la década del 30 en sus apuntes de historia militar y en sus clases en la Escuela Superior de Guerra. La propuesta del presidente de dar batalla en el congreso donde tiene pocos ediles, en la calle, donde tiene pocos seguidores, y con los gobernadores, donde no tiene ninguno propio, implica un equilibrio sumamente desventajoso para sus pretensiones. El desorden constante de su práctica mediática, su poca reserva y profundidad de tropa, lo lleva a constantes desbordes a sus decisiones políticas. Marchas y contramarchas. Quizá estamos buscando complejas explicaciones a algo muy simple y muy llano como es la estupidez.  

El faraón o profeta de la libertad, quiere plantear una hazaña. Diseñar una nueva arquitectura política en el momento agonal de la batalla. Si el Pacto de Mayo finalmente se convierte en el acuerdo del Día de la Bandera o el de julio o se pasa para el Día del Niño o de la Madre, podemos asistir a uno de esos fenomenales puntos de quiebre en donde todo lo que pueda salir mal va a salir indefectiblemente mal. Durante el gobierno de Macri, la pieza del desvío fue la intervención del BCRA por marcos Peña, el primer héroe del Big Data y de otras invenciones del onanismo político que hoy hereda Santiago Caputo. Siete meses después, en conferencia de prensa, el presidente anunciaba que se había visto obligado a pedir el auxilio del FMI. A partir de ese momento, cuesta abajo en su rodada, las ilusiones pasadas, se convirtieron en polvo. Todo, indefectiblemente todo, comenzó a salir mal.  

En la escuela se estilaba hacer leer a los alumnos los consejos para gobernar la ínsula barataria para no olvidarse quién eres y no hincharse como la rana que quiso igualarse con el buey. El presidente rueda vìctima de su propia locura y, de a uno, será abandonado por todos.  

Villarruel tira y recoge. En alguno de esos lances pescará en río revuelto junto con su aliado calabrés. El presidente continúa la lectura del viejo evangelio sin advertir las enseñanzas del nuevo. Hace dos mil años que se sabe que siempre te traiciona el que come de tu plato. La renuncia de Posse no es un dato menor. En este gobierno sin reserva de tropa, cada renuncia lleva al presidente a buscar nuevos aliados porque amigos ya no le quedan. Hoy anda a la búsqueda de peronistas sueltos que le aportaran realismo por un lado y desencanto popular por el otro. Es difícil interpretar el voto, pero daría la sensación que el pueblo se lanzó a la aventura. Votó a un profeta y lo sigue. No quiere ni necesita realismo político. Como Forest Gump, Milei se lanzó a la carrera y, detrás de él, lo siguieron creyendo que tenía un mensaje cuando solo corría por desamor.  

La osteoporosis, sin embargo, no es solo un mal del gobierno. También el peronismo tiene sus problemas. Es que suele presentarse en personas de edad avanzada. Los hijos, a veces, abusan del cariño de las madres. No deberían llevar a la pelea a una mujer que, cuando todo pase, será recordada con cariño por todos. La disputa por la herencia se extendió demasiado tiempo. Como suele ocurrir con las grandes fortunas, todos se olvidan de trabajar y pretenden vivir de rentas mientras, sin advertirlo, se empobrecen. Discutíamos una mansión en donde todos teníamos lugar. Ahora peleamos por la vajilla el bandoneón y la silla de mecer del nono.  

El hijo adoptivo, por su parte, se muere de ganas de una alianza amplia donde tenga lugar sectores ajenos al peronismo. Mucho lugar. Las ganas de ir por afuera le hacen olvidar que, en 1985, también Cafiero fue por afuera, también gano y se impuso para luego perder con Menem. Tarde o temprano, la Argentina de las 24 provincias debe retornar y no tiene más remedio que hacerlo de la mano del peronismo que es el único partido que aún tiene el gen del federalismo navegando perdido por algún lugar de su organismo.  

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