Con una contundente movilización, el movimiento obrero ratificó este miércoles el paro general que había sido convocado para el próximo jueves 9 de mayo, en el marco del primer Día del Trabajador de la era Milei.

En medio de un crispado clima sociopolítico por la media aprobación de la Ley Bases en Diputados, que contiene entre otros elementos una reforma laboral que flexibiliza algunas de las obligaciones patronales y reduce las penalizaciones por informalidad, la marcha de la CGT envió un claro mensaje de resistencia del sector sindical.

Las numerosas columnas de los diferentes gremios movilizaron desde diferentes puntos de la ciudad hacia el Monumento al Trabajo, en una jornada que incluyó a los sectores agrupados en la CTA y CTA-Autónoma; así como en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), proyectando una imagen de unidad en la lucha contra el avance del Gobierno.

El desmantelamiento de organismos del Estado, la privatización de empresas y los despidos que se vienen produciendo y que podrían ocurrir en el corto plazo también fue uno de los reclamos centrales del movimiento obrero, que llevó el lema “La Patria no se vende” como bandera.

Fue en este contexto que se ratificó el paro general convocado para el jueves de la semana que viene, al tiempo que se anunció el lanzamiento de una junta de firmas por la derogación del mega DNU 70/2023.

Sin grandes discursos, la dirigencia obrera se limitó a brindar su diagnóstico de la coyuntura en una conferencia de prensa posterior donde sintetizaron: “Argentina estaba mal y ahora está peor”.

El titular de Camioneros y secretario General de la CGT, Pablo Moyano, afirmó que los presentes habían llegado a “rechazar la entrega que se ha realizado ayer en el Congreso”, y desmintió en varias ocasiones que estuviera en duda el paro general.

💪 Día del trabajador y la trabajadora en la calle

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— CGT (@cgtoficialok) May 1, 2024

Otro de los integrantes del triunvirato que encabeza la central obrera, Héctor Daer, aseguró que “la CGT no negoció ningún proyecto, ni dictamen, ni media sanción” de reforma laboral con el Gobierno nacional.

Además, añadió un repudio particular a la Unión Cívica Radical (UCR), recordando que “presentaron un proyecto de reforma laboral paralelo que era aún peor que el del gobierno”, apuntando particularmente al presidente del bloque de Diputados, Rodrigo de Loredo. 

Los legisladores del partido centenario no ocultaron su disgusto tras la media sanción a la Ley Bases por la cesión del Gobierno al pedido de Miguel Ángel Pichetto de eliminar los pasajes que proponían la libertad sindical para los trabajadores, y establecía la limitación de los bloqueos por huelga.

El presidente del interbloque Hacemos Coalición Federal (HCF) había llamado a no confrontar tan directamente contra el sector sindical en el proyecto de Ley Bases para asegurar los consensos necesarios para aprobarla.

“Tenemos en agenda ir a visitar a todos los senadores para que no voten esta ley nefasta que va en detrimento del pueblo argentino. Los 33 senadores del peronismo se comprometieron a votar en contra. Saben que no pueden votar para privatizar empresas, para que vuelva el impuesto a las ganancias”, advirtió en conferencia Moyano.

Horas antes la dirigencia de la CGT había mantenido una reunión en la sede de calle Azopardo con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, algunos de sus ministros e intendentes cercanos, como Julio Alak (La Plata), Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Fernando Espinoza (La Matanza).

La Confederación publicó además un comunicado “en defensa de los derechos laborales, sociales, previsionales y del modelo sindical”, y apuntó directamente contra Casa Rosada: “Un gobierno sin diálogo social, que sólo se vincula con los representantes de intereses amigos, que agrede y desecha a los trabajadores y a sus organizaciones, menosprecia a los jubilados y pensionados que no pueden esperar”.

También se criticó que La Libertad Avanza “se desentiende de la atención de los más vulnerables, discrimina a las y los hacedores de la economía popular, desfinancia la salud pública, la educación pública, la ciencia, la tecnología y la cultura”.

Sobre el final del texto, postularon “la construcción de un programa de consenso multisectorial” y concluyeron bregando por “una agenda de diálogo para una Argentina del desarrollo, la producción y el trabajo”.