Mega sesión en Diputados
La Cámara de Diputados tendrá desde este lunes una mega sesión para tratar dos proyectos: la ley de bases y puntos de partida, una iniciativa que propone desregular la economía e desguazar el organigrama del Estado; y la reforma fiscal, que incluye blanqueo, moratoria y reformas a los impuestos bienes personales y Ganancias.
La ley bases es una versión acotada de la que naufragó en el recinto en febrero. Hubo cambios hasta último momento para evitar que la oposición elimine artículos en el recinto: se excluyó al Banco Nación entre las empresas a privatizar, se eliminó el capítulo de Defensa de la Competencia y el que le permitía al Gobierno consolidar la deuda del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS).
La reforma fiscal tuvo que incorporar un premio a los buenos contribuyentes para que la oposición dialoguista pueda aprobarlo, mientras que los pisos del impuesto a las Ganancias se redujeron menos de lo que inicialmente quería el Gobierno. El blanqueo es de los más generosos que se recuerden: se podrá declarar 100 millones de pesos sin pagar nada.
Los cambios posibles
Pese al esfuerzo del Gobierno no se podrá evitar la reescritura o eliminación de algunos artículos. En la ley bases peligra la reforma del Estado, que posibilita intervenir o disolver organismos públicos. Un sector de la UCR no lo quiere votar. No le alcanza la lista de excluidos que envió el Gobierno. El radicalismo buscará, sin éxito, incorporar la quita de cuota sindical a la reforma laboral.
El Registro de Inversores será modificado, para que ingresen pequeñas empresas. También podría anexarse un impuesto al tabaco para gravar a Sarandi, propiedad de Pablo Otero. La moratoria previsional será eliminada y se creará una prestación previsional proporcional a los aportes. La reversión de Ganancias será cuestionada por los patagónicos y un sector de la UCR.
UP lo hizo
El bloque Unión por la Patria tratará de embarrar la cancha de la sesión. Pidió otra sesión para el martes a las 11 horas, para tratar el DNU 70/23, que desreguló la economía y las relaciones civiles y ya fue rechazado por el Senado. Si el trámite se repite en Diputados, queda derogado.
El peronismo presiona a la oposición para sumar votos que permitan juntar una mayoría, pero chocó con un obstáculo impensado: Martín Menem no quiere convocar a la sesión, porque dice que todavía estará desarrollándose el debate de bases y reforma fiscal.
Germán Martínez, jefe de UP, considera que no puede tomar esa decisión, porque no está entre sus atribuciones calcular los tiempos de una sesión. La pelea seguirá en el recinto. Preocupado, el viernes por la noche, Menem armó una reunión de “pre labor parlamentaria” parlamentaria. Calculó 25 horas de debate. Lo justo para no debatir el DNU.
Las universidades juntaron a la oposición
La marcha multitudinaria a favor de las universidades públicas logró unir a la oposición, como con ningún otro tema. Si bien no alcanzó para que haya cuórum en la sesión convocada el miércoles para tratar proyectos sobre el presupuesto de las casas de estudios superiores, hubo diálogos entre los bloques y tarde o temprano llegará el debate al recinto.
En diputados hay una reunión de comisión convocada para el jueves por Alejandro Finocchiaro, del PRO. En el Senado hay sesiones especiales pedidas por la oposición, liderada por Martín Lousteau; y Unión por la Patria. Las iniciativas buscan evitar la licuación de las partidas. Las aumentan en función de la inflación de 2023 y además arman un sistema de distribución.
Con apoyo de la UCR, Unión por la Patria y la mayoría de las fuerzas locales, estas medidas serán aprobadas por una amplia mayoría, que podría alcanzar los dos tercios. De llegar a ese número, Milei no podría aplicar el veto.
Villarruel no mueve
Victoria Villarruel trata de unir los 39 votos que juntó en diciembre para sesionar, pero cada vez está más lejos. Tiene en rebeldía a los dos santacruceños y a Martín Lousteau, quien por si fuera poco logró la adhesión de Guadalupe Tagliaferri, del PRO, para convocar a sesión sobre universidades públicas.
También firmaron partidos provinciales y otros miembros de la UCR que empezaron a molestarse con el dialoguismo de sus gobernadores. De persistir este acuerdo, sumado a UP podría juntar una mayoría para definir la agenda del Senado a gusto. No está lejos de ocurrir.