Sin vuelta atrás: el Gobierno seguirá dividido hasta el fin del mandato - Política y Medios
19-03-2024 - Edición Nº5891

ENTRETELONES DE CASA ROSADA

Sin vuelta atrás: el Gobierno seguirá dividido hasta el fin del mandato

Ni siquiera la interposición del Océano Atlántico logró que el presidente y la vicepresidenta cesen en su antagonismo, que cada vez incluye a más portavoces de ambos bandos.

Por Juan Pablo Peralta, desde Casa Rosada.

La funcionaria -del más cercano entorno presidencial- dijo la semana pasada ante los periodistas acreditados en Casa Rosada: “No hay viaje”. No llegó a completar la frase, y mientras miraba su celular (esta vez sin lentes) se retractó rápidamente y espetó: “¡Ah, no! esperen, se hace, pero no a Bruselas y Francia, sino a España y Alemania”.

Acting o no, esa fue la información oficial sobre lo que se venía con respecto a la agenda internacional de Alberto Fernández, tan improvisada como la local, según se observa en el devenir cotidiano.

Ni la Cancillería sabía cuál iba a ser la actividad en esos países europeos. Eso de “búsqueda de inversiones e inserción del país en el mundo”, fue la frase hecha, elegida para salir del paso en medio de las consultas que no recibieron respuestas, sino hasta que la travesía sin propósitos claros estaba en marcha.

El cambio de último momento fue anunciado así: “Al final el avión no sale a las 15 de hoy (lunes), sino a las 17 hs porque Alberto va a un acto en Sanidad”.

Se trataba del 57° Congreso Ordinario de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina (FATSA), junto a uno de los aliados del mandatario, Héctor Daer, integrante de la conducción de la CGT. Sería el comienzo de una serie de mensajes a Cristina Kirchner -y a sus acólitos- que continuaría desde el otro lado del Atlántico.

Entre quienes lo avalan, el hombre ungido por la actual Vicepresidente en la primera magistratura que ocupa luego del triunfo de 2019, se animó a decir: “En mi gobierno no he ocultado nada, toda la verdad está sobre la mesa (…) “Yo a los problemas no los oculto”.

Lo hizo con un doble objetivo; cubrirse del dato de la inflación que se venía y lanzar un tiro por elevación a CFK, criticando épocas del gobierno de ella -y antes de Néstor Kirchner- cuando las cifras del INDEC no eran confiables. La consideración inevitable, es que el actual titular del Poder Ejecutivo fue jefe de Gabinete durante toda la administración del primero, y más de un año y medio en la gestión de la segunda.

El martes, Fernández llegó a Madrid y recibió el favor de su par español, Pedro Sánchez y el Rey Felipe VI, quienes lo recibieron protocolarmente. No se realizaron reuniones con empresarios ni nada vinculado a incrementar las exportaciones argentinas, como se había sugerido desde la usinas comunicacionales albertistas.

El embajador argentino en la península ibérica, Ricardo Alfonsín, ya les había adelantado que no había intenciones de los CEOs mediterráneos de jugarse en ningún negocio fuera de sus fronteras en el marco del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Algo con sustancia había que enviar a la prensa vernácula, y fue que ambos presidentes conversaron sobre una posible inversión española (a futuro) en Argentina, con la finalidad de construir una planta gasificadora para producir Gas Natural Licuado (GNL). Agregado, el hecho de que Fernández le ofreció a Sánchez productos agrícolas y energéticos debido a la falta de proveedores debido a la guerra.

La sorpresa negativa que se dio apenas se largó la semana fue la suba del 12 por ciento –promedio- en las naftas (tercer incremento en el año). No faltó el reclamo de uno de los empleados rasos de Balcarce 50 que en uno de los baños de la Casa pensó en voz muy alta: “¿Pero qué hacen? antes los aumentos se adelantaban, ahora te levantás a la mañana y te desayunás con esto?!”.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, acató la orden de sumarse al grupo de respondedores a la senadora Kirchner. Así fue que el cuestionado discípulo de Stiglitz se preguntó en una entrevista que se emitió por una radio afín al presidente: “¿En qué país del mundo ha funcionado, para encauzar un sendero de desarrollo con inclusión social, tener subsidios energéticos por 3 o 4 puntos del Producto?”.

En esa misma línea, insistió con el autointerrogatorio: “¿En qué país del mundo funciona que haya déficits persistentes financiados por una moneda que la gente, por la inflación, empieza a dejar de querer?”.

Faltaba poco para que el propio Fernández redoblara la apuesta contra el kirchnerismo desde el diario El País de España. En esa nota, el jefe de Estado criticó la “visión parcial” de su Vice, denunció obstrucción a su gobierno, y afirmó que no es un títere de ella sino que es él quien toma las decisiones. Al respecto, desde el Instituto Patria dejaron entrever una frase en off: “Simple, parece que Alberto se fue hasta allá para romper”. 

Los adláteres de Alberto celebraron en Balcarce 50 que su jefe -por fin- tomara la iniciativa de embestir contra Cristina, especialmente cuando advirtió que va a echar a los funcionarios kirchneristas que no acepten la suba de tarifas energéticas, que promediarán otro 20% y recaerán sobre el 60 por ciento de los usuarios.

Intentando encontrar respuestas entre los kirchneristas -después de los dichos de Fernández en Europa- consultamos desde PolíticaYMedios a algunos dirigentes del sector.

Hubo una declaración de uno de ellos -que pidió el anonimato- que arrojó un dato desconocido hasta ahora: “Antes del viaje (de AF al viejo continente) ofrecimos poner a Carlos Tomada en lugar de (Claudio) Moroni -otra vez en el ministerio de Trabajo- y no lo aceptaron, ahora entendemos los porqué”, sentenció.

Entretanto, llegaban reclamos desde la Cámara alta en la voz de la titular del bloque de Unidad Ciudadana, Juliana Di Tullio.

La legisladora manifestó que “Cristina es una de las líderes mundiales más importantes, que tiene la experiencia que nadie tiene, una inteligencia que es extrema, que estudia todo el tiempo y es muy difícil -con ese nivel de rigurosidad en sus datos- poder revertirla. ¿Por qué no le dan pelota, ya que es parte del gobierno que gobierna? ¿No es más fácil darle bola que cualquiera le conteste? ¡Denle pelota y punto!”, cerró en una de las emisoras del ex albertista, Víctor Santa María (SUTERH y Grupo Octubre).

Esos “cualquiera”, a los que hizo mención la senadora son Guzmán, Matías Kulfas, y a su entender, el mismo Alberto Fernández. Es en esa línea alejada del palacio gubernamental, Máximo Kirchner pidió desde Diputados que se adelantaran las ampliaciones del Salario Mínimo, Vital y Móvil. Algo que pese a las diferencias, fue acatado por la Casa de Gobierno. 

También en la Cámara baja se presentó un proyecto kirchnerista, por ahora resistido por los oficialistas de Alberto y los opositores de Juntos por el Cambio. Se trata de una ley de salario básico universal, que alcanzaría a unas 9 millones de personas y rondaría los 13.000 pesos.

En esta jugada mueven Juan Grabois -en esta partida con línea directa desde Roma- y referentes de las organizaciones sociales nucleadas en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), como Esteban “Gringo” Castro, que pese a pertenecer al Movimiento Evita capitaneado por Emilio Pérsico y Fernando Navarro, tiene diálogo individual con referentes políticos de otros espacios, y hasta -con los hoy disociados- Fernández.

Ya en Berlín, llegó el miércoles la audiencia (y una pintoresca declaración a la prensa) con el canciller alemán, Olaf Scholz, donde el presidente argentino cuestionó las sanciones económicas a Rusia. Sobresalió -por sobre todo- la repercusión que tuvo la idea reeleccionista de Fernández.

Algo que algunos diplomáticos de carrera cuestionaron en charlas privadas a las que tuvo acceso PolíticaYMedios, ya que en ese mundillo se estila que cuando un jefe de Estado visita otro país no toca temas de política local, sino que se atiene a hacer referencia a cuestiones de carácter global.

En ese tren del “segundo tiempo” de Alberto, como ironizan algunos camporistas, se subió el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, al notar el silencio de radio de los gobernadores del PJ (salvo el fueguino Gustavo Melella que apoyó), a la vez que desafió a Cristina Kirchner a competir en las Primarias.

La dificultad se presentó cuando el mismísimo presidente, aterrizado en Francia -después de que cancillería consiguiera que Emmanuel Macron lo recibiera en París- afirmó en una conferencia de prensa en la embajada argentina: “Yo no estoy discutiendo con Cristina ni en ninguna interna. No estoy pensando en la reelección”.

Los mismos que festejaban la rebelión de Alberto en la Rosada escucharon las palabras de su jefe y nuevamente caminaron por las galerías decepcionados. Sin embargo, un asesor presidencial argumentó algo en una de las flamantes cafeterías de la sede ejecutiva: “Es que hay que tener una mejor correlación de fuerzas para plantarse con CFK, eso va a pasar si los números de Martín mejoran”.

A más de 10 mil kilómetros, Fernández sintió la necesidad de seguir hablándole a su ex socia.  En una señal televisiva germana aseguró que él no decepcionó a su electorado. Algo que el cristinismo denomina “afirmar por negación”.

Punto seguido, fue la Unidad de Gestión de Comunicación de la Presidencia la que circuló entre los enviados especiales unos diálogos del mandatario con su equipo, que sin dudas tenían como objetivo Rodríguez Peña 80 (dirección del Instituto Patria). En esa charla el mandatario habría señalado que “no le preocupa una reacción del kirchnerismo” y que “no tiene previsto hablar con la Vice en el corto plazo y tampoco asoma en el horizonte una reunión”.

La Marcha Federal de las organizaciones sociales y políticas de todo el país llegó a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con muchos reclamos para un presidente que no estaba en su despacho ni en Olivos, sino que extendió su gira mundial con el fin de saludar a su par francés Macron -después del triunfo electoral que obtuvo el pasado 25 de abril- y volver a la Argentina recién este viernes por la noche.

Entre los pedidos, estuvo el de trabajo y sueldos dignos contra la pobreza, y una exigencia a la Confederación General del Trabajo: un paro nacional contra el ajuste. La multitudinaria movilización se complementó con el nuevo dato de la inflación que llegó al 6%. De todos modos, en Rosada leyeron positivamente el índice de Precios al Consumidor, comparando con el 6,7% de marzo.

Más allá de esa posición frente a los periodistas acreditados, la preocupación siguió oculta en los despachos, porque de esta manera se llega a un 58 por ciento en 12 meses (y es la más alta en 30 años). Para el Patria esto refuerza la idea de que Alberto Fernández ha decepcionado a su electorado.

La bienvenida de Emmanuel Macron a Alberto Fernández.

El derrotero de enunciados del jefe de Estado continuó en tierras galas. Así fue que expuso en Le Monde Diplomatique -con respecto a CFK- que “ella tiene una forma especial de expresar que escuchemos sus propuestas”, y reiteró que “ella no es mi enemiga. Mi combate es contra (Mauricio) Macri”, algo que añadió después de reconocer la inteligencia de la ex presidenta.

Fernández incorporó declaraciones y ofrecimientos con respecto a la conflagración bélica que azota a Europa del Este, pero Macron sólo se comprometió a analizarlas. Tampoco hubo, en este último destino, cónclaves con inversionistas o posibles compradores de commodities locales.

La semana próxima, la del miércoles con el feriado del Censo Nacional, el presidente podría visitar Santa Cruz y San Juan, data a confirmar. Algo que como se dice casi siempre desde los cotos informativos oficiales -y en tono de broma- podría variar porque “es todo muy dinámico chicos!”.

En los días por venir, los rumores sobre la salida de Guzmán se irán a acrecentando por obvias razones, pero en particular porque es el propio entorno presidencial el que ahora empieza a temer que la promesa del 4% promedio de inflación para lo que resta del año sea simplemente una entelequia que refuerce las diatribas de Cristina y Máximo Kirchner, así como de otros referentes del kirchnerismo, quienes desde el Parlamento seguirán impulsando iniciativas propias, que no serán consultadas con Casa Rosada. Una agenda legislativa que reforzará el alejamiento de “la moderación” albertista hasta el 2023.

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