Todo precio es político: la inflación derriba las metas del Gobierno y altera las preocupaciones sociales - Política y Medios
26-07-2024 - Edición Nº6020

ECONOMÍA

Todo precio es político: la inflación derriba las metas del Gobierno y altera las preocupaciones sociales

Las expectativas de reconstruir las variables macroeconómicas y mejorar los principales indicadores sociales que había propuesto la reunificación del peronismo aglutinado en el Frente de Todos, están claramente condicionadas por la llegada de la COVID-19 que frenó durante buena parte del 2020 la actividad económica y amenaza con hacerlo en 2021.

Por: Esteban Pastoriza (Técnico Universitario en Comunicación Social -Licenciado en Ciencia Política).
 

El reciente libro publicado por uno de los especialistas en comunicación política más reconocido en Latinoamérica, Mario Riorda, lleva en su título una frase que tranquilamente el Gobierno nacional puede hacer remera: “Cualquiera tiene un plan hasta que te pegan en la cara”.

Sucede que las expectativas de reconstruir las variables macroeconómicas y mejorar los principales indicadores sociales (pobreza e indigencia), que había propuesto la reunificación del peronismo aglutinado en el Frente de Todos, están claramente condicionadas por la llegada de la COVID-19 que frenó durante buena parte del 2020 la actividad económica y amenaza con hacerlo en 2021.

Así, las propuestas de “encender la economía", “inyectar dinero en el bolsillo de los más postergados” y "empezar por los de abajo para llegar a todxs”, ven una limitación en su aplicación a partir de una sola frase que derriba cualquier intencionalidad gubernamental: los casos de personas contagiadas por coronavirus siguen subiendo.

En este contexto, una de las preocupaciones que atraviesa al sector mayoritario de la sociedad y está en agenda del Gobierno nacional desde el inicio de su mandato, se refiere al incremento  de precios de los principales bienes de consumo, que lejos de estancarse continúan en alza, y mantiene al nivel inflacionario en el mismo lugar en el que actualmente está la pandemia, en una “meseta alta”.

[Todo precio es político]

El informe publicado hace algunos días por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC), afirma que la inflación de abril acumuló el 4,1%, mostrando un leve descenso con respecto al mes anterior, en donde el incremento se acomodaba en el 4,8%.

Si bien desde el Ministerio de Economía, se buscó con lupa, la parte positiva de “la baja” del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en la medición intermensual; el dato a destacar es que la inflación interanual llegó al 46,3% y el acumulado de los primeros cuatro meses de este año encuentra un alto nivel inflacionario sostenido en el 17,6%.

De esta forma, las pretensiones de Martín Guzmán de arrinconar la inflación en la meta del 29% que estipula el presupuesto 2021, parecen completamente nulas; pues sólo se lograría el objetivo si los restantes meses del año no superan el 1,4% de incremento inflacionario.

Si segmentamos la suba inflacionaria del mes de abril, nos encontramos que el sector de alimentos y bebidas no alcohólicas se ha colocado por encima de la media, con un aumento de 4,3% y una fuerte incidencia en el incremento de productos como la leche, manteca, café, pan, yerba, cereales y carnes. Este impacto generó que el costo de los alimentos alcanzara el 18,7% en los primeros meses del 2021, promoviendo una preocupación extra, ya que este rubro es el que más incidencia tiene porque es aquel al que la población destina la mayor parte de sus ingresos.

De esta forma, es importante destacar que dichos incrementos terminan erosionando el poder de consumo de las familias. Pues en la medida en que los bienes que integran la canasta básica sean los más destacados, dentro del aumento que estipula el índice inflacionario y consecuentemente superen cómodamente la recomposición salarial de trabajadores y jubilados; la brecha entre los ingresos y las necesidades alimentarias para satisfacer será cada vez más amplia.

Si tomamos el trabajo realizado por el Observatorio de Precios del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en el mismo se destaca la evolución que demuestra la carne vacuna, con incrementos significativos durante enero (7,6%), marzo (5,6%), abril (9,2%), noviembre (7,7%), diciembre (20,2%), todos de 2020, y en 2021 los aumentos más considerables fueron en enero (6,3%) y en marzo (7,3%). Luego de la fuerte dinámica alcista, el informe afirma que en abril “el aumento ponderado promedio de los cortes de carne vacuna anotó una sensible desaceleración, aunque en niveles elevados, alcanzando el 3,5%”.

Lo cierto es que la variación del precio de la carne se movió por encima del promedio del 2020 y 2021, llegando a acumular el 65,3% interanual. Sin embargo, si focalizamos en cortes populares como el asado, encontramos que logró duplicar el índice general de inflación al incrementarse el 95,8% su valor de venta.

En relación con ello, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), enfatizó que estos factores contribuyeron a que el consumo doméstico se redujera al punto más bajo de la serie histórica de la entidad; sostenido en 43,7 kilos anuales por habitante, con una reducción de seis kilos en comparación del 2020 y de casi 20 kilos que el 2013.

Por otro lado, el dato que se desprende del sondeo opinión 2021 realizado por la consultora Clivajes, es otro de los argumentos que nos permiten comprender la disminución en el poder adquisitivo de las personas, como consecuencia directa de que los ingresos no logran alcanzar la tendencia alcista de los principales bienes de consumo alimenticio.

 

[Alternativas de los acuerdos fallidos]

El escenario socioeconómico actual presiona al Gobierno nacional a tomar de decisiones políticas que busquen encapsular las principales preocupaciones sociales; entre ellas recuperar el poder adquisitivo de quienes no encuentran fórmula alguna para lograr articular sus ingresos con el calendario mensual y las necesidades alimentarias básicas a satisfacer.

En consecuencia, el presidente de la Nación Alberto Fernández, expresó públicamente que ha “decidido atacar la suba de precios, porque no hay ninguna razón, más que el aumento del consumo, para explicar esos incrementos que se dieron en marzo y abril”.

Ahora bien, como venimos observando la tendencia en el aumento de los precios no es consecuencia de un incremento de la demanda, todo lo contrario. Es por ello, que la reciente medida gubernamental de cerrar las exportaciones de carne vacuna por 30 días, busca un impacto directo para abastecer el mercado interno y restringir las prácticas especulativas de las empresas con comportamiento monopólico.

Frente a ello, la respuesta del sector más radical del campo, enmarcado en la Mesa de Enlace, no tardó en llegar. El cese de actividades de todas las categorías de hacienda vacuna, que promueven algunas entidades agropecuarias, expone un nuevo lockout de las patronales agrarias que se llevará a cabo desde el jueves 20 hasta el viernes 28 de mayo.

En consecuencia, en medio de un contexto social donde la pandemia lejos de limitar su expansión, profundiza su avance elevando el número de personas contagiadas; en la coyuntura de la macroeconomía toma relevancia el incremento de precios de los principales bienes de consumo, que exponen la responsabilidad política en el control de la inflación y cuyo impacto altera las preocupaciones sociales.

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