El líder del Partido Socialdemócrata, Joseph Biden Junior, asumió la presidencia de los Estados Unidos de América este miércoles, cerca de las 12 del mediodía (hora de Washington). De esta manera se concreta una de las transiciones democráticas más caóticas de las que se tenga recuerdo en la potencia norteamericana.
Minutos antes, la vicepresidenta electa, Kamala Harris, juró ante la jueza Sonia Sotomayor, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar este importante cargo en el Gobierno federal estadounidense. La abogada y ex fiscal se desempeñará, además, como presidenta del Senado, tal como ocurre en nuestro país.
Biden se convirtió en el 46° presidente del país norteamericano, tras unas históricas elecciones, cuyo conteo de votos se dilató durante varios días, y cuyos resultados fueron negados por el presidente saliente, Donald Trump.
El exmandatario, que había anunciado meses atrás de los comicios de noviembre que desconocería una eventual derrota, cumplió con su palabra y acusó fraude ante la remontada de Biden en varios Estados, con el conteo tardío de los votos por correo.
It's an honor to be your Vice President. pic.twitter.com/iM3BxJzz6E
— Vice President Kamala Harris (@VP) January 20, 2021
El momento de la jura de Kamala Harris.
La actitud del siempre polémico Trump hizo mella en los sectores más extremistas del conservadurismo republicano.
Los fanáticos del magnate se manifestaron en redes sociales -en un fenómeno que insólitamente pudo observarse incluso en segmentos ideológicos de nuestro país-, y también salieron a las calles a reclamar por un presunto fraude montado contra el oficialismo.
El coqueteo antidemocrático escaló hasta explotar dos semanas atrás, el miércoles 6 de enero, en el inédito asalto al Capitolio. Centenares de manifestantes pro Trump forzaron las vallas y medidas de seguridad para ingresar al edificio que contiene a las dos Cámaras del Congreso estadounidense, con los representantes legislativos dentro, dejando como saldo 5 muertos.
Este evento, y la nula condena del entonces presidente, le valió la deserción de funcionarios de primera línea y otros de rangos menores a pocos días de la transición, así como la quita del respaldo de numerosos referentes republicanos y hasta la suspensión de su cuenta de Twitter.
Desde el Partido Socialdemócrata incluso buscaron destituirlo a través de la enmienda 25, aunque esta intención no prosperó. Sin embargo, sí intentarán impedir un eventual retorno al poder de Donald Trump a través del juicio político.
Imagen de la irrupción de manifestantes en el Capitolio.
Con su mano izquierda sobre una biblia -tratándose del segundo mandatario católico de la historia-, el flamante presidente juró desempeñar “lealmente” el cargo de presidente de los Estados Unidos, y “preservar, proteger y defender la Constitución”.
A continuación, enunció un amplio discurso, donde resaltó la importancia de la democracia, la necesidad de superar la crisis sanitaria, social y económica, y lo imprescindible que es recuperar la unidad entre compatriotas para ello.
“Este es el día de Estados Unidos, es el día de la democracia, nuevamente se ha puesto a prueba el metal de esta nación, y el país ha estado a la altura de las circunstancias”, inició Biden.
A continuación afirmó que “celebramos el triunfo, no de un candidato, sino de una causa, la causa de la democracia. La voluntad del pueblo se ha escuchado, y se ha acatado. Una vez más, aprendemos que la democracia es preciosa, es frágil, y en este momento, la democracia ha prevalecido”.
Tras recordar los violentos incidentes del asalto al Capitolio y agradecer por su presencia en la ceremonia a expresidentes, aseveró que “la historia de los Estados Unidos no depende de ninguno de nosotros individualmente, sino de todos nosotros. De nosotros, el pueblo, que buscamos una unión más perfecta”.
The time to move forward is now. pic.twitter.com/IrUUu0bxGO
— President Biden (@POTUS) January 20, 2021
"El tiempo de avanzar es ahora", expresó en sus redes sociales el mandatario.
En esa línea, evaluó: “Hay mucho que reparar, que restaurar, que sanar, que construir y que ganar. Poca gente en la historia de nuestra nación ha enfrentado un resto más duro o difícil que el que tenemos en este momento”, en mención a la catástrofe sanitaria que atraviesa Estados Unidos.
“Un virus único en un siglo que ha azotado tanto a nuestro país, que ha cobrado tantas vidas en un año como las que perdimos en toda la Segunda Guerra Mundial. Se han perdido millones de empleos, cientos de miles de negocios han cerrado”, describió.
También recordó “la demanda de igualdad racial que viene desde hace 400 años nos mueve”, y aseguró que “el sueño de la justicia para todos no se va a quedar rezagado”.
En relación con esto, mencionó, entre otros desafíos, “el surgimiento del extremismo, supremacía blanca, terrorismo interno, que debemos enfrentar y vamos a derrotar”, y sentenció: “Para superar estos retos, restablecer el alma y el futuro de Estados Unidos se requieren más que palabras. Se requiere lo más importante de una democracia, unidad”.
El levantamiento del colectivo Black Lives Matter tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía puso entre las prioridades del país la problemática del racismo.
En este marco, buscó interpelar a los estadounidenses citando a Abraham Lincoln al firmar la proclamación de emancipación, en 1863: “Si mi nombre llega a pasar a la historia será por esta acción y mi alma entera esta puesta aquí. Pongo el alma en esto, en unir a Estados Unidos, unificar a nuestro pueblo, a nuestra Nación”.
Si bien reconoció que hablar de unidad puede “sonar como una utopía en estos días”, afirmó que a través de ella “podemos corregir faltas, darle a la gente buenos trabajos, enseñar a nuestros hijos en escuelas seguras, podemos superar este virus mortal, recompensar el trabajo, reconstruir la clase media y asegurar el cuidado médico para todos. Podemos tener justicia racial y hacer que Estados Unidos vuelva a ser el ejemplo del bien en el mundo”.
Por esto, llamó a verse unos a otros “no como adversarios, sino como vecinos”, a tratarse “mutuamente con dignidad y respeto, unir fuerzas, acallar los gritos, bajar la temperatura”.
Joseph Biden destacó que, con las divisiones imperantes, “no hay paz, sólo amargura y furia; no hay progreso, sólo una ira devastadora; no hay una nación, sino un estado de caos”.
Hacia el final, sentenció: “Este es nuestro momento histórico de crisis, de retos, y la unidad es el camino hacia adelante. Debemos encarar este momento como los Estados Unidos de América. Si lo hacemos, no vamos a fracasar, jamás vamos a fallar si actuamos juntos. Así que hoy, en este momento, en este lugar, comencemos de nuevo, todos”.