A 14 meses de las elecciones presidenciales, el juez Sergio Moro condenó a 9 años y medio de prisión, e inhabilitó por 19 años para ocupar cargos públicos, al ex presidente de Brasil, Luiz Inacio “Lula” Da Silva.
El juez, quien ha dado muestras claras de persecución contra el ex mandatario, llevaba adelante la investigación conocida como “Lava Jato”. En ese marco, y con una acusación sin pruebas, solo con testimonios, condenó a Lula Da Silva por corrupción.
El caso se basa en la acusación de un fiscal quién asegura que Lula recibió un departamento como parte del pago de un soborno. Sin embargo, no hay ningún documento que vincule a Lula a ese departamento que no está a su nombre y que el ex mandatario asegura no le pertenece.
Si bien, el ex presidente ya anunció que apelará la medida, el fallo parece ser el primer paso para poder sacar a Lula Da Silva de la carrera presidencial hacia 2018 mediante la proscripción.
El fallo también funciona como una cortina de humo a favor del gobierno golpista que solo 24 horas antes había aprobado una reforma laboral rechazada por todos los sindicatos y que destruye gran cantidad de derechos de los trabajadores brasileros.