La canciller argentina, Susana Malcorra, fue denunciada por el fiscal Patricio Evers, quien la acusó de haber utilizado fondos públicos para promover su candidatura a la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Malcorra es una de las funcionarias de Cambiemos más cuestionadas. Su conducción de la política exterior argentina pareció estar más vinculada a intereses de Estados Unidos y del Reino Unido, que a los de los argentinos. En más de una ocasión se la acusó de estar estrechamente vinculada al Departamento de Estado norteamericano y responder a sus directivas. Las revelaciones de WikiLeaks reforzaron esa teoría.

En diálogo con Política&Medios, Oscar Laborde, diputado del Parlasur, aseguró que “fue muy poco disimulado el accionar de Malcorra en la gira que hizo en el momento que estaba disputando la casi imposible candidatura a secretaria general. Era muy obvio que el circuito que estaba haciendo y los compromisos que iba adquiriendo, no tenían nada que ver con las prioridades de la Cancillería argentina, sino con sus propias prioridades, en especial la de ser secretaria general”.

“En esa gira hizo concesiones muy complicadas, que van a llevar al incumplimiento de esos compromisos por la parte argentina o a tener inconvenientes serios. Incluso con Rusia se comprometió a hacer un acuerdo nuclear, y Macri se desayunó de ese compromiso cuando se vio con Putin”, afirmó.

“A eso se suma todo lo acordado con el Reino Unido, primero con Cameron, después con el vicecanciller y finalmente con Theresa May. Además de la poca predisposición que tiene este Gobierno para defender nuestra soberanía, se agregó lo de ella”, remarcó.

El diputado del Parlasur aseguró que “Malcorra es una figura vinculada al Departamento de Estado norteamericano. Recordemos que sus antecedentes en Argentina fue ser directiva de IBM, luego CEO de Telecom. Del 2002 al 2004 tiene una fundación privada, que según mis investigaciones no tiene ninguna actividad pública ni movimientos. Luego, sorpresivamente, aparece conduciendo el Programa Mundial de Alimentos, uno de los 15 principales cargos de las Naciones Unidas, que tiene presencia en 80 países, un presupuesto gigantesco y que regula la ‘ayuda’ humanitaria. Tiempo después va a administrar las tropas de paz en el terreno, que ya sabemos a qué se dedican. Todo eso, increíblemente, sin haber tenido ningún antecedente en la Cancillería argentina o en la actividad académica de las relaciones internacionales, y sin haber sido solicitado por el gobierno argentino, porque claramente no fue Néstor Kirchner ni Cristina quienes hicieron esa solicitud”.

“Cuando finalmente sucede lo inevitable, su candidatura a secretaria general de la ONU no prospera, ella dice: ‘ahora van a tener una canciller de tiempo completo’. Es decir, acepta en su declaración que gran parte del tiempo lo estuvo dedicando a su candidatura y, obviamente, los viajes oficiales los hacía con recursos del Estado argentino. Insisto, en giras a países africanos, asiáticos y europeos, que no eran prioridad argentina”, señaló.

Por último, Laborde aseguró que “cuando ella reconoce que trabajó medio tiempo, hay que aceptar que el otro medio tiempo estaba con su candidatura, y que esos gastos salían del erario público argentino”.