
La adaptación televisiva de El Eternauta, estrenada recientemente en Netflix, ha generado un amplio debate, tanto en la crítica especializada como entre los espectadores, y está copando todos los titulares. Sin embargo, en este espacio queremos enfocarnos en el uso de los medios de comunicación y en la ejecución de la comunicación de crisis que aparecen en la obra.
Desde su estreno el 30 de abril pasado, la adaptación de El Eternauta ingresó en el Top 10 global en 87 países, entre ellos Brasil, Francia, India, Estados Unidos, Italia, México, Alemania y España. Así alcanzó 10,8 millones de visualizaciones en todo el mundo.
Basada en la emblemática historieta argentina de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, El Eternauta va mucho más allá de una relectura visual de la tira icónica. En un presente global donde las crisis —sociales, sanitarias, climáticas y políticas— son parte del contexto en el que vivimos, la serie funciona como una metáfora poderosa acerca del manejo de lo inesperado, la gestión de la incertidumbre y la importancia de construir narrativas colectivas para sobrevivir.
Desde esta perspectiva, la producción dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín puede leerse como una ficción profundamente anclada en los principios de la comunicación de crisis.
La premisa argumental —una nevada tóxica que arrasa Buenos Aires y desata una invasión silenciosa— activa de inmediato una situación de crisis total. Los personajes no solo enfrentan un desastre ambiental y bélico, sino que además deben organizarse, tomar decisiones urgentes y gestionar la incertidumbre. En términos de comunicación, la serie plantea un encuadre donde los protagonistas aprenden a actuar sin información clara, con recursos limitados y bajo presión. ¿Su estrategia?: comunicación interpersonal, alianzas solidarias y narrativas compartidas para mantener la cohesión grupal.
El Eternauta como símbolo de planificación
Juan Salvo, interpretado por Darín con una carga emocional significativa a la narrativa, no es un héroe carismático ni un líder omnipotente. Es un ciudadano común que se convierte en referente por su capacidad de escuchar, organizar y transmitir calma en el caos. Su figura puede entenderse como un arquetipo de vocero en contextos de crisis: claro, directo, humano. No oculta el miedo ni sobreactúa soluciones; gestiona el presente con información parcial, pero a la vez con clara visión colectiva.
La serie, como la historieta publicada por primera vez en entregas en Hora Cero Semanal, revista de la editorial Frontera en 1957, también deja en evidencia el valor de la planificación estratégica ante lo inesperado. No hay improvisación emocional: existen acuerdos, normas, roles y coordinación. En este sentido, El Eternauta ilustra uno de los pilares de la comunicación de crisis: trabajar y controlar la narrativa para evitar la desinformación y preservar la confianza interna del grupo.
Uno de los aciertos más notables de la adaptación es reforzar la idea de que nadie se salva solo. Frente al colapso, El Eternauta enfatiza la comunicación proactiva, la cooperación y la transparencia. Las decisiones son comunicadas, debatidas y asumidas colectivamente. No hay lugar para discursos individualistas ni para la negación de la realidad. Cualquier integrante que asume decisiones individuales como “el Tano” Favalli (César Troncoso) choca de lleno con este paradigma que lo vuelve sobre sus pasos.
Desde el punto de vista simbólico, esto funciona como una crítica y a la vez como una guía: frente a una crisis real —pandemia, colapso institucional, catástrofe climática—, el peor error es el silencio institucional, el ocultamiento de información o la falta de liderazgo humano y empático. Así sucede cuando Juan y el Tano se cruzan con el ejército: sospechan que, tras el anuncio de la organización institucional de la ayuda en Campo de Mayo, “hay algo más”.
“Lo viejo funciona” y trae certidumbre
¿Por qué el uso de la radio es un elemento clave en El Eternauta de Netflix? Más que un detalle vintage, la utilización de la radio se convierte en un elemento silencioso aunque decisivo en esta nueva adaptación de la historia.
La radio no solo informa: conecta, alerta y manipula. En la historieta aparecen desde melodías cotidianas hasta señales de emergencia en plena invasión alienígena. La presencia de la radio oficia como guía y condiciona el accionar de los personajes. Ya en la serie, el contacto con Uruguay genera esperanza y también descubrimientos: las interferencias de onda corta dejan de funcionar cuando la energía estática de la Tierra se paraliza enloqueciendo a las agujas de las brújulas.
Stagnaro, como director de la serie, recupera con inteligencia esta dualidad: la radio como símbolo del poder de los medios en contextos de crisis. Una tecnología “vieja”, sí, pero que en tiempos de emergencia puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. El Eternauta demuestra que lo analógico sigue siendo vital cuando todo lo demás falla.
La nieve como amenaza y mensaje
Más allá de sus efectos especiales o del enfoque realista de su producción, la serie instala una pregunta: ¿cómo se gestiona la incertidumbre cuando lo que está en juego es la supervivencia del grupo? La comunicación de crisis, como disciplina, ofrece herramientas; la obra de Oesterheld y su lectura audiovisual contemporánea, también.
El Eternauta enseña que comunicar en tiempos difíciles no es un lujo, es una responsabilidad. Y que el lenguaje, cuando es claro, honesto y colectivo, puede ser tan vital como el aire o como el refugio frente a la nieve que cae sin avisar.
La serie, entonces, puede y debe analizarse desde la comunicación: porque invita a reflexionar acerca del uso de los mecanismos institucionales y las prácticas sociales que se derivan en el devenir de la comunicación de crisis. En El Eternauta aparece una de las principales premisas: restaurar la confianza de las instituciones. En este caso es el Ejército argentino que emerge como sujeto clave con poder de organizar la resistencia a la invasión desde Campo de Mayo, y así llevar certidumbre a toda la comunidad.
En definitiva, El Eternauta representa un esfuerzo ambicioso por adaptar una obra fundamental de la cultura argentina al formato televisivo contemporáneo. Si bien presenta logros notables en términos de ambientación, actuación y contexto, también enfrenta, según la crítica de medios internacionales, desafíos en cuanto al ritmo narrativo y al desarrollo de personajes. Tal vez este dilema se termine de dilucidar en la próxima temporada, que tiene previsto estrenarse en 2027.
*Autor del ebook “Unir la cadena. IA & comunicación política. Guía práctica para asesores”, LAMATRIZ, 2024.