
Por: Lautaro González Amato*
Hubo debate entre los 17 candidatos a legisladores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para las elecciones que se celebrarán el 18 de mayo próximo. Fue durante la noche del martes pasado cuando finalmente pasó lo esperado: la jornada se convirtió en un escenario donde las chicanas y enfrentamientos personales dominaron la velada ante la ausencia de propuestas y diálogo constructivo. Lejos de ser un espacio para presentar ideas y proyectos, el evento reflejó una preocupante tendencia hacia la superficialidad en la política.
Desde el inicio, el debate, organizado por el Instituto de Gestión Electoral (IGE) y transmitido por el Canal de la Ciudad, estuvo marcado por la falta de profundidad en las exposiciones. Los candidatos, en su mayoría, se enfocaron en atacar a sus adversarios antes que en presentar soluciones concretas para los problemas de la ciudad. La verborragia provocadora del candidato del MID, Ricardo Caruso Lombardi, se destacó por su estilo confrontativo y sus analogías futboleras, que si bien captaron la atención, poco aportaron al contenido de los temas que dominan la agenda pública: salud, educación, basura, indigencia e inseguridad.
Este último issue asoma como la variable más destacada, ya que según encuestas recientes, el 50,3% de los porteños la identifica como su mayor inquietud, superando a otros problemas como la inflación, los bajos salarios y la falta de empleo (36,4% y 16% respectivamente), justicia y corrupción (27,7% y 23,7%). Este aumento en la percepción de inseguridad está vinculado a una serie de delitos de alto impacto y a problemas estructurales en el sistema penitenciario, como el hacinamiento y las fugas de presos.
El anti debate
En ese marco, el representante de La Libertad Avanza, Manuel Adorni, quien en la previa se jactó de no tener coucheo por problemas de agenda (llegó al debate tras su visita al Vaticano por el funeral del papa Francisco), centró su discurso en criticar al kirchnerismo y en proponer el cierre del Canal de la Ciudad, argumentando que los porteños no deberían financiar medios públicos. Lo hizo sin despeinarse dentro de la misma emisora, medio público de los porteños por antonomasia.
Silvia Lospennato, del PRO, defendió la gestión de Jorge Macri y promovió la iniciativa de “Ficha Limpia”, buscando diferenciarse de sus contrincantes mediante la exaltación de valores como el respeto y la meritocracia.
Leandro Santoro (Es Ahora Buenos Aires), intentó posicionarse como una alternativa equilibrada, criticando tanto al oficialismo como a la oposición y llamando a poner fin al “odio y la crueldad” en la política. Sin embargo, su mensaje se diluyó en medio de las constantes interrupciones y la dinámica confrontativa del debate.
La izquierda, representada por Federico Winokur, denunció la falta de atención a temas cruciales como el salario y la situación de los trabajadores, señalando la desconexión de los demás candidatos con la realidad social. Sus intervenciones también se vieron eclipsadas por el tono general del evento.
De esta manera, con 17 candidatos en escena, el debate legislativo porteño se transformó en un crisol de chicanas, nacionalización de la campaña forzada, jóvenes reclamando el voto en nombre de una generación marginada y outsiders que, en tono acusatorio, señalaron a los partidos tradicionales como responsables de los problemas que ahora prometen resolver. Si bien hubo propuestas, muchas fueron abstractas o poco aplicables desde una banca legislativa, confundiendo roles y funciones en una contienda destinada a definir legisladores, no ejecutivos.
Ensalada de candidatos
En este escenario fragmentado y ruidoso, definir un claro ganador resulta complejo. Sin embargo, por la claridad de sus propuestas, capacidad oratoria y manejo estratégico del tiempo, Lospennato logró posicionarse como una de las candidatas más sólidas. Supo capitalizar su experiencia legislativa nacional, incluso a pesar de algunas polémicas recientes en campaña.
En el otro extremo, Adorni fue quizás quien más retrocedió: sin propuestas concretas para la ciudad y con un discurso excesivamente centrado en golpes de efecto, terminó desdibujado como aspirante a la Legislatura.
En cuanto al tipo de formato, el mayor beneficiado tal vez haya sido Santoro, porque le habló de manera nítida al tercio del electorado que rechaza tanto a Jorge Macri como a Javier Milei. Además, permaneció sin inmutarse cuando buscaron emparentarlo con el kirchnerismo en esa disputa entre “kirchnerismo o libertad”, esgrimida por Adorni.
El dato de color lo puso el ex jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. En el minuto y medio de cierre del debate legislativo, el candidato por la lista Volvamos Buenos Aires sorprendió con su declaración, ya que aseguró, entre otras cosas, que su deseo es volver a estar al frente de la Ciudad de Buenos Aires. “Quiero volver a ser jefe de Gobierno”, admitió.
Entre las sorpresas, destacó María Eva Koutsovitis (Alianza Confluencia por la Igualdad y la Soberanía), que se plantó con solvencia, claridad y una invitación a recuperar el espíritu participativo de la Constitución porteña de 1996. En tiempos de eslóganes vacíos y discusiones estériles, su intervención llevó aire fresco y recordó que la política local también puede hablar con ideas.
La vara está baja
De todas maneras, el debate en general evidenció un rumbo preocupante hacia el espectáculo y la confrontación vacía. La ausencia de propuestas sólidas y el predominio de las chicanas reflejan una política edulcorada que prioriza la imagen sobre el contenido.
En un contexto donde la ciudadanía demanda soluciones concretas a problemas urgentes, es imperativo que los actores políticos, ahora candidatos, retomen el camino del diálogo constructivo y la presentación de propuestas viables.
La vara está baja y la ciudadanía debe obligar a elevar el debate con propuestas y narrativas más convincentes. Solo así se podrá recuperar la confianza en las instituciones y fortalecer la democracia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
*Autor del ebook “Unir la cadena. IA & comunicación política. Guía práctica para asesores”, LAMATRIZ, 2024.