Imagen pública digital y comunicación de gobierno de Javier Milei - Política y Medios
20-05-2025 - Edición Nº6318

ANÁLISIS

Imagen pública digital y comunicación de gobierno de Javier Milei

El poder del relato, cuando se desequilibra frente a la realidad, muestra sus fisuras. Y eso es lo que empieza a ocurrir con el gobierno de Javier Milei.

Por: Lautaro González Amato*

 

La comunicación política no solo construye percepciones: también sostiene liderazgos. En tiempos donde los gobiernos conviven con audiencias conectadas 24/7, cada anuncio, gesto u omisión discursiva se amplifica en redes sociales que no perdonan incoherencias ni mensajes disociados de la experiencia cotidiana. El poder del relato, cuando se desequilibra frente a la realidad, muestra sus fisuras. Y eso es lo que empieza a ocurrir con el gobierno de Javier Milei.

Caída de imagen: el agotamiento en el bastión digital libertario

En este contexto, el presidente argentino atraviesa un momento complejo: mientras celebra en medios internacionales cifras económicas que considera alentadoras, su narrativa empieza a mostrar signos de agotamiento, sobre todo en su principal terreno de construcción de identidad y el que lo catapultó a la presidencia: las redes sociales.

Según el diario El País, la imagen de Milei cayó un 15% en redes sociales en tan solo dos meses, especialmente en X (ex Twitter), plataforma clave para su ascenso político. El informe refleja un giro en las emociones predominantes: del entusiasmo y la esperanza, al enojo, decepción y cansancio.

Este fenómeno no es menor. Milei llegó a la presidencia gracias a una narrativa digital que capitalizó el hartazgo postpandémico con la “casta” política: utilizó memes, consignas contundentes y una estética anti-establishment que conectó con jóvenes, emprendedores y votantes desencantados.

Encuestas como las de Atlas Intel que vaticinó el triunfo de Milei, y la Universidad de San Andrés, de carácter privado, muestran que su imagen positiva ha caído notablemente entre diciembre y marzo, mientras que su imagen negativa creció de forma sostenida. 

Consultoras como Ad Hoc y Monitor Digital registran el aumento de menciones negativas en redes, muchas de ellas ligadas a episodios recientes: su discurso en Davos, el escándalo de la criptomoneda $Libra, la represión a protestas sociales como a los jubilados y su inacción ante desastres climáticos, tal cual sucedió con la inundación en Bahía Blanca durante marzo.

Economía en cifras vs. realidad en carne viva

Pese a las turbulencias, Milei mantiene centralidad en la agenda política y continúa superando en imagen a la oposición aún desdibujada y sin brújula con propuestas reales. Para recuperar apoyo, anunció un nuevo acuerdo con el FMI por 20.000 millones de dólares y la eliminación parcial del cepo cambiario.

Sin embargo, como señala France24, el contraste entre los indicadores que el gobierno celebra y la realidad que viven millones de argentinos es cada vez más notorio. Los datos duros muestran caída del consumo, recesión, desfinanciamiento de universidades, impacto sobre jubilados y golpe a la clase media con la suba de tarifas. 

La desconexión entre relato y realidad no solo debilita el contrato simbólico, sino que agrieta la eficacia del mensaje. Y se sabe: cuando las emociones cambian, también lo hace el algoritmo.

El fin del cepo y la apuesta por una narrativa técnica

La comunicación de gobierno en cuanto a la salida del cepo intentó mostrar seriedad y previsibilidad. Se optó por una conferencia de prensa donde se detalló el acuerdo con el FMI, la salida del "cepo cambiario" y el establecimiento de un sistema de bandas cambiarias entre los 1.000 y 1.400 pesos por dólar. Todo esto con la esperanza de recuperar la confianza del electorado y los mercados. El tono fue técnico, formal, sobrio. Nada que ver con el histrionismo de redes al que Milei tiene acostumbrado a su audiencia digital.

Si bien en paralelo, el presidente continuó con su presencia habitual en X, respondiendo con ironías y descalificaciones a quienes lo cuestionan, en una entrevista de cinco horas con Alejandro Fantino, volvió a su tono confrontativo: calificó de “mandriles inmundos” a la oposición, acusándolos de manipular la opinión pública. Esta actitud, que en campaña resultó efectiva, hoy se percibe como falta de empatía o de respeto hacia la crítica, el periodismo y la ciudadanía.

La combinación entre una comunicación técnica en el plano institucional y una retórica agresiva en el plano digital genera ruido, contradicción y erosiona la coherencia del mensaje. Cuando los ministros declaran con cautela y el presidente arremete desde las redes, la ciudadanía recibe señales cruzadas que generan incertidumbre.

Entre la campaña eterna y la gestión tangible

La estrategia comunicacional de Milei ha polarizado a la opinión pública: mientras algunos valoran su franqueza y su decisión para avanzar con reformas estructurales, otros critican su estilo duro y su escasa sensibilidad hacia los efectos sociales de esas reformas. 

El problema de fondo es que la épica de campaña se sostiene con expectativas, pero el gobierno se mide por resultados. El gobierno no puede seguir comunicando como si estuviera aún en campaña. El desafío ya no es seducir al votante desencantado, sino sostener la confianza de quienes apostaron por un cambio que, al menos por ahora, no ha mejorado sus condiciones de vida.

Por eso la efectividad de su estilo y narrativa de comunicación dependerá en gran medida de los resultados económicos que logre su gobierno en el corto y mediano plazo.

La comunicación del gobierno de Javier Milei en estos tiempos busca ser audaz y directa, interpelando el apoyo de sus seguidores a los fines de consolidar su imagen de gobierno refundacional. No obstante, para fortalecer su legitimidad y eficacia, será crucial que el gobierno adopte una estrategia comunicacional más equilibrada, que combine claridad técnica con empatía social y respeto institucional.

Comunicar no es gritar, es escuchar y construir

La comunicación política no se trata solo de expresar las ideas en forma violenta y fuerte: se trata de escuchar, construir puentes con la sociedad y adecuar el mensaje al estado emocional del electorado. Javier Milei supo interpretar el enojo de una parte del país, pero hoy corre el riesgo de no saber leer la decepción de ese mismo público ante promesas incumplidas o medidas que no se traducen en mejoras concretas.

La caída de su popularidad en redes sociales es mucho más que una métrica digital: es la señal de que la narrativa libertaria comienza a resquebrajarse si no logra reconfigurarse hacia un nuevo escenario.

En tiempos donde el algoritmo es tan importante como el mensaje, gobernar también implica saber cuándo y cómo comunicar. Porque en política, el poder no solo se ejerce: también se construye, se legitima… y se comunica.

 

*Autor del ebook “Unir la cadena. IA & comunicación política. Guía práctica para asesores”, LAMATRIZ, 2024.

 

 

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