De la moderación a la polarización: los cambios de Zuckerberg en las redes sociales y sus riesgos globales - Política y Medios
22-01-2025 - Edición Nº6200

ANÁLISIS

De la moderación a la polarización: los cambios de Zuckerberg en las redes sociales y sus riesgos globales

El CEO de Meta, Mark Zuckerberg, sorprendió al mundo con un anuncio que reconfigura el panorama digital: la eliminación de verificadores de contenido en Facebook e Instagram.

Por: Mg. Lautaro González Amato*

 

El CEO de Meta, Mark Zuckerberg, sorprendió al mundo con un anuncio que reconfigura el panorama digital: la eliminación de verificadores de contenido en Facebook e Instagram. La idea es reemplazarlos por un sistema de “notas comunitarias” al estilo de X (antes Twitter). 

Este cambio se alinea con las estrategias discursivas de Donald Trump y Elon Musk y plantea serias implicancias para la moderación de contenidos y la libertad de expresión en un entorno digital cada vez más polarizado. ¿Es esta una apuesta por la “libertad de expresión” o el inicio de un período de mayor violencia y desinformación en redes sociales?

El anuncio de Zuckerberg llega en un contexto político y económico complejo. Por un lado, Meta busca consolidar su posición en un mercado internacional donde compite con gigantes como TikTok, bajo la sombra de regulaciones cada vez más estrictas en regiones como la Unión Europea. Por otro lado, este giro estratégico parece estar alineado con los intereses del gobierno estadounidense y del Partido Republicano, encabezado por Donald Trump, quien asumirá la presidencia el próximo 20 de enero.

La medida no es menor: el fin del programa de fact-checkers implica un cambio radical en la moderación de contenidos, uno de los aspectos más sensibles en la era digital. A continuación, exploramos los principales temas que deberían guiar el debate público sobre esta decisión:

1. Desinformación y el impacto en la democracia

El sistema de “notas comunitarias” delega en los usuarios la responsabilidad de contextualizar contenidos engañosos, eliminando el rol de expertos y organizaciones independientes. Si bien esta estrategia puede parecer más democrática, también abre la puerta a un flujo incontrolable de desinformación. En un mundo donde las noticias falsas han influido en elecciones, pandemias y conflictos internacionales, la ausencia de verificadores profesionales podría amplificar el daño en lugar de mitigarlo.

Además, este modelo presenta un desafío técnico: ¿cómo garantizar que las notas comunitarias no se conviertan en un campo de batalla ideológico, dominado por bots o grupos organizados que distorsionen la información?

2. Polarización y violencia en el discurso público

El doctor en Ciencias de la Información Martín Becerra advirtió que estas modificaciones pueden incrementar la violencia y el discurso de odio en plataformas masivas como Facebook e Instagram. En un ecosistema digital donde las interacciones conflictivas generan mayor engagement, la decisión de Meta podría incentivar un modelo de negocio peligroso: monetizar la polarización social.

La falta de moderación también podría agravar tensiones políticas y sociales en países con democracias frágiles, donde las redes sociales ya han sido utilizadas para incitar al odio y la violencia. Este problema es especialmente crítico en regiones como Ameérica Latina, donde Meta tiene una presencia dominante.

3. Regulación global versus intereses corporativos

El anuncio de Zuckerberg también intensifica el choque entre las políticas corporativas de Meta y las regulaciones internacionales. Mientras la Unión Europea avanza en marcos regulatorios como la Ley de Servicios Digitales (DSA), que busca proteger derechos fundamentales y garantizar una moderación ética, Meta parece optar por un modelo más cercano al laissez-faire de Elon Musk en X.

Este conflicto no es meramente filosófico, sino también estratégico. El alineamiento de Meta con los objetivos geopolíticos de Estados Unidos, en especial en su disputa tecnológica con China, refleja cómo las grandes tecnologías están moldeando sus políticas internas para ganar favores gubernamentales, incluso a costa de los derechos de los usuarios en otros países.

El giro de Meta hacia una menor moderación de contenido marca un punto de inflexión en el ecosistema digital global. Bajo el pretexto de abrazar la libertad de expresión, la decisión de Zuckerberg prioriza intereses corporativos y geopolíticos sobre la salud del debate público y los derechos de los usuarios.

En un contexto de creciente polarización y desinformación, este cambio plantea preguntas urgentes: ¿Cómo proteger a las democracias de la manipulación digital? ¿Deberían las redes sociales autorregularse o, al contrario, someterse a marcos legales internacionales más estrictos? ¿Qué rol juega la ética empresarial frente a la rentabilidad?

Si algo queda claro es que las plataformas digitales ya no son simples herramientas tecnológicas, sino actores políticos de peso. En este nuevo escenario, los usuarios, los "prosumidores”, los reguladores y los stakeholders de estas empresas tienen un rol clave para evitar que las redes sociales se conviertan en territorios de violencia e incertidumbre, sacrificando el bienestar colectivo en favor de intereses particulares.

 

*Autor del ebook “Unir la cadena. IA & comunicación política. Guía práctica para asesores”, LAMATRIZ, 2024.

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