Javier Milei ya no oculta su pelea de frente con Mauricio Macri por la definición de un frente electoral para competir en 2025. El diálogo está roto, Karina Milei y Santiago Caputo presionan para que no haya un acuerdo y el Presidente empezó a pedir condiciones complicadas de aceptar por el titular del PRO.
Con partido propio creado, Milei cree que el partido amarillo sólo puede servir para robustecer la oferta electoral en las provincias grandes y en el resto sería inocuo, a no ser por la ayuda logística que pueden aportar figuras de trayectoria.
Macri, por su parte, no está claro que quiere y ni sus dirigentes más cercanos saben cuál será el destino de su espacio. Lo ven peleando con su ego y sin más ánimos que el de sostenerse como figura de consulta y ser tenido en cuenta para la estructura de negocios que se cree.
Así las cosas, Milei y Macri seguirán en guerra fría hasta el cierre de listas cuando se sabrá si habrá una alianza o competirán por bancas, que luego tal vez puedan confluir en los recintos. Aquí van cinco claves de la disputa entre el Presidente y el jefe PRO, quien fuera decisivo para su triunfo en el ballotage.
La pelea porteñal
En la Ciudad de Buenos Aires, donde el PRO gobierna hace 17 años, se eligen senadores y diputados y será el termómetro de la relación entre Milei y Macri. El Presidente pensó en este distrito cuando dijo que, de existir, un acuerdo electoral debe incluir las 24 elecciones provinciales, sin excepciones.
Karina Milei empezó a limar el vínculo con el PRO desde la Legislatura porteña, a través de Pilar Ramírez, quien armó un bloque de libertarios puros para marcarle la cancha a Jorge Macri. Ni siquiera aprobó el Presupuesto, cuestionó el Código Urbano y presentó una versión local de la ley Bases.
La hermana del Presidente confía en ganar con el vocero Manuel Adorni. El jefe de Gobierno, por temor a una derrota, anticipó la elección legislativa de la Ciudad, que será el 6 de julio. Si para ese día no hay un consenso electoral entre el PRO y LLA, los comicios porteños serán la escena de la ruptura definitiva de Milei y Macri.
Disputa bonaerense
La provincia de Buenos Aires es otra de las batallas que explica la tensión Milei-Macri. El Presidente necesita ganar con contundencia, para engrosar su tropa de diputados, aunque tampoco ve con malos ojos una división que permita sumar una mayor cantidad de escaños que si fueran juntos, aunque a riesgo de una derrota.
Karina amenazó con liderar la lista pero finalmente optaría por la reelección de José Luis Espert. LLA tendría un piso de 15 bancas, que son menos que los votos que tiene por Buenos Aires en la actualidad, sumado el PRO, la UCR, el economista y Carolina Píparo. Buscará un esquema para ganar más.
El PRO, en las encuestas que maneja la Rosada, no llega a 10 puntos en la provincia de Buenos Aires. Si no obstruyen un triunfo libertario, en LLA no tienen problemas en dejarlos fuera, porque consideran que sin los amarillos pueden sumar votos peronistas.
Los números del Congreso
Javier Milei sabe que tendrá bloques más grandes desde diciembre, pero que difícilmente pueda llegar a una mayoría propia si no mantiene un acuerdo, fijo, con lo que quede del PRO, la UCR y los partidos provinciales. En la Rosada hacen una cuenta simple: si superan un tercio en ambas cámaras con votos propios alcanza para bloquear los dos tercios. La mayoría simple no sería posible hasta 2027, como mínimo.
Macri tiene chances de tener una expresión mínima en el Congreso, junto a la UCR, que de todos modos será la que Milei necesite para abrir los recintos. La expectativa del Gobierno es lograr una rebelión de los miembros de esa fuerzas con sus líderes hasta convertirlos en violetas, como ocurrió con la UCR.
La revuelta amarilla
Otra carta de Milei para acorralar a Macri es que la propia tropa amarilla se rebele y le exija al titular del PRO acordar con la Libertad Avanza, por miedo a quedarse sin nada. Es el camino que estaba recorriendo Cristian Ritondo, jefe del bloque macrista en Diputados, denunciado por presunto enriquecimiento ilícito. El Presidente lo respaldó, pero quien oficia de su patrón no dijo una palabra.
Representantes amarillos de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos tampoco quieren entrar en crisis del PRO que los deje sin nada. Empezaron a tender puentes con el Gobierno, a través de Patricia Bullrich, quien fue también el nexo entre los radicales violetas y Milei. La fuga podría seguir y dejar a Macri en la obligación de cerrar algún acuerdo.
Los gobernadores
Hay tres jefes provinciales con origen en el PRO: Jorge Macri (Ciudad), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut). Ninguno quiere que crezca un frente liberal en su tierra y amenace su reelección en 2027, ya sea por tener candidatos sólidos o por presentar una elección de tercios, que siempre tiene final abierto. En Santa Fe lo saben bien.
Es por eso que cada uno hace su juego. Macri anticipó los comicios locales, donde necesita ganar para sostener la gobernabilidad. Torres y Frigerio buscan negociar con la Rosada para reducir el daño.
El titular del PRO puede ser un problemapara ellos y tratan de ignorarlo. No saben hasta cuándo podrán evitarlo.