
Javier Milei pateó el tablero y acorraló a Mauricio Macri: sin vueltas, el Presidente anunció que sólo acepta un acuerdo electoral con el PRO si se expande en las 24 provincias, sin excepciones, y con La Libertad Avanza bajo el control de la lapicera.
“Trampas no”, fue la frase del Presidente, durante una entrevista que aún no tuvo respuesta del titular del PRO pero sí una repercusión interna en esa fuerza, donde abunda el desconcierto por el futuro. Macri tuvo escasos contactos con los líderes locales de su partido y nadie sabe a ciencia cierta cómo será el protocolo para competir en 2025.
La última línea que bajó Macri es fortalecer la marca para competir sin LLA, pero los números no auguran un final feliz: según datos que manejan en la Casa Rosada, el PRO no llega a 10 puntos en casi ninguna provincia; y en la Ciudad, quedó por debajo de los 30 por primera vez desde que Gobierno. Si divide el voto con el oficialismo, la fuerza que gobernó cuatro años el país puede hundirse más hasta desaparecer.
El único camino de Macri, y el que más le gusta, es encontrar algún episodio que provoque una abrupta caída de la imagen de Milei y lo obligue a pedir ayuda. Los casos de corrupción que aparecieron, como el del titular del ARCA Andrés Vázquez, son una prueba de fuego para el Gobierno, que por ahora logró superar.
Con Milei al tope de su imagen positiva, la dirigencia del PRO empezó a impacientarse, porque resignar una parte de su electorado con los libertarios puede resultar un tiro de gracia. Es por eso que ya hay diálogos entre las partes en muchos distritos, sin preguntarle a Macri.
Un caso avanzado fue el de Entre Ríos, donde el gobernador Rogelio Frigerio no quería perder las elecciones legislativas y estrechó filas con LLA local, dividido en varias tribus. No le preguntó a Macri, quien pasa parte del año fuera del país, con actividades personales o eventos de la Fundación Fifa.
Karina Milei, a cargo de la lapicera de LLA, sigue de cerca las negociaciones locales a través de Lule Menem, su asesor predilecto en cuestiones electorales, con quien organizó las recorridas por todas las provincias para puntear dirigentes propios. También sentó los cimientos para armar la juventud.
Lule ya habló a las escondidas con dirigentes del PRO de todos los distritos y habilitó que sumen figuras a las listas, pero con cierto poder de veto desde la Casa Rosada. No quiere candidatos con pasado frondoso ni experiencias de fracasos en la gestión que luego haya que explicar.
Como era de esperar, el tío del presidente de la cámara de Diputados tuvo buena recepción de los amarillos, porque nadie sabe muy bien dónde los lleva Macri. O si los lleva a algún lado. La reunión del consejo del PRO, hace 15 días, no tuvo resoluciones sino pedidos de “respeto” al quien gobernó el país entre 2015 y 2019. Es un tema personal.
Karina y Lule se ríen, según cuentan diputados que pudieron sentarse en su mesa. No pueden entender el temor infunde Macri a quienes ganaron una banca por su lista, como si efectivamente tuvieran un identikit de cada uno para golpear bajo cuando haga falta.
Casi todos ven crecer a LLA en sus provincias, con casos paradigmáticos como el ascenso de Milei en las provincias del norte del país, en las que Macri nunca hizo pie. El escenario natural es una polarización entre el oficialismo nacional y los resabios del kirchnerismo. Un dirigente del PRO que conserve buena imagen puede sacar ficha de jubilación.
El Presidente sabe y acepta que necesita del PRO en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad. Su amenaza, en realidad, consiste en decir que si hay resistencia a conciliar en esos distritos, no abrirá la lista en los demás.
En PBA el PRO lo controla el diputado Cristian Ritondo, quien cayó en desgracia cuando a partir de una denuncia periodística se supo que tenía departamentos sin declarar, en el país y en Miami.
La noticia se supo justo cuando se encontraba en un coqueteo para saltar a LLA. Fue curioso que sólo Milei lo defendiera públicamente: Macri no habló y no lo dejó ir a la reunión del consejo del partido. María Eugenia Vidal dijo que debe resolver la justicia.
En CABA hay movimientos que explican la reacción de Milei. Jorge Macri desplazó al jefe de Gabinete, Néstor Grindetti; y a quien era el segundo en Seguridad, Diego Kravetz, beneficiado con un cargo clave en el Gobierno: lo nombraron vicejefe de la SIDE, conocido como el señor 8.
Ese puesto le fue ofrecido hace un año a Ritondo, pero lo rechazó para no tener que enfrentarse a Macri. El diputado tiene cercanía con Grindetti: comparten la administración de Independiente. Karina, desde la platea, observa la interna del PRO y aclara que está dispuesta a presentar lista en la Ciudad si no le dejan ser parte del macrismo. Las negociaciones serán duras. A todo o nada.