Por: J.NyE
Javier Milei logró reconfigurar el escenario político y Mauricio Macri es la mayor víctima. El electorado que acompañó al PRO en 2023 figura en las encuestas como la nueva incorporación libertaria y con el repunte del Presidente en el último trimestre aparecieron legisladores amarillos que empezaron a pintarse de violeta.
La última semana fue difícil para el expresidente: permaneció en Qatar para presentar la carrera de Fórmula 1 y vio cómo, de a ratos, no le contestaban el teléfono desde el Congreso. Tampoco tenía demasiado para decir: quería saber si había alguna chance de bloquear la reelección de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados. Desde hace un año quiere en ese lugar a Cristian Ritondo, el jefe del PRO. Nunca supo cómo conseguir los votos.
La semana anterior, Macri había visto cómo dos diputados cercanos a Patricia Bullrich frustraron la votación de Ficha Limpia: los santafesinos Gabriel Chumpitaz y José Nuñez. La ministra de Seguridad, desplazada del PRO por el expresidente, podría arrastrar a cinco o seis diputados más si se lo propusiera. La cuenta puede crecer aún más. El titular del PRO se mostró indefenso: no sabía muy bien ni con quien enojarse. Hizo un comunicado de repudio al día siguiente ferozmente respondido por la cuenta oficial de La Libertad Avanza, que administra Karina Milei.
Se suponía que ese cruce tendría una secuela en la sesión preparatoria, pero no ocurrió y Menem fue reelecto sin problemas. Ritondo se mostró siempre dispuesto a no embarrar la cancha. Su actitud, sumada a la pasividad con la que se quedó sin votos en Ficha Limia, dan cuenta de una nueva etapa, en la que tal vez el PRO empiece, ahora sí, a desaparecer.
El jefe del bloque de Diputados no estaría muy interesado en seguir los caprichos de rebeldías ocasionales de Macri y es por eso no convocó a reunión de bloque previa a la sesión preparatoria. No le importó que el destrato de la Rosada haya vuelto: no hubo citación a diputados PRO para armar la agenda de extraordinarias. De hecho, algunos proyectos se sabe que no son del agrado de Macri, como borrar las primarias.
Ocurre que en la tropa amarilla del Congreso no hay tanta pasión en chocar con Milei para defender a Macri, quien en sus últimas apariciones se dedicó a perseguir negocios personales para buscar un marco de acuerdo que contenga a todos. Los trolls de Santiago Caputo dijeron sin vueltas que el expresidente lo presionó a Milei para que le asigne la hidrovía a empresarios amigos. Así de simple. De esos negocios, ningún legislador amarillo ve nada.
Es por eso que los diputados y senadores del PRO se encuentran ante un dilema difícil de resolver: ¿Cuál es el negocio de romper con Milei? ¿Acaso hay una propuesta del PRO que pueda prevalecer sin ir en el tren violeta? En la provincia de Buenos Aires, el liberario depende más de una alianza para destronar al peronismo, pero tampoco encuentra resistencia entre los amarillos. Diego Santilli ya se anotó para ayudar, sin siquiera esperar un llamado de Macri.
En otras provincias el PRO empezó a quedar en la historia. De hecho, en Santa Fe, Chumpitaz y Núñez ya no responden a la jefa natural, Gisela Scaglia, y piden ser libertarios. Es su mayor negocio. Situaciones así se repiten a lo largo del país y dejan a Macri a merced de lo que quiera hacer Karina Milei, dueña de la estrategia electoral.
La desesperación del expresidente es total: llama a diario a los tres mandatarios que tiene el PRO buscando algún gesto de diferenciación. Jorge Macri (Ciudad), Ignacio Torres (Chubut) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), hacen lo que pueden: enfrentarse a Milei no es negocio. Dejaron sus bancas vacías cada vez que Guillermo Francos lo pidió.
Para el año que viene, cada uno tendrá su estrategia electoral en su provincia: no piensan en Macri y le temen a Milei. En la Ciudad es el panorama más complejo. Karina quiere lista propia contra el PRO, con el portavoz Manuel Adorni, Macri no mostró un candidato. Si hay acuerdo en PBA, también debería haber en tierra porteña. O tal vez la ruptura es total.
Los principales consultores de opinión pública se exhibieron en los diarios de mayor tirada con cifras fatales para el PRO. Federico Aurelio y Poliarquía consultores coincidieron en que Milei supera en intención de voto lo que obtuvo en el ballotage. ¿Qué puede quedar para el PRO? Muy poco. O tal vez nada, porque cualquier alianza para destronar a Milei que surja no tendrá como nave insignia a los amarillos.
Molesto, Macri empezó su venganza, dicen quienes lo frecuentan y lo ven enojado por “el destrato” que recibe de la Rosada. “En esta etapa de su vida, sólo quiere respeto”, lo describen. Explican que puede cobrar caro no tenerlo y no descartan algunos rumores sobre supuestas venganzas para con los Milei.
Una sería la detención del senador Edgardo Kueider en la frontera de Paraguay, donde se convirtió en uno de los primeros en ser controlado por la aduana local. El peronista y aliado del Gobierno tenía 211 mil dólares sin declarar y quedó detenido. ¿Quién orquestó semejante trampa? En el Congreso no lo dudan: acusan a Macri, con aceitados contactos con servicios de inteligencia que pululan por las fronteras.
Kueider, en julio, confesó que había negociado cargos en la bicameral de fiscalización de organismos de inteligencia con Caputo, quien buscaba así correr al senador del PRO Martín Goerling Lara. Perdieron los dos y el cargo fue para su colega radical Martín Lousteau respaldado por el kirchnerismo. Fue uno de los mayores cruces de Macri con el sobrino del ministro de Economía, a quien acusa de boicotear un acuerdo con el PRO, junto a Karina.
Podría haber más venganzas en los próximos meses, con denuncias públicas y la sospecha de que Macri está atrás. Su único plan, por ahora, es destruir. Tiene oficio para eso.