Por: Patricio Ballesteros Ledesma
La crisis en el universo de trabajo joven se manifiesta por un menor nivel de empleo y, en su mayoría, más precario. Ocupados y desocupados comparten similares barreras para acceder al mercado laboral en la Argentina.
Según los últimos datos publicados por el INDEC, la tasa de desempleo es aproximadamente tres veces mayor entre los y las jóvenes de 18 a 24 años (19,5%), en comparación con el promedio de la población (7%), llegando al 21,5% para las mujeres.
Por otro lado, en el primer semestre del año los índices de pobreza e indigencia treparon al 52,9% y 18,1% en promedio en la población de todo el país, pero para la franja etaria de los jóvenes estos valores en el período subieron al 62% y 24,5% en cada caso.
A nivel laboral, entre los jóvenes que tienen trabajo asalariado, la informalidad alcanza el 63%, casi el doble del promedio general (36%). Esta situación es preocupante por sus implicancias de corto plazo y por el impacto futuro que tendrá en sus vidas laborales.
En el contexto de la actual depresión económica, los jóvenes tienen cada vez más dificultades para insertarse en el mercado laboral y alcanzar su primer empleo formal, ya que 9 de cada 10 de los consultados dicen padecer esta situación y, además, la gran mayoría asegura que la falta de experiencia es el principal impedimento.
Como adicional, 7 de cada 10 jóvenes se desempeñan en actividades que no tienen relación con sus estudios previos y actuales o no son de su interés. Y si bien hay heterogeneidad, el 50% confiesa que nunca tuvo un trabajo en blanco.
Además, frente a un puesto con iguales características, les ofrecen un nivel de ingresos hasta 30% inferior al de una persona adulta y peores condiciones comparativas de contratación.
Estos datos surgen de un informe realizado a fines del mes pasado por Junior Achievement Américas y ManpowerGroup en América latina y, en particular, el 72% de los jóvenes en la Argentina consideraron que la falta de experiencia es el principal obstáculo para encontrar empleo formal.
Para elaborar el relevamiento se encuestó a más de 13.000 jóvenes y más de 500 empresas de 14 países. Entre otros temas, la investigación se dedicó a abordar los vinculados a las dificultades que tienen los jóvenes para encontrar empleo, las herramientas de búsqueda que más utilizan, las áreas de interés laboral y los factores que inciden para aceptar o renunciar a una posición.
Según el sondeo, las principales dificultades de las empresas en la contratación de jóvenes son la falta de experiencia y de habilidades humanas (20%) y expectativas salariales y beneficios superiores a los ofrecidos (18%). Además, el 61% de las organizaciones encuestadas encuentran una dificultad mayor en la retención del talento joven que en la atracción.
“La dificultad que manifiestan los jóvenes para insertarse en el mercado de trabajo es realmente alarmante. Por eso, creamos experiencias educativas de aprendizaje activo que les permiten desarrollar competencias clave a edades tempranas”, comenta Bernardo Brugnoli, director ejecutivo de la filial local de Junior Achievement.
Entre los impedimentos le siguen la incompatibilidad de los horarios laborales (48%) y la escasez de oportunidades en áreas de interés (43%). Para elegir un trabajo, los jóvenes analizan tener un salario competitivo (28%) y el crecimiento profesional (15%).
Sin embargo, el 47% de las compañías reportan que el nivel de rotación laboral entre los jóvenes es bajo. Los principales motivos de renuncia por parte de los jóvenes entre 18 y 29 años son salarios insatisfactorios (18%), equilibrio de vida laboral y personal (13%) y búsqueda de más experiencia y desarrollo profesional (11%).
En otro orden, las principales herramientas de búsqueda de empleo para los jóvenes son redes sociales (90%), a través de familiares y amigos (69%) y buscando directamente en sitios web de empresas (51%). Mientras que las empresas ofrecen trabajo mediante redes sociales (21%), contactos referidos (19%) y bolsas de empleo universitarias (13%).
En tanto, las áreas donde los jóvenes más están interesados en insertarse son ventas y atención al cliente (43%), Marketing y Publicidad (18%) y Tecnologías de la Información (18%). Por su parte, las empresas tienen más vacantes para cubrir en ventas y atención al cliente (14%), finanzas y bienes raíces (13%) e ingeniería (11%).
En ese sentido, según el relevamiento, siete de cada diez jóvenes trabajaron en áreas que no han sido de su interés, debido a necesidades económicas urgentes (32%) y por falta de experiencia (23%).
“Los resultados de este estudio son un llamado de atención sobre las barreras que enfrentan los jóvenes para ingresar al mercado laboral en la Argentina. Desde el ámbito empresarial, es esencial que colaboremos para reducir estas brechas, fomentando más capacitación y promoviendo oportunidades que respondan a sus expectativas y aspiraciones”, afirma Luis Guastini, presidente de la reclutante laboral en el país.
Según el informe del segundo trimestre del Instituto de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, el 35,4% de la población joven asalariada se encuentra con empleo temporal o en condición de precariedad contractual, un índice que está muy por encima del correspondiente al total de la población asalariada de CABA. Y cuando a este segmento se le adiciona la porción de los que se desempeñan por cuenta propia, la tasa de precariedad laboral llega al 39,3%.
Por su lado, desde la oficina de educación de Unicef Argentina estiman que es clave acelerar la transformación de la escuela secundaria, poner la prioridad en los estudiantes y sus aprendizajes fundamentales y contribuir a que desarrollen habilidades transferibles y digitales que les permitan continuar con sus estudios, acceder al mercado laboral, y desarrollar sus proyectos de vida".
En esa línea esta entidad multinacional lanzó a principios de año una app gratuita llamada Oportunidades Únicas, diseñada por adolescentes y el sector privado, que concentra ofertas de formación realizadas por actores clave del sector privado.
Pese a todo, de la encuesta realizada por el organismo estadístico porteño, sorprende que en el último año la población residente en la ciudad y desocupada con certificaciones educativas universitarias completas aumentó fuerte, pasando de 14,8% a 23%.
Por su parte, la UBA es una de las casas de estudios que ofrece orientación vocacional para los jóvenes que quieren capacitarse y mejorar sus niveles de empleabilidad. Por eso, en octubre pasado llevó a cabo su evento anual para incentivar el estudio de sus carreras de grado y posgrado.
En forma permanente realizan sondeos y encuestas, y de acuerdo a una de las más recientes, el 65,7% de los jóvenes en la Argentina planea estudiar y trabajar simultáneamente al terminar la escuela secundaria, lo que demuestra un alto porcentaje de interesados en su desarrollo académico y laboral al mismo tiempo.
Por su lado, desde el área de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento señalan que la Argentina necesita una legislación eficaz para formar a la nueva generación de trabajadores. En la actualidad, la Ley 25013/98 actualizada en 2008 establece el contrato de aprendizaje para jóvenes de hasta 28 años.
Concebida como un instrumento de formación teórico-práctica, su utilización es casi nula en la actualidad. Para que esta norma se convierta en una herramienta efectiva para fomentar la inclusión sin menoscabar los derechos laborales es necesario que la regulación de su uso (puestos de trabajo, cuotas, horarios, incentivos económicos, certificación), se acuerde a nivel sectorial en los convenios colectivos de trabajo.
Esto garantizará un uso apropiado del contrato de aprendizaje y permitirá adaptarlo a las distintas realidades de cada sector. Además, es fundamental regular y distinguir entre los abusos de la normativa y los errores administrativos, con el objetivo de reducir la litigiosidad injustificada y fomentar la correcta aplicación de la figura.
Sin embargo, en agosto el Gobierno publicó el decreto 847, que instaura de hecho una nueva reforma laboral sin pasar por el Congreso, y que reglamenta el capítulo específico contenido en la Ley N° 27742, Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, con grandes beneficios para los empleadores y contratantes.