
Por: J.NyE
La relación entre Javier Milei y Mauricio Macri se convirtió en una guerra fría interminable, con capítulos de tensión cada semana. El ex presidente no soporta ser furgón de cola y, cuando puede, trata de diferenciarse para marcar la cancha y agitar los ánimos en la Casa Rosada.
En los últimos días Macri dio un paso impensado en otros tiempos: fue a una reunión del bloque de Diputados, en el edificio anexo de la cámara baja, un lugar que ni siquiera frecuentaba cuando tenía una banca como representante por la ciudad de Buenos Aires, hace ya dos décadas.
El jefe de la bancada PRO, Cristian Ritondo, convenció al titular del partido a dar la cara y, de esa manera, diluir posibles dispersiones de quienes no toleran su postura de aliados tácitos del Gobierno. Ya hay dos bajas seguras en el bloque: Álvaro González y Héctor Baldassi, ambos cercanos a Horacio Rodríguez Larreta. Ninguno quiso verlo a Macri.
Tampoco asistieron los cinco integrantes del bloque que reportan a Patricia Bullrich. Los 30 restantes, sin fisuras, responden a Macri y estuvieron para aplaudirlo. Es un número clave para que Milei pueda sostener el veto a la las leyes, que es todo lo que le puede pedir al Congreso, al menos hasta 2026.
El presidente del PRO quiere hacer valer esa herramienta para condicionar a Milei. Ya le pidió sumar fondos a la Ciudad de Buenos Aires y alguna limosna para los otros territorios gobernados por su partido, como las provincias de Entre Ríos y Chubut.
En el primer caso, hay un compromiso de Economía de colocar en la planilla de giros automáticos el aumento de la coparticipación a la Ciudad. Luis Caputo incorporó la partida en otro rubro, para girar el dinero cuando quiera. No se lo dejaron pasar.
El ministro de Economía actuó con el amparo de Karina Milei, encargada de confrontar con Macri y molestar al primo, Jorge Macri, jefe de Gobierno, a través de sus legisladores afines en la Ciudad. El mandatario porteño mandó a su secretario de Hacienda, Gustavo Arengo, a negociar con los funcionarios de Economía y se llevó la promesa de tener plata al día.
Macri ya se hizo de un arma nueva para extorsionar a Milei: instruyó a su bloque a no anticipar postura sobre la reforma acordada por la oposición para restringir el uso de los decretos de necesidad y urgencia. El bloque amarillo ni siquiera quiso firmar el dictamen de rechazo, junto a La Libertad Avanza. Todo un mensaje: sin el respaldo de esta bancada, Milei no puede resistir un veto.
Con ese dato, Milei tomó el guante y ese mismo martes, mientras Macri comía sándwiches con los diputados, armó una contraofensiva para el día siguiente: organizó una conferencia en el Congreso para anunciar que pedirá suspender las primarias y anular los giros a los partidos políticos, para usar ese dinero en un refuerzo al presupuesto universitario.
El anuncio iba a realizarse en simultáneo al tratamiento de la reforma a la ley de DNU, pero debió cancelarse porque el PRO hizo llegar el mensaje a la Casa Rosada de que no toleraría esa humillación.
En julio, en pleno receso invernal, Guillermo Francos había escuchado los reproches de Ritondo sobre su idea de eliminar las primarias. En el mejor de los casos, aceptaba que no fueran obligatorias, pero en ningún caso descartarlas si hay dos interesados en competir en un frente electoral.
Se entiende que, sin esa opción, Karina Milei podrá controlar las listas a gusto, aliada o no al PRO. La conferencia se postergó sin nuevo aviso y en la Rosada advirtieron que volverán a la carga, le guste o no Macri, quien sigue día a día la guerra fría con Milei, a quien se ocupa de no cuestionar.
En la reunión en Diputados, Macri fue claro: “El Presidente es el único que quiere un acuerdo con nosotros”. Traducido: Karina y Santiago Caputo no están tan interesados en la fusión con el PRO. Son los enemigos.
Karina no se detiene: cada semana realiza una reunión partidaria en alguna provincia, acompaña a Martín Menem. Cuenta los dirigentes que hay en cada distrito y los compara con lo que tiene el PRO.
Estuvo en Entre Ríos, donde Macri quiere la reelección del senador Alfredo De Angeli. Pronto El Jefe irá a Santa Fe, para ungir como líder a la diputada Romina Diez y dejar de lado a los macristas, como Luciano Laspina, quien se mencionó como director del Banco Nación.
La tensión entre amarillos y libertarios se replica en cada provincia, en una guerra fría de la que nadie sabe bien su final. Macri no parece dispuesto a quedar relegado. Hará lo imposible para evitarlo.