Milei defendió ese veto
Javier MIlei se salió con la suya y consiguió apoyo del tercio del recinto de Diputados que necesitaba para blindar el veto a la ley de financiamiento universitario. Tuvo que transpirar más de la cuenta y ni siquiera llegó a los 86 votos que le hubiera permitido no depender de las ausencias.
Fue clave la tarea de Guillermo Francos negociando con gobernadores hasta minutos antes de la sesión, lo que permitió ayudas de Santa Cruz, Salta y Chubut que resultaron decisivas.
Además, el libertario contó con cuatro votos a favor de la UCR, que una vez más volvió a regalarle al Gobierno el apoyo de un grupo díscolo capaces de permitirles vetar leyes sin riesgo a que el Congreso insista con la sanción.
Colaboraron los radicales Mariano Campero, Luis Picat, Mariano Arjol y Federico Tournier. Los cuatro habían ayudado a aceptar el veto a la reforma previsional junto al neuquino Pablo Cervi, que prefirió abstenerse.
Negocian el presupuesto
El gobierno quiere sancionar el presupuesto y para eso trabaja con negociaciones en ambas Cámaras en simultáneo, en diálogos con los bloques no peronistas. El objetivo es llegar a un texto acordado que se apruebe en ambos recintos antes de fin de año y resulte un gesto favorable a los mercados, una obsesión de Milei.
El problema es que la oposición exige cambios para llegar a un acuerdo. La UCR armó un semáforo y pido eliminar algunos artículos, como el que elimina la movilidad de las asignaciones familiares o el que limita la autonomía a las universidades.
También requiere más fondos para las cajas previsionales de las provincias y recuperar la ley que obligaba a invertir el 6% del PIB en educación, que el texto propone suspender. “No podemos cumplirla”, planteó el secretario de Hacienda Carlos Guberman, en la reunión de comisión de Presupuesto. No pasará el filtro de la oposición.
Caputo se recluye
El ministro de Economía Luis Caputo sigue negado a visitar el Congreso para exponer sobre el presupuesto 2025, temeroso de ser destratado por el kirchnerismo, según explicó él mismo en una entrevista televisiva. “Van a hacer un circo”, se victimizó y abrió el juego para que le respondieran.
Durante la sesión, Unión por la Patria logró emplazar a un plenario de comisiones para debatir una citación, que podría tratarse en el recinto. El proyecto tendrá mayoría para tratarse y en el oficialismo empezaron a pedirle a Caputo que supere el miedo escénico y se atreva a pisar el Congreso.
El miedo de Caputo se debe a que no la pasó bien en 2018, cuando asistió a la bicameral de seguimiento de deuda externa y debió irse luego de enviarle un papel a la diputada Gabriela Cerruti, del kirchnerismo, quien lo denunció a los gritos por querer intimidarla.
La rebelión de Villarruel
Victoria Villarruel se maneja con total autonomía del Presidente, como si liderará un gobierno propio. Tal es así que armó una gira por Europa, que culminó con una visita al papa Francisco, sin siquiera consultar a la cancillería. Sólo hizo los trámites formales para salir del país.
Antes de ir al Vaticano, la vicepresidenta se reunió con políticos del Partido Popular de España, la derecha moderada, y los ultras de Vox, que también frecuentan a Milei. Hasta se tomó una foto con el rey.
El disparador de la gira fue una invitación a un foro sobre víctimas del terrorismo de la ONU, en la que ya había participado el año pasado. Se anotó sin dudarlo, para seguir su lucha para enjuiciar a los miembros de la agrupación Montoneros. No es la agenda de Milei pero sí la suya.
Se vienen los pliegos
Javier Milei no quiere dejar morir los pliegos de los candidatos a la Corte, Manuel García-Mansilla y Ariel Lijo, quienes expusieron en agosto en la Comisión de Acuerdos del Senado, pero nunca hubo dictámenes porque el oficialismo no consiguió las firmas.
Preocupado porque las candidaturas queden en el olvido, Santiago Caputo, encargado de llevar la negociación al Senado, volvió con los llamados y filtró en los medios que los pliegos están por ser despachados. Las gestiones no avanzaron, pero el mensaje fue que Milei no se daría por vencido tan fácil.
La noticia sorprendió a los miembros de Unión por la Patria, donde lograron un acuerdo para no firmar ningún pliego y sin sus adhesiones, no se puede dictaminar y tampoco pueden preparar los pliegos en en el recinto, donde necesitan dos tercios para ser aprobados.