
POR: JUAN PABLO PERALTA (DESDE CASA ROSADA)
La semana corta de La Libertad Avanza concluyó, según la lectura que hace el propio Gobierno, con un balance “sumamente positivo”, sin embargo, en Casa Rosada no se notó la euforia que sí se observó con la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal, inclusive, la que se vio hace pocas semanas con el sostenimiento del veto a las subas jubilatorias que derivó en una celebración con asado en la Residencia de Olivos junto a esos 87 legisladores de fuerzas variopintas que Javier Milei calificó de “héroes”. Cuando se consiguió el primer avance en minoría en el Congreso, Manuel Adorni no dudó en aparecer en el Salón de Conferencias sonriente y preguntando a los periodistas acreditados, “¿hermosa mañana, verdad?
Pese a negar rotundamente cualquier tipo de costo político con el rechazo a la nueva fórmula previsional y al financiamiento universitario, algo no termina de cerrar en el círculo presidencial, que más allá de eso sigue obsecuentemente a sus jefes, los hermanos Milei, muy temerosos a las reacciones intempestivas que puedan llegar a tener si no se acatan sus estrictas órdenes. En más de una oportunidad alguno de ellos, consultado por la enorme cantidad de funcionarios que fueron expulsados de la administración, ha confesado, “ojo que acá nadie tiene nada asegurado eh!, éste se levanta un día al revés y nos pega un boleo a todos”.
Ese clima se agudiza a medida que el desgaste natural de cualquier gestión se potencia -como ocurre siempre en el primer año de mandato- pero en este caso en particular, también juega lo acelerada de esa erosión que miden encuestadores que no son precisamente opositores, sino cercanos al mundo del partido violeta. La calle está siendo un termómetro que hace rato dejó de estar disociada con lo que ocurre dentro del palacio. Un fenómeno que se verifica pese a la baja en el dato de inflación de septiembre (3,5%), en referencia al de agosto que fue de 4,2%, pero que tiene como coste una recesión que no da respiro.
De cualquier forma, el denominado “triángulo de hierro” infiere que tiene el control de la situación y que los que critican no son más que meros espectadores de los buenos resultados que está obteniendo el “fenómeno barrial”. Como dijo Elisa Carrió, la comandancia libertaria considera que “se está tragando a Macri”. Un alto asesor ministerial declaró: “A ver, ¿qué va hacer Mauricio, va votar con el kirchnerismo?”. Cuando se le recordó que parte de su bancada había hecho eso cuando se trató la fórmula jubilatoria respondió, “pero a la hora de definir hace lo que tiene que hacer. Es como Victoria (Villarruel) habla, habla y al final vota lo que tiene que votar; con eso nosotros estamos hechos”. La analogía no fue casual, desde hace tiempo que la mesa –cada vez más chica- del corazón mileísta desconfía de ambos.
Igualmente, el más cuestionado es siempre el expresidente, y elípticamente su primo Jorge, intendente porteño al que le siguen sin pagar la coparticipación como indica el fallo de la Corte Suprema, pese a los gestos que tuvo yendo a sacarse una foto con el presidente asumiendo el control de las 18 líneas de colectivos de la CABA. El axioma que indica que “Milei no cumple nada de lo que promete” ya es vox populi en los chats amarillos.
El verdadero voceador del núcleo duro de LLA se cansó de exponer, siempre en off, que el líder del PRO tiene que entender que ya no tiene el poder. En los pasillos de Balcarce 50 se lo escuchó manifestar en más de una oportunidad, “MM va a terminar como Larreta o Biden”. Todos mensajes que siempre llegaron a oídos del aludido, quien en una desordenada estrategia decidió mediatizar sus diferencias con el oficialismo, pero que terminó cediendo públicamente a encuentros que no hicieron más que exaltar la figura de negociador que le adjudican al máximo asesor presidencial, Santiago Caputo.
De hecho, una vez conseguido otro respaldo parlamentario de Propuesta Republicana en pos de bajar los fondos extras a las facultades, el primer mandatario no hizo otra cosa que legitimar lo que se oye en la sede del Poder Ejecutivo Nacional. Reposteó a uno de sus portavoces mediáticos, que en un artículo expuso sin rodeos: “A Milei lo sacude hasta la cúpula del PRO, con otro slogan. “Es un gobierno que no gestiona”, repiten a quien quiera escucharlo. Pero el PRO pasó sin pena ni gloria por la administración central. Perdió por mucho las elecciones, y gran parte de los ex funcionarios que dan cátedra de cómo solucionar todo, ya ocuparon cargos. Y está claro: no hicieron casi nada de lo que hoy dicen que se debería hacer”.
Así está la relación incierta del jefe de los libertarios con ese aliado que lo ayudó a entronizarse en el Sillón de Rivadavia y hoy vuelve a amenazar con limitar –o condicionar- el respaldo legislativo. Mientras tanto, el “karinismo”, integrado, entre otros, por los primos Menem, puja por conformar su propio partido a nivel nacional para dejar de atender las objeciones, cuestionamientos y reclamos del “presi”, como Milei llama a Macri en la intimidad de sus furtivos encuentros en la quinta de Villate 1000. Al empoderar en juego político gubernamental a la ahora archienemiga del ala macrista, Patricia Bullrich, el presidente primero delegó el trato con el fundador del PRO en su jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien logró que fuera el único ex mandatario argentino presente en la firma del Pacto de Mayo en Tucumán. Ahora lo relegó a dialogar con su principal consejero y consultor.
El pase de factura de quien fuera jefe de la bancada del FpV y luego integrante de la derrotada fórmula de JxC en 2019, Miguel Ángel Pichetto, fue desestimada en Casa de Gobierno. Desde Encuentro Federal, el rionegrino no tuvo piedad con la gestión libertaria a la que primero le dijo que cree que gana pero pierde con los últimos vetos y la comparó con una “sociedad anónima de destrucción masiva”. Asimismo, la acusó de no tener plan económico, más que una tablita cambiaria al estilo de Martínez de Hoz, abriendo indiscriminadamente las importaciones chinas mientras que EEUU hace todo lo contrario.
Para rematar, entre otras cosas, Pichetto consideró que no habrá inversiones "si se demuestra que hay fragilidad institucional y si no consolidan una mayoría para poder gobernar", añadiendo que "están perdiendo al electorado duro, fundamentalmente los jóvenes, y a un sector importante que estaba enrolado en las filas del PRO, que son los jubilados (…) "Creo que están jugando con valores muy sensibles y me parece que el camino no es el adecuado, no es el conveniente para el país, ni tampoco para el Gobierno", cerró bajo los gestos de aprobación de su compañero de banca, Emilio Monzó.
Otro hecho que celebra y envalentona a la comandancia libertaria es la reaparición de Cristina Kirchner como candidata a presidir el PJ Nacional. "Si ellos se dividen se puede dar lo que pasó en 2017", recordó otro de los hombres con despacho en Balcarce 50, que hizo referencia a aquella PASO en la que Florencio Randazzo -quien ahora por el retorno a escena de CFK se desafilió del peronismo- la desafió en conjunto con el Movimiento Evita de Emilio Pérsico. Ambos le quitaron casi seis puntos y lograron que la ex vice de Alberto Fernández (que en ese momento fue jefe de campaña de dirigente de Chivilcoy) fuera derrotada por Esteban Bullrich (PRO).
En medio de este horizonte de sucesos, el titular de la vocería -y futuro candidato libertario, probablemente en la Ciudad de Buenos Aires- Adorni, evitó dar conferencias durante casi toda una semana. Recién el jueves, entre idas y vueltas y después de una reunión de Gabinete que presidió Milei, dio una a las apuradas aduciendo que tenía un compromiso insoslayable. Se trataba de recibir al joven youtuber mileísta que fue agredido en las inmediaciones del Parlamento el miércoles luego de las definiciones en la Cámara baja. Acto seguido, asistió con los Milei, Francos y un importante grupo de custodios a la casa de empanadas de la Avenida Callao donde el militante libertario se refugió ese día frente a la corrida y agresiones que le propinó un grupo de personas que lo acusaban de provocador, y que derivó en una represión policial que tuvo como otras víctimas a un par de periodistas.
En el contexto de la apurada rueda de prensa, PolíticaYMedios consultó al representante del PEN con respecto al giro en las declaraciones del mandamás de Hacienda, Luis Caputo, que pasó de describir al bloqueo cambiario como un obstáculo para la llegada de inversiones a decir que se puede crecer con el cepo. El vocero oficial respondió que “los números te marcan que, efectivamente, el ministro tiene razón y que se puede crecer y no es la única variable. Por supuesto, que el levantamiento del cepo es un acelerador de las cuestiones, de los procesos económicos, pero claramente se puede crecer, y se va a seguir creciendo, y te digo, va a llegar un punto que te va a pasar desapercibido cuándo se levante el cepo porque -en el mientras tanto- hacemos un montón de cosas todas las semanas para que eso ocurra”.
[#CasaRosada] En línea con los dichos de #Caputo sobre que el cepo cambiario no es un impedimento para el crecimiento #Adorni afirmó que "tiene razón el ministro y que se puede crecer y se va a seguir creciendo". El reclamo para liberarlo viene de parte de los posibles inversores pic.twitter.com/9qrvFBFtJH
— Juan Pablo Peralta (@JuamPaPeralta) October 10, 2024
En otro segmento de la rueda, una estudiante de periodismo de la Universidad Católica Argentina (UCA), interrogó a Adorni sobre “cómo el señor presidente suele basurear bastante la profesión, quería preguntarte ¿cómo te hace sentir eso como periodista? Si dejar de ejercer implica dejar de empatizar, ¿y por qué hay tanta generalización y odio?”, enfatizó. El funcionario aseveró que todo lo que decía la joven era incorrecto. “Ni el presidente basurea, ni hay una generalización, ni hay odio”. Ella repreguntó: “¿Por qué se siente así entonces?”. Y con cara de pocos amigos, haciendo recordar a más de uno las actuaciones de su antecesora, Gabriela Cerruti, el portavoz replicó molesto: “Vos lo sentís así”, y trató salir del mal trago apurando su partida.
El punto que tocó la futura periodista, otras veces planteado por los trabajadores de prensa que cumplen funciones en la Casa, es una más de las controversias que los más sumisos y acólitos colaboradores de Javier Milei -y obviamente sus detractores- perciben como un déficit que se potencia y va hundiendo cada vez más la figura presidencial, degradando la función ejecutiva de la máxima autoridad de la República Argentina.
Lo que analizan los más conspicuos defensores de este modelo liberal libertario, pertenecientes a diferentes ámbitos del quehacer nacional, es cómo puede influir ese punto (e inevitablemente el económico) en las aspiraciones y posibilidades que el “estilo Milei” pueda tener en las legislativas del año que viene, y por supuesto, en lo que reste de tiempo hasta que lleguen las determinantes elecciones del 2027.