VIALIDAD
"Me gustan los estudiantes, porque son la levadura..." La voz de Mercedes Sosa escapa del viejo Galaxi de pantalla partida y se pierde entre los murmullos. La canción, escrita por Violeta Parra en 1962, sigue vigente a pesar del paso de las generaciones. En la vigilia, cuando ya casi amanece, los mates, las charlas y las canciones —viejas y nuevas— acompañan el momento. Esta escena podría darse en cualquiera de las más de treinta facultades tomadas en todo el país, pero sucede en la Facultad de Arte de Tandil.
Cuando la Cámara de Diputados ratificó con 85 votos el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, los estudiantes que estaban reunidos en la Facultad de Arte, ubicada en el centro de la ciudad, salieron a cortar la calle en señal de protesta.
En los días previos, mientras el bloque de Cambiemos negociaba para mantener el veto, los rectores de las tres universidades más importantes del interior bonaerense —Mar del Plata, Tandil y Bahía Blanca— publicaron un documento conjunto. "Somos tres universidades nacionales públicas asentadas en un territorio integrado por más de 2,5 millones de habitantes, en más de 60 municipios de la Provincia de Buenos Aires. Brindamos educación a más de 120 mil estudiantes y hemos formado, a lo largo de nuestra historia, a más de 100 mil graduados", expresaron.
En las redes sociales se multiplicaban los mensajes de solidaridad con los docentes y de rechazo al recorte. Mientras tanto, los estudiantes de Arte y sus profesores —al estilo de la película Puan de María Alché y Benjamín Naishtat— organizaron una clase pública, seguida de una asamblea en la que se decidió la toma inmediata de la facultad.
A las 18:00, la asamblea ya contaba con la participación de estudiantes y docentes de otras facultades, e incluso con la decana de Arte, Daniela Ferrari. "La decisión más importante fue tomar el rectorado a partir de las 11 de la mañana de hoy", contaron a Política y Medios Lautaro y "Chula", dos estudiantes que pasaron la noche en vigilia.
“La verdad es que ha sido una jornada muy dura. No esperábamos que la mayoría del Congreso no apoyara la Ley de financiamiento universitario. Esto implica que no apoyarán la educación pública. La semana pasada marchamos con miles de personas, y aunque teníamos algo de esperanza, nos golpeó duro”, reflexionó Daniela Ferrari.
El próximo lunes, las asambleas autoconvocadas sumarían una reunión formal de los claustros, con la presencia del rector y todas las partes que integran el gobierno universitario.
El Dr. Marcelo Aba, rector de la UNICEN, comentó: "Es un momento paradójico, contradictorio. Mientras como universidad tenemos mucho para celebrar —este año la UNICEN cumple 50 años—, se sostiene un veto que es un golpe al sistema universitario público nacional”.
Micaela, otra de las estudiantes involucradas en la toma pacífica, explicó: "Llegar a esta instancia no es una decisión fácil. Es un proceso arduo, que lleva mucha discusión y debate. Sabemos que es una medida fuerte, pero necesitamos la participación de todos: estudiantes, docentes, nodocentes, y también de la gestión de la Facultad y la Universidad para sostener esta decisión".
Las universidades nacionales hoy luchan por sobrevivir ante un gobierno que impulsa un modelo de país ignorante y dependiente. Sin embargo, su historia está escrita con hitos trascendentes: la Reforma Universitaria de 1918, el Cordobazo, el Correntinazo y el Rosariazo. Fueron asaltadas por la dictadura de Onganía en la "Noche de los Bastones Largos" en 1966, y de los 30 mil desaparecidos de la dictadura de Videla y compañía, el 21% eran estudiantes y el 5,7% docentes. La universidad argentina ha resistido mucho y tiene más claro que los diputados que acompañaron el veto cuál es su misión. Por eso, Mercedes Sosa sigue cantando desde el viejo Galaxi: "Me gustan los estudiantes que marchan sobre las ruinas, con las banderas en alto, va toda la estudiantina".
