Por: Mg. Lautaro González Amato
La imagen del presidente argentino Javier MIlei está en pleno retroceso. En la lucha por bajar la inflación, el Jefe de Estado parece haber olvidado las premisas que lo catapultaron al gobierno, al tiempo que la aceptación de un futuro promisorio de gran parte de sus votantes se desvanece como un castillo de naipes. Cuáles son las herramientas que brinda la comunicación política para una gestión en picada.
La política es un terreno volátil y la comunicación, en su esencia, es la clave para conectar a los gobernantes con los ciudadanos. En Argentina, el espacio libertario del presidente Milei, a casi diez meses de mandato, enfrenta un desafío significativo: una reciente encuesta de la consultora Poliarquía revela una caída de 7 puntos en su imagen.
Es que la percepción acerca de los efectos por las medidas económicas “de shock” aplicadas y su imagen positiva muestran un descenso en las encuestas. Esto genera preocupación tanto dentro del gobierno como en su propio electorado, que ve cómo los aumentos de los servicios, la nafta y alimentos, más el estancamiento del salario, repercuten negativamente en su economía.
Razones con emociones
El adelanto del veto a la ley de presupuesto educativo, sumado al aumento de transporte y el acuerdo con diputados de la UCR, incrementa el sentimiento de “enojo” de la sociedad hacia el Gobierno. El nivel de furia de la “antipolítica” propia de la constitución de LLA es el que ahora comienza a deteriorar su leitmotiv “anticasta”.
En este contexto, la gran mayoría de las encuestas indica que la imagen de Javier Milei se deterioró en el último mes entre 4% y 10%, a raíz de la percepción social de que la economía está estancada, sumado al rechazo al veto de la fórmula de las jubilaciones y la suba de las tarifas. La falta de empatía con los problemas sociales es perjudicial para la salud del Gobierno.
Por otro lado, el reciente ranking de presidentes sudamericanos publicado por CB Consultora (entre el 17 y el 21 de septiembre encuestó a más de 12 mil personas de toda la región) indica que el mandatario argentino sufrió una caída significativa de su imagen, con una disminución de 4,2 puntos respecto de la medición anterior. De esta manera, Milei quedó relegado al sexto lugar con una imagen positiva del 46.4% y una negativa del 50.4%, la más alta entre los líderes evaluados.
En América Latina, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, encabeza el listado con un 51.8% de imagen positiva, seguido por Daniel Noboa, de Ecuador, con 51.5%, y Santiago Peña, de Paraguay, con 50.2% de aprobación.
En cuanto a la imagen positiva de MIlei, solo un 26.2% de los argentinos lo califican como “muy bueno”, mientras que el 31.1% opina que su gestión es “muy mala”. Su declive lo coloca por detrás de líderes como Gabriel Boric, de Chile (34.2% de imagen positiva), y Nicolás Maduro, de Venezuela (28.9%).
Oportunidades desde la compol
Si bien la tendencia parece indicar que, sin cambio de rumbo en su gestión, el Presidente podría enfrentar mayores dificultades para consolidarse en el ámbito regional e internacional, este escenario plantea una oportunidad. La comunicación política correctamente orientada puede ser la herramienta decisiva para mejorar la percepción pública y afianzar los valores del espacio liberal de Milei.
En el contexto actual, con una creciente desconfianza hacia las instituciones y el malestar social por las políticas económicas de administraciones pasadas como las de Alberto Fernández y Mauricio Macri, es crucial que los gobiernos, especialmente los que pretenden producir una transformación profunda, como el de Milei, utilicen la comunicación de manera estratégica. Por eso, tal vez, el apuro de lanzar el espacio de LLA a nivel nacional por parte de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.
El Gobierno necesita mostrar apoyo y hablarle a su núcleo duro, necesita más showtimecommunication que medidas de gestión, ya que el propósito es “destruir al Estado”, tal cual padece Córdoba hoy con la derogación de la ley nacional de Manejo del Fuego, que elimina la protección de los ecosistemas quemados intencional o accidentalmente.
Por lo tanto, acá comparto cinco razones por las cuales la comunicación política podría ser utilizada por LLA a su favor, más allá de que la oposición, centralmente el peronismo, no logre consolidar por este tiempo un proyecto que interpele a la ciudadanía.
1. Transparencia y claridad en la gestión: uno de los valores centrales del liberalismo es la transparencia. Para Javier Milei, comunicar de manera clara y directa las decisiones de gobierno es crucial para recuperar la confianza de los ciudadanos. La comunicación eficiente no solamente informa, sino que también educa sobre las razones que hay detrás de políticas impopulares, como el aumento de tarifas. Según el sociólogo español Manuel Castells, “la comunicación política no se trata solo de mensajes, sino de construir un entendimiento compartido de la realidad” .
2. Combatir la desinformación: la caída de la imagen de Milei está vinculada, en parte, a la proliferación de información errónea y percepciones distorsionadas. En una era donde las noticias falsas proliferan, la comunicación política debe ser precisa y proactiva. Antonio Pasquali, un referente en comunicación política, sostiene que “una sociedad bien informada es menos vulnerable a la manipulación” . Reforzar la presencia de LLA en plataformas digitales y medios tradicionales, con mensajes claros y datos verificables, puede mitigar el impacto negativo de rumores y desinformación. Esto, siempre y cuando la política económica logre arrojar resultados palpables en lo inmediato, hecho que por ahora no sucede en el bolsillo de los argentinos.
3. Crear cercanía con el ciudadano común: el estilo confrontativo de Milei, aunque efectivo para consolidar su base de seguidores, puede alejar a ciertos sectores de la población. Una comunicación que priorice la empatía, que muestre cómo las políticas libertarias beneficiarían al ciudadano promedio, puede cambiar la percepción de aquellos que se sienten desconectados. María Cristina Mata, una de las voces más destacadas en el campo de estudio de la comunicación, afirma que “la política debe ser el puente que acerque al ciudadano a su realidad, y la comunicación es el cemento que sostiene ese puente” .
4. Fortalecer el relato libertario: el relato es esencial en la política. LLA debe reforzar los principios que la llevaron al poder con el 56% de los votos, como la libertad individual, la reducción del Estado y el fomento de la economía de mercado. En lugar de ser reactivos ante las críticas, el Gobierno debería ser proactivo en comunicar cómo este encuadre mejorará la calidad de vida de los argentinos. El enfoque debería estar en educar a la ciudadanía sobre la visión de un país donde el esfuerzo individual sea el motor del progreso. Algo complejo de comunicar en un mundo donde la cooperación y solidaridad entre naciones es lo que predomina.
5. Construir una visión de futuro: la caída en la imagen de Milei está vinculada a un sentimiento de pesimismo entre la población sobre la situación económica. Es crucial que el Gobierno no solo aborde las preocupaciones inmediatas, sino que también comunique una visión clara de futuro. Como señala el teórico Jesús Martín-Barbero, “la comunicación política debe proyectar esperanza, debe ser capaz de transmitir el sueño de un país mejor”. Si LLA logra articular un mensaje de esperanza, basado en políticas concretas que promuevan resultados visibles, tendrá chances de revertir la tendencia actual.
Este contexto presenta un reto significativo para Javier Milei y su espacio político. La caída de la imagen del Primer Mandatario y la creciente preocupación por la economía exigen respuestas inmediatas y claras. No obstante, lejos de ser un obstáculo insalvable, esta coyuntura puede convertirse en una oportunidad para revitalizar la relación con los ciudadanos.
La comunicación política de gobierno basada en la transparencia, la educación y la cercanía es la clave para que LLA pueda realinear sus objetivos con las expectativas de la población y consolidarse como un proyecto político sostenible a largo plazo. Algo que hoy pareciera haberse convertido en el reto más difícil desde que Javier Milei asumió el Poder Ejecutivo.