Por: J.NyE

Mauricio Macri lo logró: con la amenaza de seguir bloqueando leyes en el Congreso, Javier Milei se rindió a sus pies y le prometió una coordinación legislativa conjunta para no evitar nuevos malos entendidos. Lo hizo a través de una reunión en la Casa Rosada con una comitiva del bloque de Diputados PRO, liderado por jefe, Cristian Ritondo. 

Con esa escena, Macri consiguió además humillar a Karina Milei, quien se niega a trabajar en equipo con los amarillos y vio como su hermano prometía coordinación y diálogo.

En el salón Eva Perón de la Casa de Gobierno, con Milei en la cabecera, Ritondo pasó varias facturas.  Recordó que podría haberse evitado el rechazo del DNU de fondos reservados de inteligencia si el oficialismo aceleraba el armado de la bicameral que controla el espionaje, con el PRO en la presidencia. La lidera el radical Martín Lousteau, a partir de un acuerdo con el kirchnerismo.

El jefe del bloque PRO en Diputados también recordó que la diputada María Eugenia Vidal propuso una reforma previsional con el aumento del 8.1% que tiene el proyecto finalmente sancionado, pero a pagar en 12 cuotas. Hubiera sido más condescendiente que las propuestas del Ejecutivo desechadas, en su intento frustrado por evitar una ley que luego tuvo que vetar. 

Milei asintió a los planteos de Ritondo y prometió hablar con él antes de enviar a sus delegados a negociar. Fue un tiro por elevación a Karina, quien tuvo el rol de juntar consensos en Diputados; y a Santiago Caputo, quien en estos meses se entrometió en el Senado, donde nunca hizo pie. Guillermo Francos fue el encargado de dar los toques finales en ambas cámaas a partir de su diálogo con los gobernadores.

Todo ese esquema se rompió cuando Macri le ordenó a sus diputados votar en contra del DNU de fondos reservados de la SIDE e hizo la vista gorda ni bien supo que sus senadores iban a aprboar en general la reforma previsional de la oposición.

Durante a última comida que mantuvieron en Olivos, el ex presidente le recordó a Milei la ecuación básica: durante sus cuatro años de su gestión, no podrá sancionar leyes sin ayuda del PRO. Por eso el economista siempre quiso un interbloque, pero no logró que Macri se lo habilite sin antes escuchar condiciones favorables. 

Al ex titular de Boca no le convence una fusión que desdibuje el partido que fundó hace dos décadas y conduce hace dos meses, pero tampoco quiere quedarse fuera del poder. Exige cargos y poder de decisión, que ningún jefe de Estado puede delegar. Está trabado en sus ansias de no pasar al olvido.

Macri quiere la presidencia de la Cámara de Diputados y lo hizo saber la noche previa a la cumbre de la Rosada, durante una presentación de la Fundación Pensar, en Paraná, cuando dijo sin vueltas que Martín Menem no podía conducir el recinto.

Karina Milei no soportó el desafío. Mandó al jefe de LLA en Diputados, Gabriel Bornoroni a responder por la red X. El cordobés no anduvo con vueltas: dijo que Macri no había podido conducir la presidencia de la nación durante cuatro años y debía callarse. 

Bornoroni fue junto a otros ocho diputados a la Rosada, por gestión de Karina. No abrió la boca, pero fue un mensaje de la hermana del presidente, de que sólo habrá interbloque que funcione si ella manda. Son las tensiones de siempre, que tal vez Milei quiere empezar a dejar de lado. Entendió que paga costos altos.  

Ritondo hizo otra maniobra para hacerse notar: exigió la presencia en la reunión de Oscar Zago, ex jefe del bloque LLA hasta abril, cuando fue reemplazado por Bornoroni. Zago preside un bloque, el MID, que tiene tres miembros pero podría ampliarse si recluta a desencantados libertarios. 

Milei no puede permitirlo y por eso lo llamó. Menem también tuvo que reunirse con Zago, a quien él mismo desplazó de la jefatura del oficialismo, para pedirle que no juegue a destruirlo. Sabía de conversaciones con Ritondo para armar un interbloque PRO-liberales díscolos y convertirlo en filtro de la agenda presidencial. 

Fueron demasiadas claudicaciones a las maniobras de Karina, que derivaron en este descalabro que impide hasta blindar los vetos presidenciales. La secretaria general de la presidencia no se rinde y sigue con su agenda de armar una raza libertaria pura y a su merced. Cree que el PRO está destinado a convertirse en un residuo de La Libertad Avanza para completar las listas de 2025 y tal vez apoyar algún candidato a en 2027. No más. 

Macri ya no la toma en cuenta porque observó que Milei está dispuesto a ceder. De lo contrario, sus reformas estructurales se perderían en la ciénaga del Congreso, donde sin alianza del macrismo jamás podría siquiera acercarse a la mayoría hasta el final de su mandato. 

El presidente cree que en ningún caso está en riesgo su reelección si hace una gestión valorada. A su hermana le interesa cada centímetro de poder: Las oficinas de la Casa Rosada le resultan un bien escaso. La pelea seguirá y tendrá una estación decisiva en la confección de las listas legislativas de 2025, cuando se verá que tiene cada uno.

Los libertarios se entusiasman con las encuestas y se deprimen cuando repasan las figuras que deberían representarlas. Macri se anota para ayudar con lo más nuevo de la vieja política, que son sus dirigentes cercanos que aún lo acompañan y nunca dejarán de responderle. La puja es día a día. Hora a hora.