La balanza comercial acumula un saldo positivo de US$12.200 millones en lo que va del año - Política y Medios
15-09-2024 - Edición Nº6071

COMERCIO EXTERIOR

La balanza comercial acumula un saldo positivo de US$12.200 millones en lo que va del año

Si bien el monto de exportaciones no incluye el volumen de cosecha acopiado por los sojeros, el desplome de las importaciones por la fuerte caída de la actividad y el efecto del impuesto PAÍS mantienen un alto superávit producto de la depresión económica inducida. 

Por Patricio Ballesteros Ledesma

 

A esta altura del año se da una doble paradoja en relación al superávit de la balanza comercial de la Argentina, que lleva ocho meses consecutivos de saldo positivo y que según algunos analistas está entre los más altos para este período en las últimas tres décadas. 

Antes de las elecciones se proyectaba un crecimiento del PBI del 2% en 2024, pero luego cambiaron las expectativas y la estimación pasó a una caída superior al 3,5%, no sólo por la diferente orientación del candidato ganador sino por su esquema de gestión, que inició con la mega devaluación de diciembre y, en la evolución, con su erráticas políticas cambiarias y financieras.

El saldo comercial positivo de US$12.262 millones registrado en los primeros siete meses de 2024, que contrasta con el déficit por US$5.193 millones del mismo lapso del año pasado, puede parecer un logro en términos financieros para el país, sin embargo no es algo alentador porque refleja un bajón de las importaciones del 25,9% por el desplome de la actividad productiva, industrial y comercial.

Esto puede verse en el estimador mensual de la actividad económica (EMAE) del INDEC que mostró fuertes caídas mensuales hasta mayo último, cuando registró una suba del 0,7% mensual, un repunte del 1,9% interanual y el primer alza tras seis meses de baja consecutiva.

Este dato fue muy celebrado por el presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo, como una muestra de rebote de la economía y un supuesto cambio de tendencia. En todos los foros y ante cada micrófono pidieron aplausos por el primer verde, como si fueran ajenos a todos los rojos de los meses anteriores.

Sin embargo, en el desagregado se observa una gran disparidad que explica esas décimas arriba: el sector de agricultura, ganadería, caza y silvicultura trepó el 103,3% en forma interanual y dio un salto positivo al indicador, mientras que la construcción cayó el 22,1%, la industria manufacturera el 14,2% y el comercio mayorista, minorista y reparaciones un 11,4%.

Esas bajas son catastróficas, sólo comparables a la crisis del 2001 y más reciente al confinamiento durante la pandemia. Si se quita el efecto agro en el EMAE de mayo, en realidad hubo una caída interanual del 5,5%. En este punto es importante aclarar dos cosas. 

En primer lugar, que en un contexto de aguda contracción de la actividad, este promedio de alza en un mes se mide sobre una economía más chica que la del año pasado, sin el efecto de la sequía en el campo y podría no ser aún el piso. 

Pero además, que para considerar un rebote como recuperación real deberían pasar varios meses de suba y en forma generalizada en los diferentes sectores, sobre todo en los de mano de obra intensiva.

De hecho, la estimación preliminar del EMAE de junio que publicó ayer el INDEC da cuenta de estas consideraciones: cayó el 3,9% en forma interanual. El informe técnico sobre las cuentas nacionales indica además que la variación mensual desestacionalizada de la actividad fue 0,3% negativa.

Nuevamente, aunque en menor medida que el mes previo, el sector de agricultura, ganadería, caza y silvicultura trepó el 82,4% interanual y fue el de mayor incidencia en el indicador, mientras que profundizaron su caída la construcción (-23,6%), la industria manufacturera (-20,4%) y el comercio mayorista, minorista y reparaciones (-18,6%).

 

En cuanto a los US$45.397 millones en exportaciones acumulados hasta julio podrían haber sido mucho más, si los productores hubieran vendido las 35 millones de toneladas de soja que decidieron acopiar en sus campos y que hubieran representado el ingreso adicional de divisas por alrededor de US$13.500 millones. 

Encima, la cotización internacional del poroto sigue a la baja mes tras mes (acumula una caída del 30% en el año), por la extraordinaria cosecha registrada en Estados Unidos y en Brasil, lo que tampoco alienta a los sojeros a desprenderse de su stock, que por otra parte puede permanecer a resguardo por más de un año.

A la espera de una mayor incidencia del dólar contado con liquidación (CCL) en el blend establecido para la liquidación de exportaciones, o una devaluación del tipo de cambio oficial mucho mayor al 2% mensual actual, o una baja significativa en las retenciones, los productores llenaron sus acopios al tope y compraron todas las silobolsas disponibles para atesorar sus granos.

Por otro lado, con la baja sistemática del uso de la capacidad instalada industrial por la caída de ventas, con un mercado interno deprimido por la caída del poder adquisitivo y una menor demanda externa de los bienes exportables, las importaciones de bienes de capital, insumos y servicios se desplomó en lo que va del año. 

Como contrapartida a las retenciones a las exportaciones del agro, que sin dudas desincentivan las ventas y la liquidación de divisas, la suba del impuesto PAIS del 7,5% al 17,5% impulsada por Javier Milei, que promete retrotraer a aquel porcentaje el mes próximo y eliminar en diciembre, llevó a encarecer el acceso a dólares a los importadores, que igual restringieron sus compras al exterior frente a la caída de la demanda.

Si en el gobierno anterior hubo excesos y desvíos en el acceso al dólar oficial para importar bienes y servicios, con cierta discrecionalidad, sospechas de corrupción y causas judiciales aún en trámite, en el actual se decidió restringir al máximo la operatoria, no sólo con una cotización mucho más cara sino por un desmedido enfriamiento de la economía.

En concreto, entre enero y julio de 2024 las importaciones se llevaron US$33.135 millones, con variaciones interanuales negativas en todos los usos económicos. Como curiosidad, algo que a nivel de la Cancillería y las relaciones exteriores debería ser tomado con seriedad y respeto, la Argentina tiene en sus tres principales socios comerciales a Brasil, China y Estados Unidos, tanto por el destino de las exportaciones como el origen de las importaciones.

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