Por: J.NyE
Una decisión administrativa de Victoria Villarruel el viernes 5 de abril dejó al desnudo su incipiente pero cada vez más visible alianza política con Mauricio Macri, quien para esta última parte del año buscará diferenciarse de Javier Milei en el Congreso y empezar a pelear las candidaturas de 2025, cuando sólo está dispuesto a hacer un alianza entre pares con La Libertad Avanza.
Aquel día, Villarruel firmó la resolución del Senado que confirmó los miembros de esa Cámara en la comisión bicameral de fiscalización de organismos de inteligencia con dos sorpresas: no hubo integrantes de La Libertad Avanza y en primer lugar en la lista ubicó a Martín Goerling, del PRO, cercano a Mauricio Macri. La tradición del Senado es que quien está primero en el orden, luego es elegido presidente.
Santiago Caputo y Karina Milei se enteraron tres meses después, cuando Patricia Bullrich les advirtió lo que pasaría: Macri, enemigo de los tres, tendría la agenda de contralor del espionaje de la Secretaría de Inteligencia y, también, de la policía federal. La dupla que más circula por el despacho presidencial abortó el plan de la vice y empezó a buscar otra autoridad. Hablan del senador Edgardo Kueider, un aliado y experonista. Cualquiera, menos un macrista parece la consigna. Sobre todo si se trata de alguien apadrinado por Villarruel.
Estos episodios confirman que la vicepresidenta y Macri juegan a ser aliados tácitos. Se supo que se vieron antes de la elección presidencial, uno de los motivos de furia de Karina Milei, que la llevó a dejarla fuera de la última semana de campaña.
Villarruel no se lo perdonó: a pocos días del ballotage organizó sus recorridas junto a otros libertarios enfrentados con la hermana del Presidente, como el legislador Ramiro Marra. Una de sus caminatas fue por el barrio Recoleta. No es casual: es una de las zonas que representa el voto ABC 1 que le esquivó a Milei pero empatiza con la vicepresidenta.
La ecuación se repite en todas las provincias: el clásico votante antikirchnerista, referenciado en adultos mayores, millonarios y productores rurales, se identifica con Villarruel y no con Milei. Votó al presidente, por espanto a sus rivales, pero optaría por Macri si volviera a poner la cara en el cuarto oscuro. A no ser que vea la cara de la vicepresidenta.
Las encuestas que llegan a la Casa Rosada confirman estos guariamos. Es otro de los datos que altera y mucho a Karina Milei. En todos los sondeos, la vice desplazó a Patricia Bullrich, quien tuvo ingreso al mundo libertario con la chapa de ser una de las dirigentes de mejor imagen en el país, capaz de ayudar a Milei a sostenerse en la cima de popularidad. Y no hace falta.
La visita de Villarruel dos veces a la Sociedad Rural fue otra provocación: habló de la necesidad de eliminar las retenciones a las exportaciones, antes que lo hiciera el Presidente. Ya lo había dicho en un encuentro con productores en Santa Fe. Macri tiene esa bandera en alto: sus legisladores la levantarán cuando se debata el presupuesto. También pedirán levantar el cepo cuanto antes.
Además de la necesidad de controlar el espionaje argentino, Macri y Villarruel comparten una necesidad electoral: tener lugar en las listas de La Libertad Avanza, que Milei quiere fusionar con el PRO. El ex presidente no acepta esas condiciones y pide una alianza clásica, con firmas compartidas.
Villarruel, por ahora, no encuentra juego, pero se arma para cuando el partido entre en momentos decisivos. En el último cierre de listas sólo pudo ubicar a su exsocio Guillermo Montenegro en la lista de Diputados por Buenos Aires. En 2025 va por más: armó una organización juvenil y pedirá nutrir las listas con sus referentes. Juan Martín Donato es el principal: tiene un cargo en el Senado con categoría A1. Es la más alta y cobra más de 2 millones de pesos mensuales. Coordina las actividades en el país es Abril Fernández Soto, ex aliada de Ricardo López Murphy.
La disputa se traslada a twitter, donde Caputo no puede creer cómo Villarruel, desde el Senado, logra una comunidad orgánica que la defienda de sus ataques. Después del conflicto diplomático con Francia, a partir de un comentario futbolero de la vice, hubo cruces en las redes entre los seguidores de Villarruel y usuarios de cuentas que se le atribuyen al asesor presidencial. La guerra está declarada, por ahora sólo en redes sociales. Ni más ni menos.
Las próximas estaciones son la elección de 2025 y, no menor, el resto del mandato de Milei, cuando Villarruel deberá definir si se desmarca o no y quien la sigue cuando quiera marcar errores que puedan hacer perder la popularidad del Gobierno. Macri está anotado en primera fila. También un sector del peronismo conservador que empezó a mirarla con simpatía, referenciado en gobernadores que ya no saben donde ubicarse. El catamarqueño Raúl Jalil, por caso, la recibió gustoso. Varios de sus colegas del PJ tienen el teléfono prendido por si quiere ir. A nadie le resta. Menos a Milei.