Por Patricio Ballesteros Ledesma
Se trata de la inversión más grande de la historia hidrocarburífera nacional y se basa en un acuerdo de estudio y desarrollo conjunto celebrado entre la petrolera argentina con mayoría estatal YPF y la empresa nacional de petróleo y gas malaya Petronas en septiembre de 2022.
La idea es levantar una planta de licuefacción on shore frente a las costas del Mar Argentino para transformar en gas natural licuado (GNL) el fluido no convencional extraído del yacimiento neuquino Vaca Muerta (segunda reserva global de shale gas) y exportarlo en barcos metaneros a todo el mundo.
El proyecto, que demandará una inversión no menor a US$30.000 millones entre 2025 y 2031, tiene media sanción de Diputados pero todavía no tiene definido su emplazamiento: por su relativa cercanía al yacimiento neuquino de Vaca Muerta, pero sobre todo por la disponibilidad de tierras fiscales y la cercanía a un puerto de ultramar, dos ciudades buscan ser la elegida.
Una es la rionegrina Sierra Grande, que ofrece la zona costera de Punta Colorada, y la otra es la bonaerense Bahía Blanca, cada una con sus ventajas comparativas a nivel técnico, de infraestructura de base y dispares apoyos políticos a nivel provincial y nacional. Los gobernadores patagónicos aducen que si el recurso es de ese origen, la inversión debe ir para esa región.
Desde el gobierno de Río Negro muestran como diferencial que su provincia fue la primera en adherir al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones y Buenos Aires no lo hizo, si bien el ministro de la Producción bonaerense Augusto Costa aclaró ayer en declaraciones radiales que tienen un RIGI provincial propio para este tipo de inversiones.
La intendenta de Sierra Grande Roxana Fernández declaró en un programa de radio que su ciudad al sudeste de Río Negro tiene un puerto con 40 metros de calado ideal para el ingreso de grandes buques y suficientes tierras fiscales para las obras de infraestructura del oleoducto de YPF desde Vaca Muerta y la licuefactora con Petronas.
Y por su lado el intendente de Bahía Blanca Federico Susbielles declaró ayer en una conferencia de prensa que su ciudad y el puerto “abrigado” de Ingeniero White son la mejor locación para radicar la planta de GNL.
Si bien las cúpulas de YPF y Petronas evalúan los aspectos técnicos y económicos de ambos destinos tras la aprobación del RIGI y se reunirán a partir de la semana próxima para evaluar las propuestas de los respectivos gobernadores Roberto Weretilneck y Axel Kicillof, hace unos días el presidente Javier Milei adelantó en una entrevista que el megaproyecto se realizará en Río Negro y no en Buenos Aires.
“En Buenos Aires tenés al lastre de Kicillof, que es un expropiador serial”, dijo en alusión a la reestatización de la petrolera argentina cuando el mandatario bonaerense era ministro de Economía, al que además volvió a tildar de comunista. “Es obvio que la inversión se instalará en el golfo San Matías debido a que el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, es un comunista”, afirmó Milei.
En su cuenta de X, Kicillof le contestó: “Enoja, y a la vez, entristece escuchar al presidente abordar un tema tan importante de manera tan superficial y grosera…La construcción de la planta de GNL es una inversión muy importante tanto para nuestra provincia como para el país. Espero que YPF y Petronas manejen el tema con seriedad y profesionalismo, sin dejarse influenciar por los comentarios trasnochados que escupe a diario el presidente y que ya nos hicieron entrar en conflicto con nuestros socios comerciales más estratégicos, como China, Brasil, España, Colombia y Francia”.
Enoja y, a la vez, entristece escuchar al presidente abordar un tema tan importante de manera tan superficial y grosera. Y, además, con tanta agresividad. No podemos naturalizar que quien conduce el Estado Nacional y representa a nuestro país se maneje con tanta… pic.twitter.com/6kAjc4DiFi
— Axel Kicillof (@Kicillofok) July 20, 2024
Aunque la última palabra será de ambas compañías, la local y la extranjera, el lobby político a nivel nacional, provincial y municipal se aceleró luego de la sanción de la Ley de Bases, pero sobre todo por el RIGI, que cambió las reglas del juego desde el primer acuerdo con mayores exenciones y beneficios muy superiores a los previos.
Tal es así que desde una consultora local que asesoró a la petrolera asiática confesaron que Petronas había establecido un wait and see el año pasado por el proceso eleccionario, luego se entusiasmó con el Decreto 70/23, pero que su gran apuesta era esperar a que el Congreso nacional apruebe el RIGI, que reducía notablemente el riesgo de tamaña inversión y le ofrecía condiciones únicas desde todo punto de vista.
En mayo, mientras el debate en ambas cámaras iba y venía, en el sector decían que sin el RIGI el acuerdo entre ambas empresas se caía. Por el lado local, para YPF esta sociedad con Petronas no sólo le suma un enorme aporte financiero al proyecto de largo plazo sino además la experiencia de la malaya en un negocio en el que la petrolera nacional no tenía experiencia y la socia es la cuarta mayor del mundo en GNL y tiene presencia en 50 países.
De hecho, gran parte de los subsidios energéticos de miles de millones de dólares de los últimos años fueron destinados por ENARSA a la importación en invierno de barcos gaseros desde diferentes puntos del planeta para compensar la falta de abastecimiento interno de gas natural.
Y de hecho, el gran buque regasificador Excelsior para inyectar el fluido importado en el sistema de gasoductos troncales del país se amarraba en el muelle de la compañía Mega en el puerto bahiense. Uno de los dos sitios que se postulan para recibir el proyecto y la inversión.
El primer tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner terminado en la gestión de Alberto Fernández en tiempo récord permitió aportar más metros cúbicos diarios de gas natural para dejar de depender de la importación.
Sin embargo, el corte abrupto de la inversión pública al asumir Milei, que paró el segundo tramo del GPNK y el reversal del Norte, pero sobre todo la negativa a instalar los tres compresores (Tratayén, Salliqueló y Mercedes, del tramo 1), a un costo de US$45 millones, provocó un cuello de botella por el frío adelantado en mayo que implicó la importación de urgencia y a precio spot de un buque de GNL con destino a Brasil por US$22 millones y luego otros 12 buques de gasoil y fueloil por más de US$500 millones adicionales.
Pasar del déficit energético al superávit es el objetivo desde hace años, como también lo fue pasar de ser un país con petróleo a un país petrolero. En el devenir, la empresa estatal fue privatizada, luego restatizada y expropiada. De hecho, se ha abierto un juicio multimillonario por este tema en Estados Unidos que sigue pendiente. Todavía no se logró revertir el actual desbalance pero ese día está cada vez más cerca.
Vaca Muerta ya es el motor del cambio y con su símil santacruceño Palermo Aike aún en exploración se abre una oportunidad aún más grande de desarrollo. La implementación local de la técnica del fracking, que permite la extracción de shale gas y shale oil no sólo permitirá el autoabastecimiento sino la exportación de excedentes en gran volumen y a un precio competitivo.
Aunque crece la desinversión en pozos maduros y la esperanza del off shore frente a la costa marplatense se desvaneció, los actuales proyectos en exploración y explotación precisan grandes inversiones en infraestructura, sobre todo de transporte, que van más lentas de lo esperable, sobre todo por la ventana de oportunidad que implica la transición energética.
Desde hace una década, ambas empresas están asociadas en el desarrollo del bloque La Amarga Chica en Vaca Muerta, con una producción diaria de más de 40.000 barriles y un millón de metros cúbicos de gas. Ahora tienen la posibilidad inminente de elegir el emplazamiento definitivo de su próximo proyecto y avanzar en una de las obras más relevantes de la historia argentina, que aportará a cambiar la matriz energética local y global.