Por: J.NyE
La sanción de la ley Bases y la reforma fiscal dejarán una relación desgastada del Gobierno con la oposición dialoguista, como se denomina al espectro de bloques opositores que ayudaron en ambas Cámaras a construir consensos. Se trata de la UCR, Hacemos Coalición Federal y todo el campo de los partidos provinciales.
Pero de la experiencia legislativa el Gobierno podría llevarse un premio que, si sabe aprovechar, puede significar nada menos que la tranquilidad de tener leyes en los próximos años: un vínculo con gobernadores peronistas que aportan votos en ambas Cámaras del Congreso.
El trabajo lo realiza en soledad Guillermo Francos, jefe de Gabinete y ministro del interior, pero sobre todo, la única figura del Gabinete con alguna experiencia política. En enero logró la sorpresiva conversión del gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, quien armó un bloque de tres diputados para ayudar al Gobierno cuando sea necesario.
El plan de Francos era repetir la experiencia con otros mandatarios del PJ y así dejar deshilachado a Unión por la Patria, además de acercarse al cuórum en ambas cámaras, con la ayuda de los dialoguistas. No llegó a conseguirlo, pero con su primer éxito en el Congreso, tratará de buscarlo.
El catamarqueño Raúl Jalil era el gobernador preferido del jefe de Gabinete desde enero. Lo sumó a las conferencias de prensa y agregó a su vice, Rubén Dusso, en las reuniones con otros mandatarios. En abril, Jalil sólo ayudó con un voto para la reforma de Ganancias. Repitió el favor en el Senado, con el aporte de Guillermo Andrada.
En la Cámara alta Jalil sufrió la presión de su antecesora, Lucía Corpacci, quien se negó a colaborar con el Gobierno. El gobernador no observa ningún negocio en seguir enfrentado a MIlei y sin una referencia nacional en el peronismo para al menos poner presión en la Casa Rosada.
Además, Francos empezó a prometer obras públicas: la ley Bases llevará el compromiso de reactivar aquellas que tienen un 80% de ejecución. Claro está que los gobernadores que hayan obstruido las leyes de Milei estarán últimos en la fila.
Hay cuatro mandatarios que no quieren tener ningún diálogo amistoso con Francos: Axel Kicillof (Buenos Aires), Gildo Insfrán (Formosa), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Ricardo Quintela (La Rioja).
Los tres primeros se mantienen en la trinchera ideológica anti libertaria; mientras que el riojano sufre las garras de Martín Menem, quien se preocupó por adjudicarse las obras que se reactivaron.
Quintela empezó con mal pie con el Gobierno en enero, cuando tuvo que imprimir cuasimonedas para pagar sueldos. No parece fácil retomar el diálogo, pero no habría que descartar nada. Francos lo intentará.
Otro aliado que Francos busca sumar es Gerardo Zamora, de Santiago del Estero, quien puede aportar nada menos que tres senadores y siete diputados.
Zamora ayudó en diciembre al Gobierno con ausencias en el Senado cuando se eligieron autoridades y luego escondió a sus representantes de esa Cámara cada vez que le pidieron la firma para pedir sesiones especiales.
La relación entre el santiagueño y Francos se deterioró en marzo, cuando se reunieron en la capital provincial y el entonces ministro del Interior no tenía nada que ofrecer. El gobernador esperaba obras públicas pendientes y destrabar alguna transferencia. No hubo nada y por eso tampoco llegó la ayuda con la ley Bases.
Todo puede cambiar si los obradores vuelven a pisar los asfaltos, como promete Francos. Zamora tendrá el mismo dilema que Jaldo: ¿Cuál es el negocio de confrontar con un gobierno que recién llega, mientras no exista una alternativa opositora construida?
Es la pregunta que se hizo Jaldo en enero y resolvió ayudar al Gobierno. Tuvo un premio extra: al igual que los radicales, Francos le envió Aportes del Tesoro Nacional (ATN). También recibirá obras públicas. El tucumano tiene que lograr el voto fijo en el Senado de Sandra Mendoza, quien sólo colaboró con algunos capítulos de la ley Bases. Francos precisa que sea un monobloque aliado.
Los partidos provinciales jugaron a lo de siempre: ayudar a la Nación y pedir por sus cuitas en la Rosada. El gobernador de Salta, Gustavo Sánez, ya olvidó su vieja amistad con Sergio Massa.
Alberto Weretilneck (Río Negro), Rolando Figueroa (Nuquén) y Hugo Passalacqua (Misiones), ayudaron a MIlei en el Congreso, pero medirán fuerzas día a día. Más equidistante es la ayuda del cordobés Martín Llaryora y del santacruceño Claudio Vidal.
Claro que, sin aportes peronistas, estas contribuciones pueden alcanzar lo justo y es por eso que Francos necesita más aliados para estar tranquilo.
Fue un consejo que le dio en enero a Francos el diputado Emilio Monzó, hacedor del quórum en esa Cámara durante el Gobierno de Mauricio Macri. Estaba preocupado porque Menem y Victoria Villarruel se habían entusiasmado en juntar una mayoría sin peronistas. Lo único que hicieron con esa actitud, fue subirle el precio a los dialoguistas. El jefe de Gabinete tiene claro que el camino es otro.