El Gobierno gestiona con la oposición dialoguista la letra chica de la nueva versión de la ley ómnibus - Política y Medios
07-10-2024 - Edición Nº6093

EL OJO PARLAMENTARIO

El Gobierno gestiona con la oposición dialoguista la letra chica de la nueva versión de la ley ómnibus

Los senadores aumentaron las dietas de callados, mientras en Diputados el conflicto por el presupuesto universitario amenaza con complicar la ya difícil negociación de la ley ómnibus, salpicada por una feroz guerra de lobbys. ¿Quién controla a Marcela Pagano?

Dietas

Los senadores se duplicaron las dietas en una votación a mano alzada, sin debate, en la que se votó un proyecto de resolución presentado unas horas antes y negociado la tarde anterior. Su autor fue el salteño Juan Carlos Romero, con décadas de legislador y a cargo de un bloque de tres miembros, Cambia Federal, que funciona como aliado eventual del Gobierno.

El proyecto casi se cae porque se filtró el miércoles por la noche y acobardó a varios referentes que estaban dispuestos a votarlo y temían escraches. Mantuvieron su postura Unión por la Patria, partidos provinciales y un sector de la UCR.

El dato de color lo aportó Bruno Olivera Lucero, de La Libertad Avanza, que firmó el proyecto poque pensó que su nombre no trascendería. Lo obligaron a sentarse en el recinto y quedarse con las manos abajo.

Universidades, adentro

La pelea por el presupuesto universitario puede convertirse en un talón de Aquiles para Javier Milei en el Congreso, donde abundan proyectos que piden actualizar las partidas. Se mantienen vigentes las aprobadas para el presupuesto 2023.

El Gobierno asegura que subieron en un 70% y promete auditar gastos superfluos en las casas de estudios superiores. Apuntan a capacitaciones extracurriculares y eventos.

Los rectores desconocen los incrementos y advierten que pueden quedarse sin ingresos para pagar sueldos en el segundo semestre.

Unión por la Patria convocó a una sesión este miércoles, después de la marcha del martes, y en la Casa Rosada temen quedar atrapados en un debate con un sector de la sociedad que mantiene su prestigio y puede servir para unir a la oposición dialoguista con el peronismo.

Negocian la ley ómnibus

El Gobierno gestiona con la oposición dialoguista la letra chica de la nueva versión de la ley ómnibus y choca con el mismo problema que en febrero: la oposición quiere incorporar una mejora en las jubilaciones.

No se conforma con el DNU que creó una nueva fórmula de indexación, que ajusta por inflación desde julio y permite licuar los haberes con la suba de precios que hubo en enero.

Los diferentes bloques de la oposición firmaron tres dictámenes en Diputados para compensar esa pérdida y lo quieren introducir en la versión final del proyecto. El Gobierno no tiene cómo impedirlo.

Guerra de lobbys

El Gobierno tropezó con una disputa de intereses en la negociación por la ley ómnibus y la reforma tributaria, que involucra a grandes empresas, financistas de las campañas electorales.

La principal es la Tabacalera Sarandí, excluida del pago de impuestos. La versión de la ley ómnibus de enero la obligaba a pagar y en la última que se presentó se mantiene la exención.

La omisión fastidió a la oposición dialoguista y a las provincias tabacaleras, que favorecen de un fondo para pequeños productores con la recaudación.

También hay pedidos para borrar los regímenes especiales de impuestos, como el de Tierra del Fuego, pero Javier Milei se resiste. Promete una reforma tributaria para el segundo semestre que incluya esos reclamos.

La rebelión de Pagano

La diputada de La Libertad Avanza Marcela Pagano sigue en disputa con su bancada y no acepta renunciar a la comisión de juicio político, donde fue elegida presidenta en una votación que desconoce el presidente de la Cámara baja, Martín Menem.

El riojano esperaba que diera un paso al costado y aceptara un canje por la Comisión de Finanzas, pero no lo logró. Más lejos estuvo de conseguirlo cuando quiso apurarla en el grupo de wasap del bloque: la diputada tuvo un pico de stress y terminó internada en una clínica que nunca se supo cuál era.

Menem no tiene más opción que mantener cerrada la comisión y esperar que algún día la diputada acepte correrse. Corre un riesgo que, por despecho, a la periodista se le ocurra convocar y tratar proyectos para llevar al banquillo a miembros de la Corte. Es lo que no quiere el Gobierno. 

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