En una secuencia inversa a todo lo acontecido esta semana en torno a la relación entre Javier Milei y su vice Victoria Villarruel, lo primero que resuena es la respuesta que el vocero Manuel Adorni le dio a este medio el viernes en conferencia de prensa: “Nosotros no somos una manada que vamos todos juntos opinando siempre igual”.
Ya se había iniciado un intenso plan de acercamiento entre las partes en pugna, encabezado por Karina Milei y el asesor Santiago Caputo. Después de los solapados cuestionamientos a la funcionaria por el rechazo en el Senado al DNU de desregulación de la economía -que fueron emitidos a través de un intempestivo comunicado oficial del que nadie se hizo cargo en Casa Rosada- se produjo un primer encuentro el lunes pasado en el acto homenaje a las víctimas del atentado ejecutado en la embajada de Israel en 1992.
Consultamos a Adorni sobre cómo será el funciomiento institucional luego de los planteos de @VickyVillarruel. El vocero dijo: "Nosotros no somos una manada que vamos todos juntos opinando siempre igual. La Dra VV efectivamente tiene opiniones que muchas veces pueden no coincidir" pic.twitter.com/2oDSGIST6z
— Juan Pablo Peralta (@JuamPaPeralta) March 22, 2024
Ambos fueron invitados al evento por separado, aunque en el palco se mostraron juntos e intercambiando algunas palabras. No más que eso. El resto quedó supeditado a lo protocolar. Así fue que con esa primera aproximación se cocinó una cita privada posterior a la reunión de Gabinete del martes, en la que los protagonistas se quedaron a solas –una condición que puso la propia VV-.
El diálogo sería sin intermediarios, especialmente sin aquellos a los que desde adentro se les adjudica enturbiar el vínculo. Allí plantearon posiciones y divergencias, aunque no hubo clima beligerante. Sin embargo, el pacto de no agresión quedó pendiendo de un hilo. De hecho, la titular de la Cámara alta volvió a Balcarce 50 el jueves, y dejaron a cargo del cónclave semanal con los ministros a Nicolás Posse (Jefe de Gabinete).
En ese desayuno de trabajo intercambiaron bromas para distender el clima y retomaron la charla del día anterior. La Vicepresidenta detalló su posicionamiento con respecto a varios de los temas de la agenda que promueve el Poder Ejecutivo, y que habían quedado pendientes. Al terminar de plantear sus disidencias, Villarruel aprovechó para avisar que esa misma tarde participaría de una entrevista con el propósito de que la opinión pública también estuviera al tanto de lo que piensa en los temas que hacen a la gestión. El mandatario no puso objeciones y dejó hacer.
En Rosada aseguran que en realidad Milei fue quien arregló el reportaje casi de manera casual al dialogar con el periodista que la hizo, y que en ese momento los consultaba por otros temas. Uno y otros coincidieron en que no era mala idea exponer que esta es una administración con matices, pero que apunta a concretar los mismos objetivos.
Lo cierto es que, en la entrevista concedida, donde Villarruel decidió responder a todo sin filtros, salieron a la luz más cosas de las esperadas. Todas relacionadas al trato que tiene por estos días con su compañero de la fórmula ganadora en las últimas elecciones. Tampoco faltaron mensajes encriptados y subrepticias advertencias, que en los pasillos del palacio gubernamental y tras el manto del off, llevaron a un colaborador cercano al jefe de Estado a opinar luego de nuestra consulta: “Será que es una librepensadora ¿qué querés que te diga?”.
El colaborador presidencial lo dijo, entre otras cosas, en referencia a la posición negativa de Villarruel a la propuesta del presidente de postular al polémico juez federal Ariel Lijo para que integre la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Al igual que a la postura que fijó sobre no avalar la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico. Todos temas que deben atravesar el filtro del cuerpo legislativo que ella encabeza.
En afán de defender la proposición del elegido por el presidente para ocupar un lugar en el máximo tribunal, otro hombre cercano al despacho de Milei señaló con vehemencia: “Todo lo que quieran che... ¡pero Lijo no es Oyarbide viejo!”
De todos modos, el mismo dirigente libertario reconoció que difícilmente el pliego del magistrado cercano a Ricardo Lorenzetti sea aprobado en ese recinto, a cargo de alguien que no le perdona la actitud que tuvo en la dormida causa por el asesinato del dirigente sindical José Ignacio Rucci. Sólo guardan alguna esperanza en la buena relación que Lijo tiene con los gobernadores del PJ, esos que en la sede del PEN los mileístas califican como integrantes de “la vieja política”.
En otro ring, quienes salieron a responder a Victoria V. fueron los ministros Luis Petri (Defensa) y Patricia Bullrich (Seguridad) luego de haber anunciado en Casa Rosada el envío de varios proyectos al Congreso que tienen como mascarón de proa la reforma de la Ley de Seguridad Interior.
La Vicepresidenta se opone terminantemente a que las FF. AA repitan, según explicó, lo que pasó en los ’70, cuando debido a cumplir órdenes que recibieron de estamentos superiores terminaron presos. El titular del Edificio Libertador expresó que este “es otro contexto” y la jefa de la cartera que controla a las fuerzas federales aseveró que está “dispuesta a debatir el tema”.
En el contexto de la iniciativa que promueve el binomio, otrora fórmula presidencial de Juntos, P&M los consultó con respecto a quién controlará posibles excesos o abusos de las Fuerzas Armadas (si se aprueba la normativa), y lo mismo en referencia a la corrupción que azota a policías como la de Rosario de la Veracruz, en Santa Fe. Esto respondieron los funcionarios:
Consultamos a los ministros de Defensa y Seguridad, Petri y Bullrich, sobre quién controlará a las FFAA, en caso de aprobarse modificaciones a la Ley de Seguridad Interior, si hay excesos, y lo mismo con policías como la de Rosario, con denuncias por varios delitos de corrupción. pic.twitter.com/RtCXquc1pr
— Juan Pablo Peralta (@JuamPaPeralta) March 21, 2024
En otro orden de cosas, y en el terreno de la puja en materia de políticas económicas, el mileísmo ha elegido como contrincante al gobernador bonaerense Axel Kicillof, a quien desde su propio espacio la mayoría promueve como candidato a presidente de cara al 2027.
La estrategia de LLA es subirlo a la pelea y asociarlo cada vez más a “la decadencia y corrupción del kirchnerismo”, mantra que se repite varias veces al día en las declaraciones de los oficialistas. En las filas cristinistas, pese al fuerte internismo que potenció la derrota del año pasado, se entusiasman con la idea de oponer al economista liberal libertario que gobierna hoy la Argentina a uno de sus pares, pero bajo los lineamientos del proyecto que de Néstor Kirchner para acá se califica como perteneciente al campo nacional y popular.
Las críticas del mandatario bonaerense a la propuesta libertaria de llamar a una rebelión fiscal en su territorio recibió por respuesta duras demandas del vocero Adorni. Las mismas fueron por gastos que la administración central considera superfluos, y que todavía se sostienen pese a la crisis. También porque el gobernador de la PBA aseveró que el plan económico de Milei es criminal.
Consultamos a Adorni por los dichos de Kicillof, que catalogó al plan económico de Milei de criminal. El vocero expresó que sorprende cómo el gobernador se desentiende del despilfarro público que hace en programas como "Hacéme tuyo" y "Juguemos piola"👇 https://t.co/PHbLeCOqqT
— Juan Pablo Peralta (@JuamPaPeralta) March 18, 2024
Como diría Manuel Adorni, difícil hacer futurología sobre si las diferencias entre presidente y vice escalarán en el corto o mediano plazo. En Balcarce 50 aseguran que, si el DNU se cae en Diputados, algo que no se descarta como alternativa, el Ejecutivo tiene herramientas suficientes para seguir adelante con las medidas económicas, “a pesar de que a (Guillermo) Francos lo vuelvan locos los gobernadores”, testificó un vocero informal en el Patio de las Palmeras.
El círculo íntimo de Javier Milei apunta a levantar el cepo, si están dadas las condiciones, en mayo próximo. Algo que la comandancia libertaria considera un espaldarazo que podría permitir que en seis meses se empiece a percibir una mejora en el bolsillo de los argentinos, que por ahora siguen atravesados por los aumentos y la recesión.