Por Héctor Bernardo

“La hambruna en la parte norte de Gaza es inminente. 1,1 millones de personas en Gaza se enfrentan a un hambre catastrófica: el mayor número de personas jamás registrado, en cualquier lugar y en cualquier momento. Este es un desastre enteramente provocado por el hombre y se puede (y se debe) detener”, aseguró en la red social X, António Guterres,  secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En otro posteó agregó: “La inminente hambruna en parte del norte de Gaza es un desastre totalmente provocado por el hombre. Reitero mi llamado a un alto el fuego humanitario inmediato. Debemos actuar ahora para impedir lo impensable, lo inaceptable, lo injustificable”.

En la misma línea, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en relación a un informe de Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC), afirmó que “la publicación del IPC refleja la terrible situación que enfrenta el pueblo de Gaza. Antes de esta crisis, había suficiente comida en Gaza para alimentar a la población. La desnutrición era un fenómeno poco común. Ahora, la gente está muriendo y muchas más personas están enfermas. Se espera que más de un millón de personas se enfrenten a un hambre catastrófica a menos que se les permita la entrada de una cantidad significativa de alimentos”.

Desde la OMS también se remarcó que "la situación actual tendrá efectos a largo plazo en la vida y la salud de miles de personas" y que “esto compromete la salud y el bienestar de toda una generación futura”.

“Los recientes esfuerzos para realizar entregas por aire y mar son bienvenidos, pero sólo la expansión de los cruces terrestres permitirá entregas a gran escala para evitar la hambruna. El momento de actuar es ahora”, sostuvieron desde el organismo.

Según informó el Ministerio de Sanidad gazatí: “El aumento de las muertes por desnutrición y deshidratación es muy preocupante y confirma que la hambruna en el norte de Gaza alcanzó niveles mortales”. En el último tiempo, al menos 25 personas, la mayoría de ellos bebés, murieron por deshidratación y desnutrición, según se pudo registrar en oficialmente en los hospitales que aun funcionan. La imposibilidad de poder mantener un registro fuera de los hospitales indicaría que la cifra real de los fallecimientos por falta de agua y comida es mucho más alta que la conocida oficialmente.

En ese sentido, Josep Borrell,  jefe de la diplomacia de la Unión Europea señaló: “Ya no estamos al borde de una hambruna. Estamos ante una hambruna que afecta a miles de personas”.

"Gaza era antes de la guerra la mayor prisión a cielo abierto. Ahora es el mayor cementerio a cielo abierto”, expresó el diplomático.