
Primero fue la violenta megadevaluación, con la apreciación del tipo de cambio oficial del dólar de $350 a $830 (118%) en un día: esa primera medida de gobierno daba una pista. En simultáneo se permitió la suba indiscriminada y continua de todos los precios de la economía, menos los salarios, claro está.
Apoyado por un DNU que consideran aprobado de facto, aunque aún no se conformó la comisión bicameral parlamentaria que podría darle curso o rechazarlo en bloque, y pese a la fallida gestión de la Ley Bases en Diputados, todo el Gobierno nacional sigue a su líder en esta estrategia de recortes y más pobreza.
Tras el 54,2% de caída del poder adquisitivo post devaluación en diciembre, la inflación acumulada del 46,1% en los dos primeros meses de gestión generó un combo de pérdida de poder de compra de los que perciben ingresos en pesos del 100%, sin contar lo que ya está marcando febrero ni los aumentos de tarifas y otros programados para marzo.
Es decir, sin necesidad de recurrir aún a la dolarización u otras estrategias más complejas, en pocos días de gestión se volcó a millones de familias de clase media a la pobreza, a otros tantos a la indigencia y los que cayeron más abajo no hay mediciones que los registren, aunque se pueden ver en la calle tocando a las puertas para pedir comida o revolviendo los tachos de basura buscando alimentos, como en el 2001.
La semana pasada se presentó el monitoreo que elabora el Observatorio de la Deuda Social de la UCA y reveló que la pobreza en enero alcanzó a 27 millones de argentinos (57,4% de la población), lo que significa que unas 4,6 millones de personas se incorporaron a esta situación crítica desde que asumió el nuevo gobierno. El primer salto brusco se dió en diciembre, cuando trepó al 49,5%, un fracaso compartido con A. Fernández y S. Massa.
Este es el valor más alto del indicador de los últimos 20 años, más precisamente desde 2004, cuando el país estaba saliendo de la crisis política, económica y social del gobierno de De La Rúa y la casa de estudios empezó a medir la pobreza. También se indicó que casi el 15% de la población vive en la indigencia, es decir que no logra tener ingresos suficientes para una alimentación diaria básica.
Sin convocar a paritarias, cuando históricamente las estatales fijan un piso para las demás, y dejando librado al mercado el acuerdo salarial entre los trabajadores y las empresas, rápidamente pulverizó las billeteras y las cuentas bancarias de la mayoría de la población ocupada. A los 100.000 empleados públicos de la administración central que despidió y los 10.000 contratos que no renovó, día a día se suman nuevos desempleados en el sector privado que se ajusta por la recesión en marcha.
Ya en el primer mes del año desde Nación se recortaron fuerte las transferencias no automáticas y se eliminaron todas las partidas discrecionales a las provincias. “No hay plata”, es la muletilla y que los gobernadores e intendentes se arreglen: “Los voy a fundir”, es la otra muletilla, ambas presidenciales. A los desempleados y beneficiarios de asignaciones, al boicotear la reunión del Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil de la semana pasada, los dejó en veremos.
[AHORA] Según la UCA, la pobreza llegó al 57,4% en enero. https://t.co/Nz1wQQYz0B pic.twitter.com/T4fcsNxaPR
— ElCanciller.com (@elcancillercom) February 17, 2024
Sólo un par de sindicatos fuertes lograron una paritaria que se acerca o empata con la inflación del año, pero los de gremios más chicos o los trabajadores informales se quedaron sin una referencia salarial acorde con la realidad inflacionaria de 2024.
El que pueda aguantar que aguante y el que no que espere a abril o mayo, cuando desde el Gobierno dicen que la inflación va a bajar al 15%. El Compre sin IVA en alimentos era una buena idea para mantener, ya que beneficiaba a la demanda, a los consumidores, pero el cambio se impone.
Como hizo la dictadura, la Alianza con Cavallo y el macrismo con Caputo y Cía, la receta puesta en práctica por la actual administración es desregular la economía en forma salvaje y que los precios se liberen y alcancen su punto de equilibrio, al igual que con las tarifas de los servicios públicos, que ya sin la formalidad de las audiencias públicas ni los subsidios estatales programan aumentos mensuales a ritmos muy superiores a la inflación.
En los tres casos, esas políticas económicas trajeron al país más problemas que soluciones, enriquecieron más a los poderosos y empobrecieron más a la mayoría de la población, y terminaron de forma trágica. Las improntas autoritarias, desesperadas o excluyentes nada bueno pueden aportar a un país con riqueza real y potencial y más de la mitad de la población con ingresos bajo la línea de la pobreza.
Al aplicar políticas de shock y achicar la economía para congraciarse con el acreedor externo más ladino, tomando nota de las necesidades de las corporaciones y los inversores extranjeros para armar el plan de gobierno, fogoneando una estanflación que podría mitigarse, se impone un escenario en donde al bajar los salarios y aumentar la rentabilidad de las empresas, se provoca un enorme traslado de riqueza del trabajo al capital. Como decía Mauricio Macri candidato, todo junto y más rápido.
En este ciclo de alza de precios e ingresos congelados, cualquier incremento de éstos es rápidamente absorbido por las otras variables en juego, como los alimentos y bebidas, el transporte público, el combustible, servicios de electricidad, gas y agua, telefonía e internet, educación y salud privadas, entre otros.
Sin olvidar que con la caída del consumo y la producción, continúan las suspensiones, los despidos y aumenta el desempleo. Con tener un poco de memoria se puede ver que es un círculo vicioso, en donde ganan pocos y pierden casi todos, incluso aquellos ciudadanos cándidos, resignados y arrepentidos.
Trabajadores tomaron el Conicet en reclamo por despidos, ajuste y vaciamiento del organismo. Exigen que los reciba el Directorio y el Presidente del organismo👇 pic.twitter.com/r9grC7L5xK
— Nora Bär (@norabar) February 14, 2024
Al convalidar el presidente que los actuales salarios son de miseria, los que a su entender no son restricciones efectivas para el mercado laboral, poco le importa que la justicia haya hecho lugar a una medida cautelar para dejar sin efecto el capítulo 4 sobre reforma laboral del polémico y anticonstitucional DNU que firmó junto a todo su gabinete apenas asumió en el cargo. Pero el resto del decreto ya está trayendo consecuencias para toda la sociedad.
Y como si esto fuera poco, en lugar de cerrar el BCRA de inmediato como vociferaba, lo puso a comprar divisas de los ahorristas de clase media, que tenían un canuto de billetes verdes pero ahora los necesitan vender para sostener su nivel de vida.
Los dólares del campo ya llegarán en un par de meses con la cosecha gruesa, pero esos buscarán una nueva devaluación para liquidarlos, porque la actual brecha entre la cotización del oficial y los financieros no les resulta conveniente ni atractiva.
Tanto Milei como Caputo insisten en que la dolarización está en marcha, dicen que con mil millones más de los US$7.000 millones que tienen de reservas ya alcanzaría para embarcarse en esa inédita e irreversible política pública.
Las consultoras que siguen esos números afirman que en realidad todavía hay más de US$4.000 millones de reservas netas negativas, y eso sin contar los pagos de deuda externa pendientes y las necesidades de importación privadas y públicas en curso.
Hay un proyecto de llevar la economía al modo de Ecuador y la seguridad al estilo de El Salvador, se habla de estar como Irlanda en 45 años y se añoran las primeras décadas del siglo pasado de la Argentina.
Pero en ningún momento se debate el presente que sufre y el futuro que busca la mayoría de la población, parece que sólo cuentan las ideas y los tuit de los iluminados reformistas que llegaron al poder mediante un acuerdo político para refundar el país.
El ajuste no es gratis, y ya puede verse quién está pagando la mayor parte hasta ahora. Habrá que ver si a mediados de año la situación mejora, pero hasta ese entonces empeorará, lo advierten desde el presidente para abajo. También habrá que ver cuántos aguantan hasta ese momento en que la pobreza rondará el 60/70% de la población y cuántos quedarán en la lista presidencial de la gente de bien.