Denostados por Milei, los radicales parecen dispuestos a poner la otra mejilla - Política y Medios
18-09-2024 - Edición Nº6074

LA INTERNA, DESDE ADENTRO

Denostados por Milei, los radicales parecen dispuestos a poner la otra mejilla

La UCR no pudo evitar las internas. Lousteau expone su rechazo a las iniciativas de Milei y no está solo: lo acompaña Facundo Manes, dispuesto a romper su bancada. O sea: las dos autoridades máximas de la UCR cuestionan al presidente, mientras sus legisladores trabajan para ayudarlo.

Por: J. NyE

 

La falta de oficio de Javier Milei en la negociación política agrupó a las tres fuerzas de la oposición en el Congreso que pueden darle el quórum: la UCR, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal, espacios de orígenes disímiles y unidos por la necesidad y oportunidad de marcarle la cancha al gobierno.

Sus líderes no sé imaginaban juntos hace un mes, pero la dilación del Gobierno en responder sus propuestas para mejorar los proyectos los reunió en la misma mesa. 

Los radicales son denostados por Milei, pero casi todos están dispuestos a poner la otra mejilla. Entienden que su electorado -si aún existe- optó por el libertario en el ballotage y no perdonaría verlos compartir estrategia con el kirchnerismo.

Como es habitual en ellos, no pudieron evitar las internas. El senador Martín Lousteau, presidente del partido, expone su rechazo a las iniciativas de Milei, ya sea la ley ómnibus o el DNU. No está solo: lo acompaña el diputado Facundo Manes, dispuesto a romper su bancada. El neurólogo envió a su hermano, Gastón, presidente de la Convención de la UCR, a expresarse en contra de Milei. O sea: las dos autoridades máximas de la UCR cuestionan al presidente, mientras sus legisladores trabajan para ayudarlo.

No hay peleas personales porque las dos vertientes visibles de la UCR imaginan que, tarde o temprano, se encontrarán en la misma ruta. “El día que el electorado antikirchnerista busque otra opción, nos tendrá armándola”, es la frase repetida en los comités.

Hacemos Coalición Federal es una rara simbiosis de referentes de orígenes diversos asociados para ganar lugares en las comisiones. Con ese propósito se juntaron tres grupos: ex PRO (Emilio Monzó, Nicolás Massot y diputados de los gobernadores de Chubut -Ignacio Torres- y Entre Ríos -Rogelio Frigerio-), la Coalición Cívica, el partido gobernante de Córdoba y figuras sueltas como Margarita Stolbizer y Ricardo López Murphy. Miguel Pichetto oficia de jefe o coordinador.

Este bloque, para sorpresa de sus propios integrantes, logró llevarse bien o al menos entender los diversos intereses para fijar posturas comunes. Como la UCR, a ninguno le interesa quedar como obstruccionista del Gobierno, pero en esa actuación colaboracionista puede incluir un desgaste sutil a Milei. Portan un reloj de arena que definirá cuándo pueden pasar de la ayuda crítica al bloqueo patriótico a las medidas del presidente.

La unidad de HCF fue festejada en sus reuniones, donde sus referentes esperaban un rechazo más tajante de Natalia De la Sota -cercana a Sergio Massa- y los socialistas Esteban Paulón y Mónica Fein. Los tres prefirieron nadar con la corriente a la espera de salir del agua antes de una sudestada. Ese es el negocio de la oposición centrista.

Los partidos provinciales son los que más conocen ese juego. Innovación Federal es la unión de los diputados de los gobernadores de Salta, Misiones, Río Negro y Neuquén. Se le asocian santacruceños y -con menos ímpetu- sanjuaninos, todos con la misma premisa: dosificar ayudas al Gobierno a cambio de cuidar lo propio.

Milei no puede ignorar a ninguna de estas fuerzas políticas si quiere tener leyes. La UCR y HCF, si no tienen fisuras, pueden ayudarle con el cuórum. Pero aún en esas circunstancias, el presidente necesitará a los partidos provinciales para imponerse en el Senado. Lo sabe la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien desde que no logró acordar con Misiones y Río Negro la ley de boleta única, anuló la actividad en el Senado.

La dependencia de Milei de este grupo se agranda porque tampoco consiguió romper los bloques de Unión por la Patria en ninguna de las dos Cámaras. Ni siquiera lo intentó.

La negociación por la ley ómnibus lo puso de rodillas ante los centristas, que exigieron un paquete de cambios y lo obligaron a cancelar sus pretensiones de sesionar un sábado.

Molesto, desde Davos, el presidente envió al Congreso a Santiago Caputo para conocer en detalle la negociación y lo sumó a las reuniones con líderes de estos tres bloques para corroborar que tan lejos estaba de un acuerdo.

El ministro del interior, Guillermo Francos, es un confidente de Pichetto y de la UCR, pero no siempre tiene respuestas y Milei le fue perdiendo la confianza. Con los partidos provinciales, el ministro no logró forjar una buena relación, porque Milei no los valora. Deberá hacerlo. No le sobra nada y, por su mala praxis, la oposición que puede ayudarlo, está unida para marcarle el rumbo.

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