Por: J.NyE
La Unión Cívica Radical quedó en una nebulosa tras la andanada de medidas que implementó el presidente, Javier Milei, a través de decretos de necesidad y urgencia y voluminosos proyectos de ley. Mientras el PRO ensaya un apoyo tácito a cada acción del Gobierno, el partido centenario se enreda en internas y oscila entre la colaboración y el desencanto ocasional.
Con el mega decreto las diferencias quedaron explícitas: el presidente del partido, Martín Lousteau, expuso de inmediato sus diferencias con parte del contenido y, sobre todo, con la forma que consistió en eludir al Congreso.
El economista fue ignorado por los gobernadores del partido, Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes) y Leandro Zdero (Chaco), que dominan el bloque del Senado y tienen fuerte injerencia en el de Diputados. Lousteau sólo tiene el respaldo tácito de Maximiliano Pullaro (Santa Fe).
Las bancas legislativas no se pronunciaron y hasta le dieron un gesto favorable a Milei: la senadora Carolina Losada y el diputado Martín Tetaz presentaron proyectos de ley que espejan el DNU, una alternativa para debatirlo en el recinto y en tal caso despedazar sólo algunos retazos.
El presidente no aceptó la propuesta, pero entendió que la UCR, en la suma de sus partes, no está dispuesta a desafiarlo, como insinuó Lousteau cuando asumió como presidente del partido, cinco días después del recambio de autoridades en la Casa Rosada.
Cornejo y Valdés aprovecharon la ocasión para diferenciarse: oficializaron la creación de una línea interna de la UCR, llamada Causa Federal, en la que no están dispuestos a recibir órdenes diarias de Lousteau.
Confían en sumar pronto a más de la mitad de los delegados nacionales y controlar el partido en dos años. Ambos, además definieron a las autoridades legislativas: el correntino Eduardo Vischi, jefe del Senado, y el cordobés Rodrigo De Loredo, quien se desmarcó de Lousteau para ser el jefe en Diputados. Ninguno se expresó sobre el mega decreto.
La posición de la UCR será clave en el congreso porque son los árbitros de las votaciones en ambas Cámaras. Es por eso que Milei citó un fragmento del ex presidente Arturo Frondizi para meterles presión en un tuit.
El problema del partido centenario es de posicionamiento, presente y futuro. Lousteau y el jujeño Gerardo Morales creen que habrá un espacio para la creación de un espacio progresista y la UCR debe formar parte.
Los gobernadores no lo ven así porque en sus provincias Milei arrasó con un electorado que no comulga con ideas colectivistas.
Recuerdan que la alianza con Horacio Rodríguez Larreta hundió al partido como nunca antes en la última década y, con resultados similares en las próximas elecciones, la presencia legislativa podría empezar a extinguirse. Esa será la batalla entre el poder territorial y el simbólico de la UCR, que dominará el partido en los próximos años, con Milei como termómetro.
El PRO es el testigo lejano de la rosca radical, mientras ensaya una alianza tácita con Milei, porque sus referentes entienden que pueden ser arrastrados por el fracaso libertario. Prefieren licuarse en un potencial éxito y se apartan de posiciones críticas.
Es por eso que Juntos por el Cambio es un lejano recuerdo en el Congreso, con bloques despedazados y sin diálogo. La UCR es el único espacio sin aliados y sin compromisos y, por lo tanto, es el decisivo. Por eso está envuelto en una interna que podría reposicionarlo o continuar con su erosión.