
“El que corta no cobra. Si te están obligando podes denunciar anónimamente al 134”, rezan carteles en diferentes puntos de la estaciones de tren de Capital Federal. El mensaje sintético refuerza lo anunciado días atrás respecto al abordaje que tendrá el Gobierno nacional respecto a los piquetes o movilizaciones urbanas.
Si el “Protocolo Antipiquete” de por sí había causado amplia polémica entre las organizaciones sociales y políticas del campo popular; no fue menor la sorpresa por el mecanismo empleado este miércoles -en la antesala de la movilización en conmemoración a las víctimas de la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001- para recordar a los beneficiarios de planes sociales que si participan de cortes perderán sus beneficios.
Como si se tratara de algún escenario distópico de ciencia ficción, no sólo la cartelería de las estaciones refuerza las advertencias del Ministerio de Capital Humano, conducido por Sandra Pettovello, sino que los megáfonos utilizados para comunicación con los pasajeros repiten incesantemente las nuevas disposiciones gubernamentales.
“El Ministerio de Seguridad informa: si va a ejercer su derecho a protestar, tome en cuenta que sólo lo pued hacer en lugares habilitados”, inicia el mensaje.
A continuación, se explaya: “Recuerde que cortar una calle, una avenida o una ruta, es un delito penado por la Ley. Si sufre alguna extorsión para concurrir a una manifestación, recuerde que puede denunciar anónimamente llamando al 134”.
El país de la "libertad" de Milei: advertencia sobre manifestaciones de protesta. pic.twitter.com/BQersA04II
— Agencia El Vigía 🇦🇷 (@AgenciaElVigia) December 20, 2023
Sobre el final, vuelve a reforzar que “el Ministerio de Capital Humano informa: si es beneficiario de un plan social, nadie lo puede obligar a cortar vías de circulación. Si cumple con la Ley, va a mantener su beneficio. Si no la cumple y corta, no cobra”.
Sobre una iniciativa que ya había sido duramente cuestionada por extorsiva para con los más necesitados y su derecho a la protesta, la decisión de persuadir masivamente y por todos los medios posibles causó sorpresa y cierta incertidumbre entre el público, que lo viralizó rápidamente en redes sociales.
El mensaje parece ser que el cambio de época es un hecho. Lo que por el momento sigue siendo un misterio es cuáles serán los límites que manejará la administración de Javier Milei para intentar instalar este cambio cultural.
Por lo pronto, la de hoy será la primera prueba para el desarrollo de una antigua tradición de los sectores políticos y sociales populares en este nuevo marco normativo que se intenta imponer desde lo institucional.
La gestión de las posibles fricciones será clave en un contexto de malestar social creciente y en el cual el propio presidente de la Nación tenía previsto anuncios sobre políticas económicas desregulatorias.