Antes de asumir, Javier Milei confirmó que va a derogar leyes y privatizar empresas públicas - Política y Medios
27-07-2024 - Edición Nº6021

PRESIDENTE ELECTO

Antes de asumir, Javier Milei confirmó que va a derogar leyes y privatizar empresas públicas

Casi sin cambios entre sus propuestas de campaña y las medidas que piensa llevar a cabo a partir del 10 de diciembre, el primer mandatario entrante avanza con la conformación de sus equipos y la resolución del problema de las leliq para abrir el cepo.

Por Patricio Ballesteros Ledesma

 

En un clima de incertidumbre generalizada, que se suma a la propia del cambio de Gobierno, el candidato ganador de las elecciones Javier Milei se prepara para asumir la Presidencia de la Nación, armando sus equipos técnicos y políticos, atravesando la transición administrativa y realizando entrevistas televisivas en donde adelanta cuáles serán sus primeros pasos.

La idea de quemar el Banco Central ahora quedó relegada a una cuestión moral, aunque sostiene su idea de cerrarlo, pero antes quiere abrir el cepo y para eso es condición previa resolver el tema de las leliq, es decir los pasivos remunerados de la autoridad monetaria, que según los últimos cálculos acumulan un stock cercano a los $24 billones.

Estos instrumentos financieros en poder de los bancos son la herramienta que utilizó el Gobierno actual para obtener financiación interna en pesos, y que le aseguran a las entidades una extraordinaria ganancia en intereses por cada título. 

El problema es que cada mes Economía realiza una licitación de deuda y, con las atractivas tasas que ofrecen, muy superiores a la inflación, los bancos no sólo renuevan el préstamo anterior sino que ofrecen más que lo demandado por el Estado en forma adicional.

Así, con el correr de los meses y años, cada mes se pagan miles de millones de pesos en tasas de interés, se obtiene nueva financiación para solventar gastos incrementados por inflación y se renuevan los créditos anteriores.

El problema es que con esta operatoria el Gobierno toma los pesos de los bancos y así no se vuelcan al mercado en forma de préstamos accesibles para los clientes, sean empresas o personas. Es cierto que de esta manera, esos pesos atrapados por una atractiva tasa no se van al dólar como inversión, pero también lo es que una economía sin crédito no crece. 

Por eso es que el Estado, para solventar esta distorsión financiera, a través de sus bancos oficiales y otros organismos como la Secretaría de Industria o la Anses interviene con préstamos a tasa subsidiada para fines productivos. De este modo, intenta enmendar su virtual competencia con las entidades financieras en su rol de vehículos del crédito.

Este déficit cuasi fiscal del Gobierno ha ido aumentando de manera exponencial, de hecho sólo en 2023 se dieron una docena de aumentos del presupuesto por encima de lo acordado por ley, pero tarde o temprano esa deuda acumulada con las entidades financieras tiene que cancelarse.

Muchos analistas advertían que seguir tomando deuda de esta manera era una bomba de tiempo o una bola de nieve, que estallará o no, comprometía al Estado a futuro y al próximo Gobierno sea cual fuere.

Como economista, Javier Milei conocía este problema y sabía que antes de intentar cualquier aventura dolarizadora o liberar el mercado de cambios debía resolver la enorme deuda pendiente del BCRA con los bancos, que por otra parte no es dinero de las entidades sino de los depósitos y plazos fijos de sus clientes. 

Aunque, para este objetivo, y sin recurrir a más emisión monetaria o declarar un default en pesos como hizo en Gobierno de Mauricio Macri, debería ofrecer otro tipo de instrumentos diferentes a las leliqs y con un atractivo extra. 

De entrada se descartó la opción de revivir un plan Bonex, por eso el líder liberal libertario comentó que está trabajando en una propuesta atractiva con ingeniería financiera para tentar a los acreedores. Podría ser un fideicomiso o, préstamo externo mediante, un bono de mediano plazo nominado en moneda extranjera.

Mientras tanto, junto a su equipo de técnicos, acelera la reforma del Estado al cumplir su promesa de reducir la cantidad actual de ministerios a ocho, cada uno con secretarías que reemplazan a actuales estructuras mayores e incluso la eliminación de algunas áreas hasta ahora claves. Sin embargo, salvo que se produzcan despidos masivos, el reordenamiento del organigrama le devengará pocos ahorros a nivel presupuestario.

Primero habló de aserrar 15 puntos del gasto público, en los últimos días desde su entorno se redujo a 13 puntos, pero en cualquier caso, ambas opciones no implican una poda sobre la política y sus socios, como lo expresó Milei, sino recortes de una magnitud que excede a la administración pública varias veces y que poco a poco se encamina a la privatización de algunas empresas y servicios públicos.   

El gran inconveniente de estas ideas es que chocan con la imposibilidad fáctica, porque para varias de estas reformas, modificaciones o pases a la esfera privada de asuntos hoy públicos se necesita el debate y aprobación por parte del Congreso nacional. Allí, con sus propios legisladores no le alcanza y para lograr una mayoría debería sumar a toda la actual oposición como nuevo oficialismo. 

Todavía hay más dudas que certezas. Se habla de recomponer YPF antes de privatizarla, así como los medios públicos, entregar Aerolíneas Argentinas a sus empleados, cortar con la obra pública, bajar subsidios, aumentar tarifas, liberar el mercado de cambios, ajustar en diversas áreas y gastos y una especie de plan de convertibilidad.. 

Milei asegura que con los ajustes que hará de inmediato los primeros meses van a ser muy duros. Desde el balotaje hasta hoy el dólar blue ya aumentó $125, en los comercios hay productos que aumentaron sus precios hasta un 40% en apenas días, hay supermercados que hasta rechazaron nuevas listas infladas de sus proveedores, la especulación corre de la mano de la incertidumbre.

Con su declaraciones de que la ley de alquileres debe derogarse, los contratos que se estaban negociando cambiaron sus reglas y los vigentes tienen a los locatarios con intenciones de modificarlos cuanto antes. Podría recurrir a un DNU y saltarse el Congreso, pero esa no sería una buena estrategia para el inicio de su mandato.

Hay muchas ideas dando vueltas, unas plausibles, otras a muy largo plazo, algunas que generarán resistencia social, pero lo que vale son las políticas públicas y el plan de Gobierno que, con toda lógica, debe esperarse hasta después del 10 de diciembre para que sean anunciadas. Ese será el momento de las evaluaciones en profundidad. 

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