Bullrich no sabe cómo crecer y preocupa  - Política y Medios
10-12-2024 - Edición Nº6157

LA INTERNA, DESDE ADENTRO

Bullrich no sabe cómo crecer y preocupa 

Bullrich sabe que es difícil crecer, porque la ciudadanía encontró otra oposición al kirchnerismo. Contra su voluntad, delegó parte de la campaña a Carlos Melconián, su potencial ministro de Economía, con quien casi ni se cruza. Lo dejó moverse como quiera, justo lo que menos le gusta de sus colaboradores.

Por: J.Nye

 

“Sé que es difícil”. Patricia Bullrich repitió esa frase en cada reunión de campaña que tuvo. Se la escucharon dirigentes radicales, legisladores y asesores de Horacio Rodríguez Larreta que aceptaron acompañarla.

Pocos la vieron bien. “Está deprimida”, fue la descripción más frecuente. “No digirió la falta de respaldo de Mauricio Macri”, es la lectura de otros. Su imagen poco tiene que ver con aquella guerrera que recorría las calles en pandemia para pedir que terminen las cuarentenas.

Bullrich llega a las reuniones sola o con algún colaborador eventual. Camina despacio y no saluda a casi nadie si no se le acercan. No tiene bunker de campaña: sólo una oficina pequeña frente a plaza de mayo, donde diagramó su hoja de ruta para ganar la interna.

En aquellas tertulias de invierno, con su equipo veían un camino fácil para ganarle a Larreta, pero encontraban dificultades para crecer en octubre. Sabían que sólo era posible consagrarse si Javier Milei se derrumbaba. Pasó todo lo contrario.

Macri no la excluyó de sus reproches. Acusa a sus expupilos de erosionar al PRO con una interna sin códigos, que le permitió al libertario crecer hasta ser el más votado en las primarias y posicionarse como el favorito para ser presidente. A los gritos, cuestionó la virulencia de Bullrich y Larreta cuando ingresó al bunker de Costa Salguero, la noche de las primarias.

Bullrich sabe que es difícil crecer, porque la ciudadanía encontró otra oposición al kirchnerismo. Contra su voluntad, delegó parte de la campaña a Carlos Melconián, su potencial ministro de Economía, con quien casi ni se cruza. Lo dejó moverse como quiera, justo lo que menos le gusta de sus colaboradores.

Ante los radicales, además de reconocer que es difícil, Bullrich reclamó presencia territorial. Reclamó pelear cada voto en intendencias e impedir que no crezca Milei, que sorprendió en pequeñas comunidades rurales, en las que siempre ganaba Juntos por el Cambio.

Un dato confirma esa tendencia: como parte de su campaña a la gobernación de Santa Fe, el radical Maximiliano Pullaro, dijo que, si llega a un ballotage Milei con Sergio Massa, votaba al libertario. Ya no es posible evitar esa pregunta.

El problema que le ven a Bullrich es que no logra una acción para mostrarse fortalecida. Su campaña 5.5 exhibe que corre desde atrás. Consiste en pedirle a 5 votantes que traigan la misma cantidad, así no pierde.

Las ideas las aporta Derek Hampton, un consultor estrella que se pelea por el liderazgo interno con Juan Pablo Arenaza, mano derecha de la exministra. Por fuera, creció la figura de Sebastián García de Luca, nombrado jefe de campaña después de las primarias, luego de su exitosa labor como armador en Buenos Aires.

A diferencia de los tiempos de internismo PRO, cerca de Bullrich nadie habla de encuestas. El primer desafío, no menor, es retener el voto de Larreta, que ni siquiera es orgánico del PRO o del propio jefe de Gobierno.

En el partido de Macri, quienes miraron la interna desde afuera no pueden creer como Bullrich no haya aceptado que Diego Santilli le ganara a Néstor Grindetti para que aportase más votos en la general. Por ahora, el intendente de Lanús pelea el segundo puesto con Carolina Píparo, de La Libertad Avanza.

Tan golpeado quedó el PRO después de su interna, que Bullrich tampoco logró entusiasmar a la joven tropa que quiere sacar a la cancha, como los gobernadores electos Marcelo Orrego (San Juan) o Ignacio Torres (Chubut), que apoyaron a Larreta, sin mucho compromiso. Tampoco quieren tenerlo con la ex ministra.

Tal vez la gran esperanza de la candidata del PRO es el daño que pueda hacer el círculo rojo, los dueños de los recursos estratégicos del país que se nuclean en la Asociación Empresaria Argentina (AEA), con Héctor Magnetto a la cabeza. A ninguno le cierra una dolarización forzosa de Milei y no se imaginan la continuidad de Massa, a quien ninguna encuesta lo muestra ganador. Piden por Bullrich. Pero no saben como hacer para que la voten. Ella tampoco. 

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