Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta se dieron un tímido abrazo en el escenario de Trelew, mientras se disputaban protagonismo para celebrar el triunfo del gobernador electo Ignacio Torres, un seandor del PRO que tiene 35 años y tuvo que lidiar con la interna de su partido durante la campaña.
"El 13 vamos a definir quién gana", bromeó la exministra, para simular su intención de callar a un grupo de militantes que repetía su su nombre y había provocado miradas de furia de Larreta. Menos entendía lo que pasaba Torres, quien luego de festejar pidió terminar con la grieta interna.
Chubut dejo una lección para JxC: la disputa por el liderazgo nacional lastima a los referentes locales y hasta puede arruinarle sus victorias. En municipios de la provincia de Buenos Aires destilan fastidio cuando advierten que, medidos con los candidatos presidenciales, los intendentes bajan hasta 20 puntos de aceptación y arriesgan sus municipios.
La interna presidencial restó, porque no está claro que el triunfador pueda conducir el partido ante diferencias tan estructurales entre las partes. Tampoco la unidad parece un objetivo sincero de los candidatos y por lo tanto a ninguno le será fácil armar un gobierno, si tuviera que hacerlo.
Larreta y Bullrich no miden bien en Chubut y por eso no habían sido invitados a participar de la campaña. Luego presionaron para viajar a los festejos y dejar atrás el papelon de Córdoba, dónde fueron a celebrar una victoria de Rodrigo De Loredo y se volvieron con la derrota.
Nunca pensaron que les faltaba a Torres para ganar o si podían ayudar en algo. Larreta, se sabe, sólo ofrece plata. Bullrich sólo busca fidelidad y si no la consigue sigue en lo suyo y se desentiende de las necesidades locales.
Los precandidatos siguen disputando cada metro cuadrado del país, en una pelea cuerpo a cuerpo y de final abierto. Mientras viajaba a Chubut, Bullrich obligó al presidente del comité radical de la ucr y candidato a senador nacional Maxi Abad a porotear los legisladores nacionales y provinciales que la respaldan.
Estaba nerviosa por un acto de Larreta con el intendente de Tandil, Miguel Lunghi, uno de los alcaldes que Abad perdió en manos del jefe de Gobierno. Participará Facundo Manes, el mayor elector bonaerense de la UCR, que le dio la espalda a la exministra.
Larreta sigue confiado en su estructura de intendentes y gobernadores electos como si fuera decisiva y ya no mira encuestas. Todas las que le llegan lo dan perdedor. Recorre el conurbano, que sí será clave en la interna y dónde, confía, Bullrich no sabrá cómo penetrar.
Caminará por el norte, dónde el voto conservador se siente más cercano a su rival. Y necesita mejorar su performace en capital federal donde, aunque cueste creerlo, también está abajo.
Larreta ya decidió cerrar en La Plata y Bullrich no tiene claro dónde hacer su último acto de campaña, pero se resiste a compartir búnker con su rival el día de la elección. Aún cuando se siente favorita.
La discusión por los planes de gobierno volvió a colocarlos en las antípodas. Bullrich habló de un blindaje del FMI para aumentar inversiónes, una idea de su economista de cabecera, el diputado Luciano Laspina.
"No funcionó en 2001", atacó Larreta y no obtuvo una réplica de Bullrich, quien optó por no engancharse en debates con su contrincante sobre todo de economía, dónde no suele ser muy precisa. LLegó a confundir deflación con inflación.
Tras ganar Chubut, Torres reclamó que la interna no rompa JxC y destacó que para ganar pudo reunir a todos los opositores del oficialismo local.
Dejó atrás sus internas con los radicales, los sumó a su frente y recorrieron juntos cada pueblo de la provincia. Bullrich y Larreta se sumaron para festejar. La foto era todo lo que les interesaba a dos semanas de la interna.