Por: J.Nye
Horacio Rodríguez Larreta festejó cada victoria de los candidatos de Juntos por el Cambio en las provincias como si fuera propia. De algún modo lo fue: los escenarios de Jujuy, San Luis, San Juan y Santa Fe le permitieron olvidar por un rato las encuestas que le alcanzan sus colaboradores y vaticinan una clara derrota en la interna con Patricia Bullrich.
Los candidatos locales que ganaron las provincias no son larretistas desde siempre, sino que se acercaron al jefe de Gobierno para fiannciar sus campañas. Claudio Poggi y Marcelo Orrego, electos para gobernar San Luis y San Juan, recibieron jugosas ofertas en reuniones con funcionarios porteños en Parque Patricios.
A veces resolvía todo Augusto Rodríguez Larreta, hermano del candidato presidencial. Hay muchas versiones sobre qué ofrece pero, de mínima, financia juegos enteros de boletas. Imposible rechazarlo.
Las alianzas de Larreta con los radicales surgieron a partir de su acuerdismo crónico cuando se ve en aprietos, esa actitud que tanto le cuestiona Bullrich. Con Martín Lousteau se asoció luego que casi le gane el ballotage de la jefatura de gobierno en 2015; y con Gerardo Morales, negoció la paz el año pasado, en tiempos en que el presidente de la UCR entendió que no podía competir para la presidencia.
Maximiliano Pullaro, ganador de la interna de Santa Fe y casi seguro gobernador, tiene origen en la Franja Morada, que en la UCR representa Evolución, la línea de Lousteau. Larreta se colgó de su triunfo y Bullrich se escondió en el bunker de Carolina Losada, que quedó a 20 puntos de distancia después de una campaña con fuertes acusaciones.
El 30 de julio la historia podría repetirse: en Chubut, el senador del PRO Ignacio Torres tiene la victoria garantizada y Larreta está invitado a festejar. Lo ayudó para su campaña, como a todos, mientras que Bullrich dejó de hablarle cuando vio que no tenía billetara para competir.
La exministra cree que nada de esto la afectará. Confía en que su buena imagen, o al menos mejor que la de Larreta, condicione la interna por encima de lo que puedan aportar los candidatos locales. Como no hay una interna equivalente para comparar, cada uno cree lo que más le conviene.
Pasó 2022 recaudando fondos en cenas con empresarios del círculo rojo que le garantizan un financiamiento a la logística, pero no está claro si tiene personal para cuidar sus votos en cada rincón del país. Sin los gobernadores electos a su favor, no será fácil garantizarse gente confiable.
En el llarretismo la liga de gobernadores se convirtió en su trofeo para atraer a dirigentes que hasta hace poco lo daban por perdido. "Los que gobiernan provincias y municipios están con nosotros. ¿Cómo vamos a perder?", se preguntan.
Los intendentes bonaerenses del PRO con peso territorial están identificados con Larreta como Julio Garro (La Plata) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero). Bullrich retuvo a Martín Yeza, de Pinamar, al bahiense Héctor Gay y al candidato a gobernador, Néstor Grindetti, alcalde de Lanús. El marplatense Guillermo Montenegro quedó equidistante.
También acompañan a Bullrich una veintena de intendentes radicales de distritos chicos. Es un electorado reducido pero que suele votar a JxC y, en una interna, se puede hacer sentir. Pero la exministra no tendrá a ningún gobernador electo, a no ser que ese mismo día de las primarias Rogelio Frigerio se consagre en Entre Ríos, como se espera.
La interna tendrá un capítulo legislativo, donde sólo Frigerio y Torres lograron unificar listas unificadas las listas, mientras que el resto de los gobernadores electos de JxC tienen sus nóminas legislativas pegadas a Larreta, porque Bullrich no las quiso. Prefirió enfrentarlos, tal vez porque cuando preseentó las listas no tenía esperanza de que todos triunfen y lleguen fortalecidos a las primarias para enfrentarla. Pero ocurrió. Superarlos será uno de sus principales desafíos.