En un contexto en el que la siembra de trigo se encuentra en su fase final, se vislumbraba un desafío preocupante por la falta de agua, ya que en la zona núcleo la merma de lluvias en junio superó el 80% con relación a las marcas históricas, pero las precipitaciones caídas ayer y las pronosticadas para los próximos días permitirán acumular buenas reservas en el suelo en esta fase crítica.
“Aunque el estado actual de los cultivos es alentador, existe temor de que un invierno cálido pueda impactar negativamente en la producción de macollos y, en consecuencia, penalizar los rendimientos”, señalan desde la Bolsa de Comercio de Rosario.
De todas maneras, en el centro-sur y sureste de Santa Fe, se han agregado algunos lotes a la siembra de trigo en las últimas semanas. En el noreste bonaerense, el 95% del trigo ya ha sido implantado. No obstante, en el sudeste de Córdoba, incluyendo Marcos Juárez, la superficie sembrada ha experimentado una reducción del 40% al 50% en comparación con el año anterior.
La principal preocupación es que un 10% de la superficie de siembra del cereal está en riesgo, pero si continúan las lluvias esporádicas con este milimetraje y finalmente bajan las temperaturas acordes con las medias para esta época la situación podría revertirse.
Según un informe elaborado por la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, aproximadamente un 10% del área destinada a la siembra de trigo podría quedar fuera debido a la falta de precipitaciones.
El mapa de agua en el suelo de la región núcleo revela un problema significativo en el oeste, especialmente en el suroeste, donde alrededor de 100.000 hectáreas difícilmente puedan ser sembradas sin nuevas lluvias. Con el cierre de la ventana de siembra cada vez más cercano, la situación se torna alarmante en esa zona.
En Sancti Spiritu, al sur de Santa Fe, la preocupación es evidente. En mayo apenas se registraron 37 milímetros de lluvia y en junio no ha llovido nada. En el noroeste de Buenos Aires, la siembra está estancada en un 50%, ya que las perspectivas de sumar lotes son escasas debido a la falta de humedad.
Mientras los productores cruzan los dedos para que sigan las lluvias y lleguen las temperaturas invernales a la región, es bueno recordar que, pese a la sequía generalizada en el país, los productores de granos invirtieron en la campaña 2022/23 uno de los mayores montos de la historia.
Pese a haber tenido enormes pérdidas en los tres principales cultivos y de tener arriba de US$18.000 millones menos en exportaciones, esa cifra de apuesta productiva fue un 23% mayor a la del ciclo previo, sobre todo por el aumento del costo de los insumos dolarizados.
La conjunción de los elevados costos de siembra y el tercer año consecutivo de escenario Niña, que generó una caída cercana al 40% en la producción granaría del país, terminaron de configurar una campaña muy complicada financieramente para el agro.
Es que los productores se enfrentan cada año a un desafío financiero, ya que deben realizar inversiones significativas en insumos agrícolas, mano de obra y otros gastos operativos mucho antes de recibir ingresos por la venta de su producción.
De este modo, se estima que los costos de siembra, pulverización e insumos habrían rondado los US$16.456 millones, siendo los más altos de, al menos, los últimos 7 años. En rigor, ese monto resulta un 47% mayor al promedio de los últimos cinco ciclos agrícolas.
Desde la BCR aclaran que en este cálculo solo se computan los costos relacionados directamente con la producción, como siembra, fertilización y pulverización de los cultivos. No se computan otros costos de gran importancia en la ecuación, tales como arrendamiento, comercialización, cosecha, fletes, impuestos a los ingresos y Ganancias, entre otros.
En declaraciones a la prensa, el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca Juan José Bahillo, que se había manifestado afín a bajar la retenciones en situaciones de sequía como las actuales, no tiene novedades sobre los derechos de exportación para presentar al sector y señaló que la actual merma en la siembra de trigo se podrá compensar en la segunda mitad del año con los demás cultivos tempranos.
Además, proyectó que en la próxima campaña se irán recuperando las áreas de siembra de los diferentes granos, crecerán las cosechas y el próximo Gobierno podrá disponer de un ingreso de divisas del agro normalizado, que este año tuvo una caída total cercana a los US$21.000 millones para el país.
Sin embargo, desde el sector productivo todavía no hay buenas noticias para anunciar en el cierre del primer semestre del año, más bien reina la incertidumbre. La comercialización en el mercado interno, descarga de granos en puertos, embarques y nuevos negocios de exportación tocaron nuevos mínimos.
El volumen total de granos comercializado en Argentina en el primer semestre del 2023 fue el segundo más bajo, según los datos de SIO Granos que arrancan en 2017, con apenas 51,4 millones de toneladas. Al comparar el primer semestre de cada año, resulta el menor de toda la serie.
En soja, en particular, el volumen mensual comercializado cerró junio en su nivel más bajo de, al menos, los últimos seis años y medio. Además, cinco de los seis meses del 2023 encabezan el ranking de menor volumen negociado desde enero de 2017.
Pero además, la molienda de la oleaginosa estrella en los dos primeros meses de campaña es la más baja en 15 años. Aún con el impulso de importaciones temporarias récord y el Programa de Incremento Exportador III de los meses de abril y mayo, el crush de soja se desplomó en el primer bimestre. En cuanto al maíz, aclaran desde la entidad bursátil, se aceleraron las ventas externas en los últimos 15 días.
Por el lado del cereal, las ventas a cosecha son las más bajas en 15 años. Hasta el momento se comercializó sólo el 3% del trigo de lo que se proyecta producir en la campaña 2023/24, cuando en el mismo lapso del año pasado ya se habían cerrado contratos por el 41% del volumen trillado.
En este panorama agrícola juegan las expectativas del Gobierno y las realidades de los productores, y aunque todavía no hay anuncios sobre un nuevo dólar soja o baja en las retenciones, algunos esperan novedades al regreso del viaje a Washington del ministro de Economía Sergio Massa y su equipo de negociadores con el FMI. Mientras tanto, el acumulado de precipitaciones de las últimas horas suma esperanza para la campaña fina a punto de finalizar.