Horacio Rodríguez Larreta está firme: quiere presentar el 24 de junio una fórmula con el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti para competir en la interna de Juntos por el Cambio contra Patricia Bullrich. Lo dejó claro en su visita a San Luis, para celebrar la victoria de Claudio Poggi contra Jorge Fernández, el candidato de Alberto Rodríguez Saá. 

La tomó como ejemplo de lo que puede lograr la unidad en la diversidad, la estrategia del frente puntano para ganar, que además de sumar a la UCR y el PRO, incorporó a un sector del peronismo local identificado con el senador y ex gobernador Adolfo Rodríguez Saá, enemistado con su hermano.

"Es la prueba de que se puede sumar para ganar", destacó el jefe de Gobierno, desde un palco armado para él en el bunker del centro puntano. Pudo llevar a sus socios en JxC: los radicales Gerardo Morales y Martín Lousteau, el liberal José Luis Espert y el presidente de la coalición cívica Maximiliano Ferraro. Todos pidieron unidad en la diversidad, o viceversa, slogan que sirve para pedir por Schiaretti.

El cordobés logró también un guiño de la UCR: la convención aprobó la continuidad de Juntos por el Cambio y la posibilidad de ampliarlo. Rápido de reflejos, Morales se amparó en el documento de la convención del año pasado pero dejó abierta la puerta a la incorporación de peronistas amigos. Nadie dijo cuáles, pero, quién quiso, interpretó un gesto al cordobés. 

Larreta piensa en muchas alternativas para salirse con la suya. Desde incorporar a Schiaretti como afiliado de algún partido aliado o, en último caso, sumarlo a su campaña electoral y así arrastrar votantes cordobeses que no tenían ninguna intención de participar de la interna de Juntos. Su carta de presentación es que ambos pueden conseguir mayoría parlamentaria e implementar una agenda de Gobierno que Bullrich jamás podría ejecutar aliada a los liberales, de conducta impredecible.

La ex ministra está decidida a resistir y cree que Larreta sólo busca a Schiaretti para no perder la interna. Tiene el dato de que hizo un intento de sumar también al gobernador de Santa Fe Omar Perotti. El nexo entre los tres es el consultor Guillermo Seita, amigo del mandatario cordobés. 

Bullrich planificó su raid electoral para no cruzarse con Larreta. Viajó a Mendoza donde dos amigos competían en la UCR (Alfredo Cornejo y Luis Petri), pero no quiso sumarse a los festejos de San Luis y chocarse con una escena armada a gusto del jefe de Gobierno. Envió en su lugar a Federico Pinedo, pero no logró que lo sumaran al palco para festejar. Y eso que había sido el primero en llegar.

Así las cosas, a 10 días del cierre de listas, los candidatos presidenciales de JxC están definidos, o al menos anunciados, pero no está claro si se sumarán nuevos protagonistas que tuercen la balanza para uno u otro lado. El ajedrez que sigue tiene varios movimientos claves. El primero es quiénes son los apoderados de los partidos políticos que incluye JxC y a quiénes tienen como afiliados para habilitar la competencia. Puede ser una trampa para incorporar figuras externas. 

Otro tema a resolver es si habrá listas legislativas unificadas o cada candidato llevará las suyas, lo que pareciera inevitable mientras los líderes de JxC no puedan sentarse en una mesa a consensuar condiciones mínimas de convivencia. 

En ese caso, lo más importante será el reglamento del frente, que es el que permite, por ejemplo, establecer los mínimos de votos necesarios en las primarias para acceder al reparto de legisladores. Si el número es bajo, una figura que entre por la ventana a JxC puede favorecerse con una lista de candidatos en una provincia en la que sea fuerte. Si es alto, ese negocio quedará vedado. 

Todas estas variables se debatirán minuto a minuto hasta el sábado 24, la fecha límite para presentar el diseño de frentes electorales y sus candidatos. Después empieza la campaña, ya con el cuadro ordenado para las primarias. Larreta quiere caminar en esos meses con Schiaretti. Como sea.