El riesgo monetario de la Argentina está en su nivel más alto desde 2010 - Política y Medios
09-12-2024 - Edición Nº6156

INCERTIDUMBRE FINANCIERA

El riesgo monetario de la Argentina está en su nivel más alto desde 2010

Pese a las medidas que lleva adelante Economía para amortiguar impactos internos y externos, el país se encuentra con un nivel de inestabilidad generalizada muy difícil de encaminar. Analistas extranjeros y académicos locales señalan la gravedad del contexto de fragilidad en un año electoral.

Por Patricio Ballesteros Ledesma

 

Aunque es algo que el Gobierno nacional reconoce, y de hecho está trabajando para lograr destrabar, que una de las calificadoras de riesgo más consultadas a nivel global lo remarque en sus informes mensuales no aporta más que alertas para los inversores internacionales.

A inicios de mayo, Moody’s Investor Service indicó que la Argentina se encuentra en un entorno fiscal y monetario insostenible, y que el frecuente ruido político afecta a las empresas, suma riesgo al sector financiero y vuelve particularmente vulnerable al sector de servicios públicos.

En ese informe privado, la calificadora analiza que el país tiene una larga historia de marcos de política fiscal y monetaria impredecibles e insostenibles que han dado lugar repetidamente a desequilibrios macroeconómicos, dejando a la economía propensa a las recesiones. 

“La inflación persistentemente alta del país, combinada con la creciente tensión sobre el peso, ha reducido significativamente la estabilidad macroeconómica, afectando al soberano, los bancos y las empresas”, puntualiza.

Por otro lado, ya en enero pasado, en el Foro Económico Mundial (WEF, en inglés) realizado en la ciudad suiza de Davos, se había planteado que la deuda y la inflación son los dos riesgos principales que complicarán el escenario argentino para el año en curso.

En el reporte Global Risks Report 2023, en el análisis sobre la Argentina, además de la “alta y sostenida inflación y la crisis de deuda”, agrega “la proliferación de actividad económica ilícita, la insolvencia del Estado y la crisis de abastecimiento de algunas commodities”.

Además de todos estos riesgos, transitar un año con elecciones generales le agrega más inestabilidad al sistema, ya que el humor de una gran parte de los votantes está atravesado por la apatía, la desesperanza en cuanto a su poder adquisitivo en caída brusca y, en los casos más extremos, la proliferación de consignas antipolítica y reaccionarias.

Es decir, la influencia de factores externos que generan un impacto local negativo, más la incertidumbre política y económica a nivel interno, generan una combinación peligrosa que suma más inestabilidad que certezas.

El enorme bajón de exportaciones por efecto de la sequía en el agro, las presiones para devaluar la moneda local, la enorme carga que significan los pagos de la deuda con el FMI, la enorme deuda en pesos del Estado y el bajo nivel de las reservas de divisas en el BCRA también complican mucho el panorama en el corto y mediano plazo.

Otra variable que pocos observan pero que algunos analizan en profundidad es el riesgo monetario del país. La Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, junto a la consultora Romano Group, da a conocer todos los meses el Índice de Riesgo Monetario (IRM) de elaboración propia, y para abril se ubicó en el 74,72%.

Ese indicador, que tiene como base octubre de 2010, se nutre de estadísticas oficiales del INDEC y el BCRA, y se construye a partir de distintas variables económicas locales y globales consideradas imprescindibles para mantener la estabilidad monetaria de la economía doméstica.

Estas son los pasivos remunerados (Leliq, Pases, Lebac), base monetaria respecto al PIB, pasivos remunerados respecto al PIB y a la base monetaria, riesgo país y comparativo contra economías emergentes, reservas internacionales brutas, saldo balanza comercial mensual (expo e impo), tipo de cambio oficial, tasas de interés real, inflación y PBI.

Es importante aclarar que un índice por debajo del 30% resulta ser un escenario de estabilidad monetaria, mientras que un índice superior al 60% evidencia un contexto de altísima fragilidad monetaria, explican desde la institución de altos estudios.

Si bien la mayoría de los componentes del índice tuvieron una performance negativa en el año, la tendencia en abril se profundizó y es por eso que el valor representó el más alto desde que se realiza la medición. Las variables monetarias y financieras de la economía argentina empeoraron en abril por segundo mes consecutivo, tanto por factores internos como externos.

“La combinación de ambos factores repercutió negativamente en el IRM, marcando el indicador más alto en la serie histórica, superando el indicador de febrero de 2018, previo al comienzo de las consecutivas devaluaciones del tipo de cambio oficial”, indica Alfredo Romano, director de la Licenciatura en Economía Empresarial de la UA en el Campus Pilar.

Desde su visión, por el frente externo, las implicancias negativas por la crisis bancaria de ciertos bancos regionales, sumado a la suba de tasas por parte de la FED y las expectativas de una desaceleración más leve de la inflación en Estados Unidos generaron un clima de cierta volatilidad. 

Además, la decisión del Ministerio de Economía de intervenir activamente en el mercado de deuda, con ventas de bonos en divisa extranjera contribuyó a la baja de la cotización del dólar CCL y del MEP, a costa de una fuerte caída de las paridades de la deuda en dólares y su correlato negativo en el riesgo país. De hecho, en abril se incrementó en 279 puntos básicos y cerró en un nivel de 2.518. Ayer, último día de mayo, ya estaba en 2.590.

Asimismo, la nueva versión del dólar soja, lanzada en ese mes con el objetivo de incrementar las liquidaciones del sector agroexportador y acumular divisas en las arcas del BCRA, tampoco tuvo el éxito esperado. 

Según consigna el informe, el efecto de la gran sequía impactó negativamente en las liquidaciones del sector más pujante de la economía, con menores liquidaciones en el MULC y con el Central con una posición vendedora en US$1.920 millones al finalizar el mes. Por ello, los especialistas aseguran que se trató del peor marzo de la actual administración.

Pero además se realizaron pagos al FMI, que imposibilitaron la recomposición de las reservas brutas del BCRA y con este panorama la caída de las reservas brutas superó los US$4.000 millones.

“Con el pasar de las semanas y acercándonos a las PASO, el escenario se irá complejizando. La escasez de liquidación de divisas del sector agroexportador seguirá golpeando al stock de reservas internacionales. A pesar de la implementación del dólar agro, continuará la dinámica diaria de cuántos dólares adquiere el BCRA”, considera Romano.

Otro de los aspectos que destaca el índice de riesgo monetario es la creciente tendencia negativa de la inflación, que marcó un 8,4% en abril e incumple con una de las solicitudes del FMI: A finales de abril, el directorio del Banco Central aprobó un contundente aumento de la tasa de interés que quedó en 91% nominal anual.

Con este escenario el Gobierno buscará evitar una devaluación brusca y utilizará todo tipo de medidas para restringir las ventas de divisas en el spot y contener los dólares financieros. 

“El BCRA, tal y como alertamos en el IRM del mes de febrero, recurrió a los encajes bancarios y/o los depósitos de Sedesa para intervenir en los dólares financieros ante la gran subida que experimentaron en abril. Hacia las próximas semanas, el cepo importador se incrementará considerablemente, y proyectamos caídas de importaciones del margen del 30% interanual, evidenciando una caída relevante del PBI para el tercer trimestre”, estima el consultor.

El informe de la alta casa de estudios también afirma que las perspectivas del comercio exterior no lucen alentadoras: además de la menor cosecha de la campaña actual, los precios de los commodities agrícolas en los mercados internacionales comenzaron una tendencia a la baja.

Por el lado de las compras al exterior, estiman que se incrementarán las restricciones, y se intentarán implementar nuevas medidas creativas para realizar importaciones en monedas distintas al dólar.

Con respecto al futuro, “el panorama luce muy desafiante para el Gobierno, por lo que esperamos que se continúen agudizando los desequilibrios monetarios, cambiarios y financieros, que se verán reflejados en mayores valores en el IRM para los próximos meses”, concluye el académico.

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