
Ante las necesidades de financiamiento de la inversión pública y con las pocas opciones disponibles, desde el Gobierno se venía negociando con los organismos internacionales de crédito el otorgamiento de fondos para fines específicos.
Sin embargo, tanto el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial tenían que esperar que el país apruebe las metas establecidas por el FMI en el acuerdo de facilidades extendidas para firmar los convenios con el Ministerio de Economía y darle luz verde a los desembolsos pendientes.
Luego de la visita oficial del Presidente Alberto Fernández a la Casa Blanca, los intercambios entre los funcionarios de la administración Biden y la propia y los sucesivos viajes de Sergio Massa, que incluyeron el encuentro con la titular del FMI Kristalina Georgieva, se lograron despejar las dudas sobre la evolución de la Argentina y así ambos bancos resolvieron liberar los créditos evaluados con anterioridad.
La primera operación individual por US$200 millones, sobre la línea de crédito condicional para proyectos de inversión de US$600 millones, fue aprobada por el BID la semana pasada, en ocasión de la visita de Massa a la ciudad de Washington para las reuniones de primavera del BM y el FMI.
Este primer tramo del préstamo a la Argentina servirá para financiar mejoras en el sistema de salud nacional, como las acciones para reducir la mortalidad prematura y cerrar las brechas de acceso a servicios entre jurisdicciones del país.
En ese orden, la iniciativa busca incrementar el acceso efectivo a servicios de diagnóstico y atención por parte de la población que cuenta exclusivamente con cobertura del sistema de salud público, estimada en 20,5 millones de personas en 2022.
Fondos para programas de salud y educación
A través del crédito obtenido, también se permitirán incrementar los tamizajes para cáncer de cuello uterino en mujeres con cobertura pública exclusiva y aumentar la tasa de vacunación para el virus del papiloma humano (HPV) para niñas y niños de 11 años.
Otro objetivo es aumentar la identificación y seguimiento de personas con hipertensión arterial y con hiperglucemia o diabetes. Además, se apoyará la implementación del Modelo de Salud Mental Comunitaria y se incrementará el número de medicamentos de salud mental entregados a establecimientos de salud.
Por otro lado, el ministro Massa junto al de Educación Jaime Perczyk firmaron a principios de mes con la directora de la Oficina del Banco Mundial de Argentina, Paraguay y Uruguay Marianne Fey, un convenio pendiente por US$300 millones para fondear a las becas Progresar y profundizar el fortalecimiento de las trayectorias educativas.
En los últimos años, y pese al enorme condicionante para el país que implica la deuda monumental con el FMI contraída por el gobierno de Mauricio Macri, el BM y la Argentina fortalecieron su relación y la entidad aprobó diversas líneas durante el actual mandato.
Durante el año pasado la entidad desembolsó créditos por US$1.340 millones y en el primer trimestre de 2023 aprobó nuevas líneas por cerca de US$1.000 millones adicionales.
Financiamiento internacional para el desarrollo argentino
Pero según datos del Ministerio de Economía, la cartera del BM con el país está valuada por un total de US$7.560 millones y comprende 22 proyectos por US$7.100 millones, más una garantía de su filial Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) por US$466 millones.
El financiamiento internacional para el desarrollo en la Argentina alcanzó US$5.023 millones en 2022 y de ese total los desembolsos provinieron un 49% del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 20% del BIRF, 14% de la Corporación Andina de Fomento y un porcentaje igual de fuentes bilaterales, 2% del Fonplata, 1% del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y 0,14% del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
Cualquiera podría pensar que más préstamos implican más deuda y por lo tanto más gasto, sin embargo todos los países dependen en mayor o menor medida de financiación externa para hacerle frente a las inversiones, ya no gastos corrientes, en áreas como salud, educación y seguridad en sus territorios.
Si parte de la deuda con el FMI se hubiera utilizado en obras de infraestructura y financiamiento productivo, en lugar del salvataje a bancos y fuga de capitales distinta sería la situación ahora, pero eso no ocurrió y entonces las asignaturas pendientes de inversión pública dependen en gran medida de las líneas de organismos internacionales.
Y estos son cada vez más conscientes de que su rol en este contexto mundial de incertidumbre, guerra e inflación debe ser más comprometido y contundente. De hecho, la semana pasada en Washington, el BM puso en marcha una reforma para aumentar su capacidad para hacer préstamos a los países pobres y en desarrollo para ayudarlos a enfrentar el cambio climático, por ejemplo.
Reestructuración de deuda de países con bajos ingresos y emergentes
La avanzada se produjo durante el comité de desarrollo del BM y el FMI, que reúne a 25 ministros de Finanzas de sus países miembros. Y en un comunicado posterior a esa reunión, el presidente del BM David Malpass, que en la ocasión presentó su renuncia al cargo, señaló que “nuestros países miembros aprobaron medidas que pueden sumar hasta US$50.000 millones a la capacidad de préstamo del BIRF a lo largo de los próximos 10 años”.
Aunque la prensa no se hizo eco de importantes declaraciones durante ese plenario, el ministro de Economía francés Bruno Le Maire expresó que existe una oportunidad histórica para aportar los recursos necesarios a los países en desarrollo, que son los primeros en sufrir de la crisis económica y la inflación.
Pero además, y es algo que toca muy de cerca a la Argentina, el FMI y el BM anunciaron trabajos que buscan acelerar el muy esperado proceso de reestructuración de la deuda de países con bajos ingresos y emergentes.
Y este último organismo señaló que se deberían tomar disposiciones adicionales a las que actualmente se están revisando, durante la Conferencia Internacional de Ayuda Financiera para los Países del Sur que se celebrará el 22 y 23 de junio en París.