La conjura de los irreversibles - Política y Medios
08-10-2024 - Edición Nº6094

OPINIÓN

La conjura de los irreversibles

Es hora de entender que solo una cosa es irreversible: el paso del tiempo. En democracia tampoco hay victoria. La medida del éxito, en todo caso, es cuanto se tardó en fracasar. En el caso de Cristina, ni más ni menos que 20 años. Dos décadas: la ganada, y la devuelta.

Por: Nicolás Mujico - Politologo UBA- Maestrando en Defensa Nacional UNDEF

 

En agosto de 2014, el delfín desafió a la política sugiriendo que le permitan a la presidenta ir por la re-reelección. “Si es tan mala, ¿porque no compiten con Cristina y san seacabó?”. Curiosamente, en breve, el planteo podría convertirse en el mismo, aunque diametralmente opuesto: Si es tan buena, ¿porque no compite y sanseacabó? En aquel acto la consigna fue “irreversible”.

Luego de la derrota de Daniel Scioli, en diciembre de 2015, por medio de algunos decretos y resoluciones comenzaron los cambios. Se eliminaron las retenciones al trigo y al maíz y se bajaron a la soja. Se devaluó la moneda en un 50% con un fuerte impacto inflacionario. Se eliminaron restricciones a la compra de dólares posibilitando una fuga de divisas en ocasiones mayores a los 1000 millones de dólares mensuales. Se liberaron importaciones a miles de productos con fuerte impacto negativo en la industria. Se nombraron jueces por decreto y se inició una política que desmanteló los programas sociales acompañado por masivos despidos en el estado. Al mismo tiempo, los servicios públicos aumentaban sus tarifas de manera sideral y los salarios cayeron significativamente. En abril de 2016, con ayuda de los votos del Massismo, se iniciaba un nuevo ciclo de endeudamiento consolidado en julio de 2018 con la vuelta del FMI. Todo fue de reversa. Hace algunos días, el INDEC informó 40 % de pobreza. La transformación producida por Macri, si fue efectivamente irreversible.

No obstante, el kirchnerismo logró un estatus beligerante que le permitió perdurar. Esa es su victoria. En el corto plazo se encuentra frente a una derrota. Un inevitable proceso de limpieza de sus propios cuadros políticos y de reconfiguración que le podría llevar varios años. Las posibilidades futuras de La Cámpora son establecerse como una corriente interna del peronismo en especial en la provincia de Buenos Aires, pero su principal dirigente es también su principal problema. Es que Máximignatius Kirchner (con su ética extemporánea) es al peronismo y a La Cámpora, lo que el general Cadorna al Ejercito italiano.

Quizá, las elecciones finalmente develen ese misterio que algunos se niegan a ver. El empuje del que alguna vez fue llamado el arquitecto zen del kirchnerismo, como insólitamente lo denominó un periodista que luego consiguió trabajo en la televisión pública, no contempla la posibilidad de observar la realidad. Absolutamente convencido de estar viviendo un proceso de resistencia, negado a considerar los 40 años de democracia, actúa con la épica y la estética de un militante de la JP de los 70. De igual modo el Quijote e Ignacius Really tomó la épica de siglos pasados y terminó combatiendo molinos de viento el primero y con sendos problemas en la válvula pitorica el segundo. Finalmente, el arquitecto zen, podría convertirse en un albañil con vértigo caminando por el tejado. Como la mula del mariscal de Sajonia, en estos 20 años de liderazgo de Cristina, tampoco obtuvo resultados en su aprendizaje.

El Kirchnerismo no decide aún si repetirá la estrategia del 2017 o la del 2019. Si resulta jugar por dentro del peronismo, muchos más podrán votar ese espacio independientemente del candidato. Si en cambio decide ir por la vía de Unidad Ciudadana, se le perderán algunos votos en el camino, tal como sucediera en 2017, cuando Cristina fue derrotada por Esteban Bullrich. Finalmente, la Cámpora quería el PJ para cerrar la puerta y perder la llave. El objetivo era el de siempre. Licuar al peronismo. El Frente de Todos se rompe porque hay sectores que han pisado hace rato la pieza del desvío y se dirigen a otro lado. La vuelta de Unidad Ciudadana está latente porque representa el deseo de amplios sectores. Es, en definitiva, el sueño húmedo del kirchnerismo. Recrear el FREPASO y destruir al peronismo de una vez por todas.

Un viejo chiste de la España de post-guerra, hablaba de un reproche de un vecino quien se quejaba a otro: “-Manolo, tú fuiste Monárquico, anarquista, republicano y ahora Franquista, cambias mucho de idea”. “Al contrario -contestaba Manolo- mi idea fue siempre la misma: ser el alcalde del pueblo”- Al igual que este hombre, hay que reconocer que, en un país tan cambiante, es sumamente meritorio haber tenido chofer toda la vida, aunque debe ser temible estar frente a la posibilidad de tener que abandonar la buena vida. Sin embargo, no es del todo justa esta observación. Las constantes críticas ideológicas al neoliberalismo suelen ser siempre tiros por elevación al menemismo. No conviene demasiado atacar al gobierno de la alianza ni revisar la lista de funcionarios y candidatos a diputados y senadores. En definitiva, muchas de las principales espadas del kirchnerismo son dirigentes que no han votado nunca a Néstor Kirchner. Es decir que su movimiento camaleónico no es para ser parte de cualquier cosa, sino que tiene como punto en común un disimulado anti peronismo con diferentes pelajes. A veces, de izquierda, otras progresista y otras simplemente gorila.

A esta altura, y luego de los primeros desoladores resultados electorales, es hora de entender que solo una cosa es irreversible y es el paso del tiempo. Así como la vida es todavía no estar muerto, en democracia tampoco hay victoria. La medida del éxito, en todo caso, es cuanto se tardó en fracasar. En el caso de Cristina, ni más ni menos que 20 años. Dos décadas: la ganada, y la devuelta. El paradigma político que triunfó post 2001 tiene ya demasiadas fallas y es necesario que sea reemplazado por otro. También al interior del peronismo es necesario que eso suceda. Veinte años es mucho tiempo y Cristina lleva 8 años fuera de la conducción de la maquinaria estatal. Demasiado tiempo para una dirigente política a la que cualquier otro lugar le resulta incómodo.

El cansancio es muy profundo y las energías escasean. Todos son responsables de haber debilitado al único movimiento político que podía proteger los intereses de los sectores más vulnerables, de la clase media, de los pequeños comerciantes y los sectores PYMES. También de los empresarios nacionales. Estos sectores quedan librados a su suerte y en la más absoluta desprotección. Si queremos reconstruir al peronismo, debemos forzar a nuestra dirigencia a completar las listas de candidatos. Que puedan ser identificados cuando querramos recordar porque estamos como estamos. Todos debemos acompañarlos hasta la puerta del cementerio y despedirlos con profunda tristeza.

Comienza a surgir la necesidad de rescatar al peronismo de las patotas, de las concepciones nobiliarias y cortesanas y de los profesionales de la política. El peronismo se encuentra frente a un momento clave. Si hay algo en común entre quienes desarrollan la gran política en el Frente de Todos y entre quienes simplemente desarrollamos una labor testimonial, es que ni ellos ni nosotros tenemos ninguna posibilidad en octubre. Como decía el poeta, nuestras nadas poco difieren.

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