Medio país soporta una sequía prolongada que suma pérdidas millonarias para el agro  - Política y Medios
19-04-2024 - Edición Nº5922

ACTUALIDAD

Medio país soporta una sequía prolongada que suma pérdidas millonarias para el agro 

Según los sistemas de información públicos y privados, casi el 55% del territorio nacional soporta algún nivel de estrés hídrico, que impactó fuerte en el trigo y ahora afecta a los cultivos de verano. Cuál sería la caída productiva esta campaña y qué pérdidas económicas traerá a nivel exportador y fiscal.


Por Patricio Ballesteros Ledesma

 

La superficie del territorio afectada por la sequía o en condiciones de estrés hídrico llegó a inicios de diciembre los 1.364.749 km2, equivalentes al 54,48% del área total, según el último informe del Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica.

El SISSA es una institución virtual que funciona en el marco del Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur (CRC-SAS), que provee herramientas e información sobre las sequías y sus impactos a gobiernos, instituciones no gubernamentales y privadas, e individuos.

Del total del área afectada, el 22,19% (555.812 km2) se encuentra atravesando una sequía moderada, mientras que el 14,39% (360.466 km2) está en una situación de sequía severa, el 7,43% (186.148 km2) es extrema, el 1,57% (39.384 km2) en sequía excepcional y el 8,9% (222.939 km2) se encuentra en un proceso anormalmente seco.

Por su lado, la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, que integran la Secretaría de Agricultura, el Servicio Meteorológico Nacional y organismos académicos, presentó una medición algo más dramática por incluir una superficie mayor como área afectada, que quizás no registró las últimas lluvias de noviembre. 

Según el informe presentado la primera semana de diciembre, se identificó un total de 1.636.121 km2 bajo condiciones de sequía a lo largo del territorio nacional, de los que 229.357 km2 atraviesan una condición severa, lo que implica un agravamiento respecto a su informe anterior.

 Aclaran que durante el último mes (por noviembre) se sumaron 223.000 km2 a la condición de sequía a nivel nacional y 158.000 km2 al estado severo de la misma, con 78 partidos bonaerenses, 17 de Córdoba, 13 de Santa Fe, 9 de Entre Ríos y 8 de San Luis bajo esas condiciones críticas.

 

Pocas precipitaciones y mínima humedad en el suelo

Sobre las precipitaciones señalan que durante ese mes el déficit de lluvias fue generalizado sobre el noreste y norte de Argentina. Las condiciones de sequía tendieron a empeorar en varias regiones debido a las altas temperaturas excepcionales. La zona núcleo y la región central atravesaron el período más seco en más de 60 años de registros pluviométricos.

Por consecuencia, los índices de humedad de suelo evidencian una proporción importante del país donde los almacenajes son ínfimos y no alcanzan a cubrir los requerimientos de los cultivos y pastizales. Las zonas núcleo, central y Litoral Sur son las más críticas, con los valores de almacenaje mínimos históricos para la fecha.

La persistencia del fenómeno de La Niña sumado a la baja en las precipitaciones que se observan en la región hace que el país registre un evento de sequía con impactos sin precedentes, aseguran desde el SISSA en su informe.
    
“El tercer año consecutivo de sequía que atraviesa Argentina ha tenido impactos severos en distintas regiones del país, con bajante de ríos, pérdidas de cultivos y un constante trabajo de las autoridades nacionales e instituciones científicas para establecer protocolos y políticas que permitan contar con un seguimiento y una gestión del riesgo acordes a la gravedad del fenómeno”, explica María Pilar González desde esa institución.

“Durante estos tres años la sequía no siempre afectó a una misma región, pero sí a una gran parte del país. La bajante del río Paraná y los incendios en la provincia de Corrientes son un ejemplo de esto”, detalla José Luis Stella de la Dirección Nacional de Ciencia e Innovación en Productos y Servicios del SMN.

Y la sequía se tornó histórica por la persistencia del fenómeno de La Niña, que se sabe que está relacionado con el déficit de lluvias, según el especialista. Es por eso que ahora la zona núcleo está atravesando uno de los años más secos de su historia.

 

Se produjo un 44% menos trigo que en la anterior campaña

Con este seco panorama y la siega del trigo casi terminada, la merma de la producción con respecto a la campaña anterior llegaría al 50% decían, lo que dependería de si la cosecha está más cerca de las 11,5 millones de toneladas estimadas por los privados o los 13,3 Mt que proyectaban las mediciones oficiales a fin de año.

Nadie podía tener el dato exacto, pero no fue bueno. En Nochebuena, el ministro Sergio Massa tuiteaba: “Una gran noticia para los argentinos. El informe de cosecha de trigo nos deja mucho mejor de la esperado para el 2023. A pesar de la sequía y de las desfavorables condiciones, valoramos enormemente el esfuerzo de las y los productores”.

El titular de Economía se hacía eco de un tuit del día anterior del secretario de Agricultura Juan José Bahillo que decía: “La estimación de trigo para el ciclo 2022/23 alcanzará las 14,9 Mt, lo cual garantiza tanto el abastecimiento interno como el saldo exportable para que los privados cumplan con sus compromisos”.

Sin embargo, el domingo 8 de enero en una entrevista al diario Perfil, Massa declaró: “La sequía en trigo nos lastimó, pero pronosticaban entre 9 y 10 millones de toneladas. Y el SISA, que es el registro que hacen los productores ante la Secretaría de Agricultura, nos dio un volumen de producción de 14,7 Mt de trigo”.

Pero si el SISA registra a usuarios de semillas y superficie a sembrar, es difícil o aventurado establecer con esos datos cuál es la real producción a cosecha. Y además, si el sistema abre el 1 de diciembre y cierra el 28 de febrero del año siguiente, esas 14,7 o 14,9 Mt no son las producidas en la campaña actual sino las potenciales o estimadas, por lo que la diferencia de volúmenes a cosecha entre el dato oficial y los de las bolsas tendría una probable explicación.

Ayer se develó el misterio y el dato resultó pésimo, la BCBA informó que la cosecha de trigo de la campaña 2022/23 finalizó con una caída en la producción del 44% respecto al ciclo anterior y alcanzó las 12,4 Mt. Según las estadísticas de la entidad cerealera, fue la peor de las últimas siete campañas trigueras.
    
En cualquier caso, la expectativa ahora se fija en las oleaginosas de verano y cómo evolucionarán en particular los cultivos de maíz y soja. 

 

Caída productiva de 20 a 30 millones de toneladas de granos

De acuerdo con el último relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, con el cierre de la ventana de siembra sobre el centro del área agrícola, unas 500.000 hectáreas quedaron fuera de la campaña actual, ubicando la nueva estimación de superficie en 16,2 millones de hectáreas.

Por otro lado, culminó la ventana de siembra ideal de cuadros de maíz con destino grano comercial en el centro del área agrícola. Unas 200.000 hectáreas que estaban destinadas al maíz tardío, finalmente no pudieron ser sembradas ya que no se contaba con humedad en los perfiles. 

Frente a este panorama, la nueva proyección de siembra para la campaña 2022/23 se ubica en 7.100.000 hectáreas. Esta superficie representa en números absolutos, 600.000 hectáreas menos que las implantadas que la campaña anterior.

En el documento elaborado por la Gerencia de Estudios Económicos y la Fundación INAI: Impacto de la sequía sobre la campaña 2022/2023, presentado este miércoles 11, se realiza un análisis sobre dos escenarios posibles, tomando como base las cifras presentadas en el lanzamiento de la gruesa en septiembre pasado: soja con 48 millones de toneladas, maíz con 50 Mt y girasol con 3,9 Mt.

En el primero, definido como moderado por reactivación de las lluvias, se presentan proyecciones estimadas de producción para soja, maíz y girasol de 41, 44,5 y 3,7 Mt, respectivamente. 

Por otra parte, en el segundo, se observa un escenario pesimista (sequía grave), de 35,5, 37,8 y 3,5 Mt. Ambos contextos exponen una posibilidad de ocurrencia real, los que podrían alcanzarse en caso de persistir las condiciones agroclimáticas actuales.

En síntesis, con relación a las 98,7 Mt producidas entre los tres cultivos en la anterior campaña, la actual podría sumar 89,2 Mt en el primer escenario o 76,8 Mt en el segundo. Aún sumando en ambos casos las 16,2 Mt de trigo y cebada, las caídas productivas serían de 21 Mt (-17%) a 33 Mt (-23%) con relación a la previa.


La región núcleo ya perdió la mitad de la cosecha de soja

Estas mermas tendrían un impacto negativo del 1,1% o el 1,8% en el producto bruto industrial y del 0,3% o el 0,6% del PBI en recaudación fiscal del 2023. La caída en las exportaciones previstas las dejaría en US$34.137 millones en el caso más moderado y en US$29.248 millones en la variante más grave.

Esas proyecciones implican una merma de divisas de US$9.200 o US$14.200 con respecto a la anterior campaña, lo que representa un golpe a los productores, exportadores, fisco y BCRA. 

Además, desde la BCBA apuntan que las lluvias registradas hasta la fecha, 11 de enero de 2023, continúan siendo insuficientes para revertir el escenario de sequía e incluso brindar fluidez al avance de las sembradoras.

En la Bolsa de Comercio de Rosario por su lado, al día 11, hablan del peor enero de la historia y anticipan que la región núcleo del país ya perdió casi la mitad de la cosecha de soja. “Nadie se explica cómo en 3 meses del cultivo ha sucedido esto. Si bien se sabía que sería una campaña muy difícil por la sequía, lo que se ve ha superado las peores pesadillas de los productores”, afirman desde la entidad.

El horizonte productivo que se trazaba a inicios de campaña para la soja en región núcleo era casi el doble de lo que se proyecta hoy, precisamente un 45% superior. Se estimaba 19,7 Mt sobre la sobre la base de un rinde promedio de 40 qq/ha y una intención de siembra de 5,1 M ha de soja total. Hoy se espera producir 10,7 Mt y el número se desbarranca y cede a cada semana. 

Esta baja se debe por sobre todo a la fuerte caída de los rendimientos potenciales por el escaso crecimiento que muestra el cultivo en la zona núcleo. Hoy ya se afirma 23 qq/ha promedio y una baja en la superficie sembrada de casi medio millón de hectáreas, por la extrema falta de agua que impidió cumplir con los esquemas de siembra intencionados. De esta manera se ajusta el área sojera a 4,7 M ha.

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